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Jaume Pagès, consejero de Universia, ex rector de la Universidad Politécnica de Cataluña, catedrático de Ingeniería de Sistemas, visitó ayer UNIR para disertar sobre El Gobierno de las universidades iberoamericanas.

Pagès se preguntó hasta qué punto se podía hablar de universidades iberoamericanas, puesto que en realidad Brasil se singularizaba mucho. Las diferencias procedían de los dos estilos de conquista que hubo.

La colonización portuguesa fue en la costa brasileña y la relación con Lisboa desde allí fluía. La elite iba a formarse a la Universidad de Coimbra y luego volvía a América. En Brasil no se crearon universidades hasta el siglo XX, ya con estatutos modernos. La Universidad de Sao Paulo copió directamente el de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich. Se las dota de autonomía y se les asignan presupuestos que son el 10 por ciento de los ingresos del Estado. De ahí que en Brasil “no se preocupen” por la financiación: ahorran en los años de euforia (mayores ingresos del Estado) y tiran de esos recursos cuando al Estado no le va tan bien. Su autonomía las pone a realizar proyectos a veces tan sorprendentes como el cultivo de vinos de calidad. La tasa de cobertura resulta muy baja: del 18 por ciento (la media europea es del doble; en España está en el 40 por ciento). La demanda es extraordinaria. La oferta privada solo a veces se podría calificar de calidad.

En Brasil no se crearon universidades hasta el siglo XX, ya con estatutos modernos. La Universidad de Sao Paulo copió directamente el de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich.

En la “parte española”, entre los ilustres ejemplos de universidades que se disputan ser las primeras de América, y que cada una en algún sentido lo es, se cuentan la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM, Lima) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En su origen eran todas instituciones relacionadas con la Iglesia y con las órdenes religiosas, y con estatutos adaptados de los que entonces regían la Universidad de Salamanca. En la zona de influencia española, las singularidades se reflejan hasta en el hecho de que al rector lo elijan alumnos, como ocurre en la Universidad del Rosario (Colombia). Eso sí, es un grupo selecto al que se forma para que acierte con el candidato.

La mayoría de las universidades en Iberoamérica son privadas, y las públicas han evolucionado tanto que algunas como la UNAM funcionan como gigantes ministerios. La biblioteca nacional de México forma parte de la UNAM, el servicio meteorológico también y posee el estadio olímpico y un equipo de fútbol propio. Particularidad hay también en Buenos Aires, donde en realidad, sostuvo Pagès, lo importante consiste en matricularse. La matrícula es gratis y el ser estudiante conlleva otras ventajas económicas.

La mayoría de las universidades en Iberoamérica son privadas

A Pagés lo presentaron Pedro González Trevijano, catedrático de Derecho Constitucional y director del Foro de Nueva Revista dedicado a estudiar el gobierno de las universidades, y Miguel Ángel Garrido Gallardo, editor de Nueva Revista. Sostuvo González Trevijano que tanto Ortega y Gasset, con su Misión de la Universidad, como Giner de los Ríos, con su Universidad española, que se preguntaban por los contenidos que enseñar y por cómo había de ser la formación de los profesores, ahora tendrían muy en cuenta también el factor de cómo gobernar las universidades, independientemente de que fueran públicas o privadas.

En la segunda parte del seminario hubo un debate con una serie de expertos. Federico Morán, catedrático de la Universidad Complutense (Madrid), se interesó por la ratio de universidades públicas y privadas en Iberoamérica. Jaume Pagès no disponía en ese momento del dato exacto, pero sí sabía con certeza que la proporción era muy favorable a las privadas, salvo en el caso de Argentina. Aunque incluso en Argentina el mayor número de egresados procedía de las privadas, no de las públicas (gratuitas). En Uruguay lo público era también muy importante. El beneficio para las instituciones privadas de enseñanza, en consecuencia, arrojaba cifras considerables, con rendimientos económicos del 15 al 20 por ciento.

Luis Delgado, doctor en Físicas, del SEPIE, observó que Brasil ahora estaba convergiendo con el resto del espacio iberoamericano hacia el tipo de universidad clásico, docente e investigadora, y que lo decisivo era lo que ya es decisivo para todos: órganos capaces de tomar decisiones y buen sistema de selección. Jaume Pagès añadió a ese comentario que, en efecto, la apertura al mundo empresarial ya no era un tabú en las universidades iberoamericanas porque las universidades públicas en buena medida se desvinculaban de procesos revolucionarios, aunque tenía más peso la cooperación que la relación con la empresa.

La apertura al mundo empresarial ya no es un tabú en las universidades iberoamericanas

Javier Uceda, catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid, apuntó al proceso de reclutamiento de profesores, de más trascendencia que el de rector. El relato de Pagès había puesto de manifiesto la enorme diversidad de las universidades iberoamericanas, para lo mejor y para lo peor, y la extraordinaria demanda que existe. Lanzó este catálogo para la excelencia: 1.º fomentar la capacidad de decisión del equipo rector, con responsabilidad, rindiendo cuentas; 2.º la autonomía académica; 3.º vocación universitaria sin que el lucro fuera lo más importante y 4.º que se incorporen al gobierno personas singulares especialmente cualificadas del mundo social y empresarial. Jaume Pagès añadió a esas palabras, con las que estaba de acuerdo, que de las cuatro mil universidades iberoamericanas, en realidad lo serían solo unas cien. Muchas escuelas de peluquería, por ejemplo, se calificaban a sí mismas de universidades.

Guillermo Calleja, catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos, insistió en la idea de responsabilidad: el profundo sentido de responsabilidad que han de tener los que gobiernan las universidades. Por sí mimas, las universidades sin ánimo de lucro no eran ni mejores ni peores. Lo concluyente eran los resultados.

Sofía Unda, profesora de la Facultad de Educación (UNIR), mencionó un estudio de la Universidad Autónoma de Madrid de 2013 sobre el gobierno de las universidades, en el que participó, y en que se puso de manifiesto la falta de capacidad ejecutiva en la universidad, la inoperatividad en muchos casos de la pública y el papel difuso de los consejos sociales. Intervino también José Iribas, director de Expansión Académica de UNIR, interesándose por el avance en la colaboración hispano-americana de tal manera que, por ejemplo, muchos iberoamericanos vengan a estudiar a España o que se creen cursos de postgrados adecuados allí con universidades españolas. Jaume Pagès respondió aludiendo a la necesidad de trabajar caso a caso, con realismo, viendo las necesidades sobre el terreno.

A la sesión asistieron también Alejandra Bonilla Leguizamón (ministra consejera de la Embajada de Colombia en España), Jesús Gualix (sindicato de enseñanza privada FeSP-UGT) y Juan José Santos Marcos (Organización de Estados Iberoamericanos, OEI).

Director de «Nueva Revista», doctor en Periodismo (Universidad de Navarra) y licenciado en Ciencias Físicas (Universidad Complutense de Madrid). Ha sido corresponsal de «ABC» y director de Comunicación del Ministerio de Educación y Cultura.