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Considerada la primera novela moderna inglesa, Robinson Crusoe se publicó en Londres en 1719. En un momento que las expediciones marítimas y los descubrimientos geográficos estaban en auge, Defoe pudo inspirarse en varias experiencias reales que tuvieron eco en los medios de comunicación: las fracasadas aventuras del marino escocés Alexander Selkirk y las del marinero español Pablo Serrano. El subtítulo plasma la fascinación que existía en esos años por todo lo exótico: «La vida e increíbles aventuras de Robinson Crusoe, de York, marinero, quien vivió veintiocho años completamente solo en una isla deshabitada en las costas de América, cerca de la desembocadura del gran río Orinoco; Habiendo sido arrastrado a la orilla tras un naufragio, en el cual todos los hombres murieron menos él. Con una explicación de cómo al final fue insólitamente liberado por piratas. Escrito por él mismo».

Sorprende la apariencia de verosimilitud que Defoe quiso dotar a su narración, un interesante y exótico análisis de cómo el hombre apenas tiene recursos para enfrentarse a lo desconocido que le rodea. Como Los viajes de Gulliver, publicada años después, también el libro admite una lectura muy local, pues Defoe describe las actividades y el espíritu de Robinson Crusoe como los del perfecto colonialista en una época de desarrollo del Imperio inglés. La primera parte del libro cuenta a la perfección el ambiente de aventura que se vivía en su época y el desmedido afán de fortuna por encima de frenos morales.

Y es que —así comienza el argumento de la novela— Robinson, de 19 años, desoyendo los consejos de sus padres, se embarca en busca de aventuras. Navega por las costas africanas, es apresado por un barco pirata y pasa años de esclavitud. Logra escapar en una chalupa y es recogido por un barco portugués. Después se establece en Brasil, donde compra una plantación y la cultiva durante varios años hasta que le proponen participar en una expedición a la costa africana para conseguir esclavos ilegalmente, porque hacen falta en las plantaciones de Brasil. El barco en el que viaja Robinson naufraga y mueren todos menos él, que llega a una isla desierta.

En la isla, Robinson pasa mucho tiempo solo, temiendo los ataques de unos caníbales que de vez en cuando desembarcan en la isla para realizar sus banquetes de víctimas humanas. De uno de esos banquetes se escapa un indio caribe, al que Robinson salva, catequiza y pone por nombre Viernes, el otro gran protagonista de la novela.

Por su originalidad y calidad literaria, la novela tuvo un enorme éxito, lo que también certifica el peso que tenía la cultura inglesa en el contexto internacional en aquel tiempo. Narrada con un estilo inmediato, en primera persona, es una novela que ha marcado época y que ha creado tendencia. Todavía hoy su argumento forma parte del imaginario colectivo tantas veces anhelado: qué haría yo en una isla desierta. En este sentido, hay que destacar el éxito de la película Náufrago, del año 2000, interpretada magníficamente por Tom Hanks.

Adolfo Torrecilla (Madrid, 1960) es profesor y crítico literario. Dirige la sección de literatura de la agencia Aceprensa y colabora en diferentes revistas y medios de comunicación. Entre otras publicaciones, es autor de "Dos gardenias para ti y otros relatos".