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Juan Ferrando Badía, fallecido el 2 de diciembre del 2007, fue catedrático de Derecho Político y Derecho Constitucional en varias universidades, y figura entre los más eminentes tratadistas de la ciencia política española. A ésta dedicó más de veinte libros y decenas de artículos científicos, de lectura y uso habitual entre docentes y discentes de nuestras universidades. Sin embargo, Ferrando Badía poseía otra dimensión, quizás menos conocida por el mundo académico: la de publicista. Un publicista metido en los combates de ideas de la España contemporánea. Por ejemplo, fue pionero, desde los primeros años sesenta del pasado siglo, en el tratamiento de las pluralidades regionales y los nacionalismos subestatales de Europa y España. A su vez, como él señalaba, esas pluralidades sólo podían conciliarse unas con otras bajo un régimen constitucional democrático. Esta materia, desarrollada en algunos de sus libros, fue además su tema de liza en varios medios de comunicación. Principalmente el diario Madrid, entonces bajo el liderazgo de Rafael Calvo Serer y Antonio Fontán, y la Revista Madrid en la capital del reino, y los diarios de Valencia en su tierra natal.

El 15 de octubre del 2008 las instituciones culturales de la Comunidad Valenciana (Consell Valencià de Cultura, Real Academia de Cultura Valenciana y la sociedad Lo Rat Penat) dedicaron un homenaje al profesor fallecido, con ocasión de la presentación del libro La Valencia del profesor Juan Ferrando Badía, editado por las dos últimas mencionadas instituciones. El libro recoge los artículos sobre cultura, identidad, lengua e historia de Valencia publicados en los diarios Las Provincias, Diario de Valencia, Levante y Revista Madrid, así como otros escritos y palabras sobre la temática.

En realidad se trata de un libro de combate. De combate de ideas. El grueso de sus textos fue publicado en lo más caliente de la ofensiva nacionalista catalana para hacer de la región valenciana una parte orgánica «dels Països Catalàns», a través de lo que Ferrando llamaba «imperialismo lingüístico» y la desfiguración metódica de las raíces históricas y culturales valencianas, apoyada en la tesis anticientífica de que el antiguo Reino de Valencia fue conquistado por los catalanes bajo un rey catalán, Jaime I. Todo esto es falso, sostiene el profesor Ferrando. Antes de la conquista, los pobladores de Valencia hablaban una lengua con la que pudieron entenderse sin necesidad de truchimán con el rey conquistador. Aunque existiese una afinidad lingüística en los variados romances levantinos de la Península previa a la llegada de los repobladores cristianos, su lengua ancestral no fue el resultado de la conquista de Valencia por éstos. Esa lengua era entendida y hablada por la población mora, cristiana y judía de Valencia. Por otro lado, los conquistadores y repobladores catalanes fueron menos numerosos que los aragoneses y navarros juntos. Pero lo determinante en esta cuestión fue la voluntad de Jaime I de hacer de Valencia su reino patrimonial, separado y distinto de cualquier otro marco institucional de la Corona de Aragón. La expresión de esta voluntad es el otorgamiento de los fueros a la ciudad de Valencia y sus dependencias.

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Así pudo el Conquistador resistir mejor las presiones señoriales contra su soberanía, que sufría por parte de los otros estados recibidos en herencia.

Esos fundamentos constitucionales permitieron a Valencia el florecimiento cultural entre los siglos XIV y XV, al tiempo que se producía la grave crisis político-constitucional del siglo XV en Cataluña y la subsiguiente decadencia cultural. El profesor Ferrando denuncia en sus artículos la apropiación de escritores y pensadores valencianos por el catalanismo nacionalista, como un intento de llenar ese hueco histórico del principado.

Profesor siempre de ciencia política, Ferrando Badía pone en su justa perspectiva la cuestión foral. Aunque fue el fuero de Valencia lo que dio identidad a lo que es hoy la Comunidad Valenciana, no hay razón para que en ella se reproduzca la melancólica reivindicación catalana de unos fueros, y la soberanía que supuestamente implicaban, ya que su funcionalidad había decaído en el siglo XVII y cuya derogación fue la oportunidad para una modernización de las estructuras políticas, administrativas y económicas de España toda. Fue precisamente en ese siglo XVIII cuando el Reino de Valencia vivió un florecimiento cultural comparable al del siglo XV, gracias a la pléyade de ilustrados valencianos, como señala el autor oportunamente.

Ferrando Badía libró esa batalla por Valencia no sólo con su pluma. Muy en contra de su gusto y hábitos, se vio obligado a acudir a las tribunas públicas cuando más arreciaba la ofensiva catalanista sobre Valencia, en los años ochenta y primeros noventa. Por esa razón hemos caracterizado lo que se presenta en este libro como «publicística de combate».

Por otro lado, el libro recoge los análisis y recomendaciones de Ferrando sobre la institucionalización de la personalidad valenciana mediante su estatuto de autonomía, en el marco de la Constitución española, haciendo así posible armonizarla y fundirla con la identidad histórica y cultural del pueblo español.

Analista de Relaciones Internacionales