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Llega un momento en que los bancos centrales tienen que dar un giro a su política monetaria, y abrir una etapa con tipos de interés más elevados para revisar a la baja la tasa de inflación” afirmó el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense Ramón Febrero en una sesión del seminario Inflación y política monetaria, celebrada en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

Se trata de un ciclo de conferencias organizado por el Consejo Social de UNIR, y dirigido y moderado por Francisco Cabrillo, catedrático emérito de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid y profesor Eminent Senior en UNIR.

Francisco Cabrillo lanzó esta pregunta para introducir la sesión “¿qué políticas deberían aplicar los bancos centrales si, como todo indica, la inflación fuera algo más que temporal y no se corrigiera por sí misma?”

Ramón Febrero explicó que la crisis del COVID se tradujo en “una caída de la renta real, una importante caída de la demanda de dinero y, por lo tanto, de una subida de la inflación”. En este escenario, “los bancos centrales han renunciado a su mandato fundamental: mantener la estabilidad de los precios”, supeditándolo a “activar el nivel de producción de la economía, a enfrentarse al problema del desempleo o a ayudar a financiar a los gobiernos”.

“Los bancos centrales no están haciendo  política monetaria,  sino una forma de política fiscal, al dedicarse a la financiación del gasto público”

En este sentido, “no están haciendo, en realidad, política monetaria sino una forma de política fiscal, al dedicarse a la financiación del gasto público”.

“La inflación” -afirmó el catedrático- “consiste en una ascenso o subida generalizada del precio de los bienes y servicios, y para que sea clasificada como tal tiene que ser sostenida«.

Para hacer frente al fenómeno, actualmente es necesario que “los bancos centrales acaben con las políticas de corte expansivo, dejen de hacer compras masivas de activos y reconduzcan la oferta monetaria”.

LA MAYOR TASA DE INFLACIÓN DE LA FASE EURO

En la sesión también intervino como panelista Pedro Durá, coordinador del Máster en Economía de la Universidad Complutense. Recordó que “la tasa de inflación de la Unión Europea, un 5,1%, es la mayor de la fase del euro. Y la española, con un 6,5%, la más alta desde la Expo de Sevilla, de 1992, cuando hubo que devaluar la peseta hasta cuatro veces”.

Pedro Durá.

No es una sorpresa que los precios crezcan, teniendo en cuenta simplemente el crecimiento de la oferta monetaria, sin contar con los cuellos de botella o el encarecimiento del gas” indicó.

Y señaló que, a raíz de la pandemia, el Banco Central Europeo se ha dedicado a comprar activos para financiar a los Estados, “posponiendo la subida de tipos de interés para más adelante, hasta finales de 2023”; aunque desde hace unos días no descartan retirar los estímulos en 2022. Su presidenta, Christine Lagarde ha prometido no precipitarse, quizá por el antecedente de Jean-Claude Trichet, que subió los tipos en plena crisis de 2008.

ESPIRAL SALARIOS-PRECIOS

Finalmente intervino María Jesús Fernández, analista de macroeconomía y coyuntura. Consideró que “la actual subida de los precios de materias primas y productos energéticos tiene un componente monetario”. Ya que se ha producido, entre otros factores, “por un crecimiento espectacular de la demanda mundial, debido a unas políticas fiscal y monetaria fuertemente expansivas”. Lo cual puede acabar convirtiéndose en “un fenómeno inflacionario persistente y duradero, mediante la espiral de salarios-precios”.

María Jesús Fernández.

Explicó que “después de tanto años con tipos negativos y compra masiva de títulos de deuda, el cierre del grifo de la liquidez puede generar gran inestabilidad en los mercados financieros y subidas en las primas de riesgo”.

“España es uno de los países más vulnerables, por la conjunción del elevado nivel de deuda pública con el de déficit estructural”

Y “España es uno de los países más vulnerables, por la conjunción del elevado nivel de deuda pública con el de déficit estructural -el más elevado de la Unión Europea-” advirtió.  De forma que “cuando el Banco Central Europeo deje de comprar deuda pública se puede disparar nuestra prima de riesgo, y la economía española puede verse en serios apuros”.

Peligro que sólo se podría conjurar, según Fernández, si “fuéramos capaces de generar suficiente confianza en los mercados financieros como para que estén dispuestos a comprar nuestra deuda”. Para ello sería necesario que se presentara “un plan de consolidación fiscal, a medio y largo plazo, para eliminar el déficit estructural”.

Doctor en Comunicación. Periodista y escritor. Coordinador editorial de Nueva Revista.