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Christopher F. Rufo. Investigador, asesor político, activista, estratega de la derecha estadounidense, acaba de publicar el libro La Revolución Cultural Americana: Cómo la izquierda radical conquistó todo.


Avance

«He pasado los últimos tres años documentando la revolución cultural de Estados Unidos. Ahora, en un nuevo libro […], expongo la historia secreta de la «larga marcha a través de las instituciones» de la izquierda, desde 1968 hasta el presente». Este es Christopher Rufo presentando en Twitter su última obra. Aunque no está publicado en España, es posible adelantarse y acertar al decir que en ella tendrán buen peso las páginas dedicadas a argumentar contra la «teoría crítica de la raza» porque ese combate marca la carrera de Rufo: «Saltó a la fama en 2020 por documentar la penetración de las ideas progresistas en los programas escolares estadounidenses. Nadie que no fuera un cargo electo […] fue tan decisivo: se convirtió en el cerebro de los ataques de la derecha a la izquierda», sostiene The Economist en un artículo reciente donde traza un perfil de Rufo y se hace eco de su nuevo libro.

En la crítica de la obra el semanario destaca algunas virtudes y un defecto capital: su relato fatalista de la toma del gobierno federal «no es nada convincente», sentencia, y remata: «La contrarrevolución a la revolución cultural estadounidense que el Sr. Rufo pide explícitamente lleva años en marcha. Bien debería saberlo él que está, en apropiación de la terminología leninista, a la vanguardia».


Artículo

«Christopher F. Rufo. Liderando la lucha contra el régimen ideológico de izquierdas. 74.000 suscriptores». Esas son las coordenadas que se encuentran al inicio de la página web (en Substack, una plataforma de creación de contenidos escritos) de este «escritor, cineasta y activista» en su propia definición. Y prosigue: «He lanzado este Substack como centro de todo mi trabajo sobre la teoría crítica de la raza, la ideología de género, el secuestro institucional y la decadencia social. Como suscriptor, serás el primero en ver nuevos artículos, vídeos, informes y campañas de activismo. Además, participaré activamente con los lectores en los comentarios, así que asegúrate de suscribirte y compartir tus opiniones». Obedezcas o no, tienes acceso a más explicaciones: «Mi trabajo se organiza en torno a una misión sencilla: desafiar y luego derrocar el régimen ideológico de izquierdas que ha dominado la vida estadounidense durante una generación».

Una vez presentado en sus propias palabras, estas son las que le dedica el semanario británico The Economist: «Christopher Rufo, antiguo cineasta y escritor conservador al servicio del Manhattan Institute, saltó a la fama en 2020 por documentar la penetración de las ideas progresistas en los programas escolares estadounidenses. Nadie que no fuera un cargo electo ‒excepto quizá Tucker Carlson, expresentador de Fox News‒ influyó como él hasta convertirse en el cerebro de los ataques de la derecha a la izquierda. Hizo mucho hincapié sobre la «teoría crítica de la raza» (que sostiene que el racismo sistémico es la causa de la desigualdad), promoviendo que Donald Trump emitiera una orden ejecutiva en 2020 prohibiéndola en los departamentos y contratos federales. En la actualidad, Rufo se centra en otras cuestiones que causan división como el género y la sexualidad».

Marcando el paso a la derecha

La historia fue como sigue, según contaba la periodista Yolanda Monge en un artículo de El País titulado Prohibido hablar en clase de racismo, género o comunismo: una oleada de leyes limitan en EE UU la libertad de enseñanza de los profesores: «(…) Estas leyes restrictivas en colegios —y universidades— tienen su origen en el verano de 2020, cuando un investigador llamado Christopher Rufo, que entonces trabajaba en el Instituto Discovery en Seattle, un centro educativo conservador centrado en la promoción del diseño inteligente, escribió una serie de artículos para el digital City Journal. En ellos, describió un adoctrinamiento en los colegios donde, aseguró, se aplicaban programas que pretendían convertir a los alumnos en teóricos críticos de la raza.

Estos textos atrajeron la atención del polémico presentador de Fox News Tucker Carlson, que lo invitó a su programa. Al día siguiente, Mark Meadows, entonces jefe de gabinete de la Administración de Donald Trump, dejó saber a Carlson que el mandatario, que se jactaba de solo ver la Fox, se había mostrado interesado en las ideas de Rufo. En cuestión de días, Rufo entró en conversaciones con la Casa Blanca para dar una respuesta legislativa o ejecutiva. A finales del verano, Trump firmaba una orden ejecutiva en la que prohibía que cualquier agencia estatal discutiera ciertas ideas como parte de la capacitación de los empleados. Joe Biden revirtió la norma a su llegada a la Casa Blanca pero la semilla ya había germinado en los Estados. “El efecto bola de nieve había comenzado a rodar”, concluye Young». La periodista se refiere a Jeremy Young, director del departamento de libertad de expresión y educación de PEN América con quien habla para su artículo.

Al igual que el expresidente Trump, su compañero de partido Ron DeSantis es también un atento seguidor de Rufo, de modo que es muy probable que —como se lee en The Economist— «aunque no se le mencione de forma expresa, Rufo pueda influir en muchos candidatos republicanos y en los temas con los que deben atacar».

¿Una nueva Revolución Cultural?

Christopher Rufo:La Revolución Cultural Americana: Cómo la izquierda radical conquistó todo. Harpers Collins, 2023

Muchos de esos temas se encuentran en el último libro de Rufo titulado La Revolución Cultural Americana: Cómo la izquierda radical conquistó todo. Tiene apenas dos meses y así lo anunciaba en Twitter el pasado mes de junio: «He pasado los últimos tres años documentando la revolución cultural de Estados Unidos. Ahora, en un nuevo libro para HarperCollins, expongo la historia secreta de la «larga marcha a través de las instituciones» de la izquierda, desde 1968 hasta el presente. A la venta el 18 de julio». El título, es evidente, hace referencia a la Revolución Cultural China, iniciada en 1966 y la metáfora atraviesa toda la obra, como señala The Economist, que apostilla entre paréntesis: «el lector podría objetar sensacionalismo en la comparación, dado que el número de muertos de la versión estadounidense es casi inexistente». También recurre a los lectores y a su posible sorpresa ante el hecho de que la obra, más que un catálogo de polémicas actuales, sea un libro de historia: «La revolución cultural americana es una historia intelectual de las teorías críticas, generalmente de origen marxista, que surgieron hace algunas décadas y que, según la persuasiva y bien escrita narración del Sr. Rufo han mutado en la actual teoría de la justicia social». Y prosigue así la reseña del libro: «El autor argumenta que las ideas radicales de derrocar el capitalismo y deconstruir la objetividad, desacreditadas por los fracasos del comunismo en el Este, emprendieron no obstante una “larga marcha a través de las instituciones de América, empezando por las universidades y terminando con la toma de control de las empresas de élite, los medios de comunicación y el gobierno”».

Para justificar sus teorías elige los cuatro jinetes de su particular apocalipsis: Herbert Marcuse, Angela Davis, Paolo Freire y Derrick Bell y traza el impacto de sus ideas a lo largo del tiempo. La crítica de The Economist es ponderada, equidistante para otros: valora la investigación, que califica como «meticulosa»; de los detalles dice que son «forenses». El panorama que traza es «refrescantemente escéptico y difícil de rebatir, dado que las cuestiones más incendiarias se suelen exponer citando directamente a los pensadores».

En el capítulo de defectos, la publicación señala dos: el primero, que se salta la parte más interesante del proceso, es decir, «la mutación real de estas ideas dentro de la academia en algo más virulento». En segundo lugar, lo que a The Economist le parece más grave: «A menudo, el Sr. Rufo no puede evitar hablar de la revolución de izquierdas como si estuviera a punto de alcanzar la victoria total, si es que no la ha alcanzado ya». Y cita algunas frases del propio libro donde el autor escribe que «La empresa ya no existe para maximizar los beneficios, sino para manejar la diversidad y la inclusión. El Estado ya no existe para garantizar derechos naturales, sino para lograr la ‘justicia social’». El semanario cree que esto no es así, que «las empresas siguen estando motivadas por el beneficio y algunas incluso están despidiendo al personal que habían contratado para supervisar las iniciativas de diversidad e inclusión» y que «muchos Estados republicanos se resisten al mandato de la justicia social y lo hacen en consulta con el propio Sr. Rufo». El relato fatalista de la toma del gobierno federal «no es nada convincente», sentencia, y remata: «La contrarrevolución a la revolución cultural estadounidense que el Sr. Rufo pide explícitamente lleva años en marcha. Bien debería saberlo él que está, en apropiación de la terminología leninista, a la vanguardia».

Periodista cultural