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Ver productosA propósito de una respuesta del canciller alemán, Friedrich Merz, sobre el aborto
17 de julio de 2025 - 5min.
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Qué quiere decir hoy día ser político y ser cristiano a la vez, defender una política cristiana. Sobre eso reflexionaba el 12 de julio el obispo católico noruego Erik Varden. Se hacía preguntas pensando en la comparencia del canciller alemán, Friedrich Merz, del 9 de julio en el Parlamento alemán. Merz pertenece a la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU: Christlich Demokratische Union Deutschlands) y es el canciller de Alemania desde el 6 de mayo de 2025.
Nos referimos ahora al vídeo de la sesión del 9 de julio. En el minuto 49, pregunta la parlamentaria Beatrix von Storch, de Alternativa para Alemania (AfD: Alternative für Deutschland), a Friedrich Merz:
—¿Es compatible con su conciencia elegir a la señora Frauke Brosius-Gersdorf [como jueza del Tribunal Constitucional alemán], para la cual el concepto de dignidad de la persona no rige si la persona no ha nacido? La señora Brosius-Gersdorf defiende que dos minutos antes, cuando se le practica el aborto a un niño de nueve meses, no tiene dignidad humana. ¿Es compatible con su conciencia elegir a esa mujer, sabiendo que muy probablemente esa señora, en breve, votará a favor de la derogación del artículo 218 del Código Penal alemán?
Contestación literal y brevísima del canciller alemán, demócrata cristiano:
—Sobre el alcance y el significado del artículo 1, párrafo 1, de nuestra Constitución, señora Von Storch, debatiría yo con mucho gusto con usted en otra ocasión. Pero por lo que se refiere a su pregunta, mi respuesta sencilla es: sí.
El artículo 1, párrafo 1, de la Constitución alemana, subraya: «La dignidad del ser humano es intangible. Respetarla y protegerla constituye obligación de todo poder público».
Frauke Brosius-Gersdorf ha sido propuesta para el cargo por los socialistas alemanes, pero a los efectos de esta entrada da igual que hubiera sido la candidata del CDU o de cualquier otro partido político. Merz la apoya, como se ve.
La pregunta de Beatrix von Storch, recuerda Erik Varden, es «emblemática de los enfrentamientos que se están produciendo en muchos países occidentales». La señora Brosius-Gersdorf «mantiene una postura a priori [en este libro]: la dignidad humana no se aplica dondequiera que exista vida humana». Sobre esa base, Brosius-Gersdorf concluye que es válido abortar hasta en el noveno mes de embarazo, hasta un minuto antes del parto natural.
Como hemos visto, en la comparecencia del día 9 de julio «se le pregunta al canciller Friedrich Merz, representante de la Unión Demócrata Cristiana, si puede, en conciencia, apoyar la nominación a este cargo crucial de una persona para quien un feto de nueve meses, dos minutos antes de nacer, carece de dignidad humana». El canciller responde con un monosílabo: «Sí», constata Varden.
El episodio en su conjunto ejemplifica para Varden que no estamos ante un político cristiano o que no se defiende una política cristiana. La respuesta monosilábica de Merz le dejó muy mal sabor de boca.
Más información:
—El artículo 218 del Código Penal alemán dice: «1) Quien interrumpa un embarazo será castigado con pena de prisión de hasta tres años o multa. Los actos cuyos efectos se produzcan antes de que se complete la implantación del óvulo fecundado en el útero no se considerarán abortos a efectos de esta ley. (2) En casos especialmente graves, la pena será de prisión de seis meses a cinco años. Generalmente, se considerará caso especialmente grave si el autor: 1. Actúa contra la voluntad de la embarazada o 2. Causa imprudentemente un riesgo de muerte o un daño grave a la salud de la embarazada. (3) Si la embarazada comete el acto, la pena será de prisión de hasta un año o multa. (4) La tentativa es punible. La embarazada no será castigada por intentar el acto» (Strafgesetzbuch (StGB) § 218 Schwangerschaftsabbruch).
—Pero el § 218 a) autoriza abortos realizados hasta las doce semanas, siempre que haya una consulta previa obligatoria y un periodo de reflexión (§ 218 a (1)); y abortos en cualquier momento si existen indicaciones médicas o psicológicas, o si el embarazo resulta de una agresión sexual (§ 218a (2) y (3)) (Strafgesetzbuch (StGB) § 218a Straflosigkeit des Schwangerschaftsabbruchs).
—El canon 915 del Código de Derecho Canónico estipula: «No deben ser admitidos a la sagrada comunión los excomulgados y los que están bajo entredicho, después de la imposición o declaración de la pena, y los que obstinadamente persistan en un pecado grave manifiesto».
—En una nota fechada el 9 de julio de 2004, el cardenal Ratzinger respondió a la conferencia de obispos de EE. UU., recordando la obligación de negar la comunión a quienes «persistentemente perseveran en pecado grave manifiesto», por ejemplo, políticos que apoyan leyes de aborto o eutanasia.
—En los EE.UU., el expresidente Joe Biden, nominal y oficialmente católico, apoyó el derecho al aborto legal y el acceso a anticonceptivos, en clara contradicción con la doctrina católica. En 2004, la Conferencia Episcopal de los EE. UU. publicó la guía «Catholics in Political Life». En ella se afirma: «Legalizar esta acción [el aborto] intrínsecamente perversa es en sí algo malo. Este es un punto que recientemente se ha enfatizado más en la enseñanza católica oficial. Se puede decir que tal sistema legal coopera con esa maldad cuando no protege la vida de aquellos que no tienen protección alguna, excepto bajo la ley. En los Estados Unidos de América, el aborto solicitado se ha convertido en un derecho constitucional por medio de una decisión de la Corte Suprema. El no proteger la vida de los miembros inocentes e indefensos de la raza humana es pecar contra la justicia. Por lo tanto, aquellos que formulan las leyes tiene una obligación de conciencia de trabajar para rectificar leyes defectuosas en lo moral, para que no sean culpables de cooperar en esa maldad y pecar contra el bien común». Y más adelante, sobre si es necesario negarles la Santa Comunión a algunos católicos que están en la vida pública debido a su apoyo al aborto solicitado: «Dado el número de circunstancias que involucra el llegar a un juicio prudencial sobre un asunto tan serio, reconocemos que esta es una decisión que deberá hacer cada uno de los obispos de acuerdo con los principios canónicos y pastorales establecidos. Los obispos pueden, en forma legítima, emitir un juicio diferente sobre el camino más prudente de acción pastoral. Sin embargo, todos compartimos el compromiso inequívoco de proteger la vida y la dignidad humana y de predicar el Evangelio en tiempos difíciles».
—En 2008, el obispo Joseph Martino (Pensilvania) dijo que a Biden no se le daría la comunión en su diócesis. En 2004 y 2009, el cardenal Raymond Burke pidió formalmente negar la comunión a políticos pro‑aborto como John Kerry y Barack Obama.
Foto: Freepik / Licencia libre. Se puede consultar aquí. / Traducciones de JMGN, menos la oficial vaticana y la oficial de conferencia de obispos de los EE. UU.