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El alcalde de la Ciudad Condal se enfrenta cotidianamente al gran reto de llevar a buen puerto los cambios fundamentales que se requieren para la celebración en condiciones óptima s de los Juegos Olímpicos de 1992. Con aire optimista y esperanzado, pero sabiendo mu y bien Ja dimensión de los problemas que aún tendrá que solucionar, habló para Nueva Revista sobre el estad o de las obra s olímpicas y el futuro de Barcelona.

Pregunta. Alcalde, su apellido es uno de los más representativos de Cataluña a lo largo de tres generaciones. Desde el poeta Joan Maragal) al gestor hay una común participación en los problemas de Cataluña. ¿Tiene algo de representativo, no es casualidad que se haya pasado de la escritura a la acción de gobierno y de una manera de gobernar y de hacer política tan pensada a las cuestiones prácticas del día a día?

Respuesta.  Algo que ver no creo que tenga, porque mí abuelo más bien dejó lo práctico — que era la industria familiar textil—, e incluso el despacho de abogado donde ejerció, de manera que se dedicó a algo que tenía que ver en el sentido que era público, y fue secretario del Consejo de Redacción del Diario de Barcelona durante bastante tiempo; pero su trayectoria fue de lo práctico a lo político, y la mía ha sido más bien al revés, de la universidad a lo práctico.

Barcelona ante las Olimpiadas

P. ¿Cuáles de las obras que se están llevando a cabo en Barcelona para la

R. Lo que me preocupa es todo; es decir, ahora mismo hay trescientas obras en marcha. La verdad es que a mí lo que me preocupa no son tanto los proyectos como el poner en marcha un dispositivo de personas, que son las que saben cómo va cada obra y me lo cuentan. Esto ya está montado, pero existe ahora mismo un grupo de trabajo que tiene un contrato con una empresa de ingeniería americana que se llama Bechtel y nosotros tenemos informes quincenales de los proyectos críticos, dentro de los trescientos, además de informes aleatorios del resto de las obras no tan sistemáticos, pero representativos. Más que ocupado en las obras he estado ocupado en poner en marcha este dispositivo. ¿Cuáles de estos proyectos son más críticos? Algunos de los tramos de los cinturones de ronda son más críticos que otros. Como siempre ocurre, el punto donde se unen todos: los nudos son preocupantes y complejos. Aparte de esto, una obra no preocupante es el Anillo Olímpico, que está prácticamente terminado a un año de los Juegos; este verano ya vamos a hacer ahí ensayos.

P. ¿Sigue habiendo la impresión de que el problema del desplazamiento hasta Montjuic no está resuelto?

R. Éste es el otro gran problema: no está solucionado como yo quería, pero está solucionado, Yo creta que iba a ser posible hacer llegar el Metro a Montjuic en el 92; no lo ha sido, pero sin embargo en estos días se firma el convenio para la construcción de la línea dos de! Metro, que va desde Badalona a Montjuic, una extensión importante, con 34.000 millones que cuesta construirla, de modo que los Juegos Olímpicos, en este caso, no para ellos mismos pero sí para la ciudad, han conseguido arrancar este proyecto tan importante. En cuanto a los Juegos, son 15 días; tan poco, que es imposible para ese tiempo hacer un dispositivo muy excepcional, que va a funcionar bien, y sin embargo este dispositivo no será mantenible el resto del año.

P. ¿Cómo se van a resolver los problemas de alojamiento?

R. Hay problemas de alojamiento en general porque hay mucha demanda —más de la que nosotros vamos a poder canalizar—; esto ha pasado en todos los Juegos de Verano. Tenemos que alojar a 40.000 personas estrictamente, que forman parte de la familia olímpica: 15.000 atletas, 15.000 periodistas, patrocinadores y personalidades, además de alrededor de 40.000 voluntarios, la mayoría del entorno, con lo cual no necesitan alojamiento, y luego ias Fuerzas de Seguridad, que hay que contar que vendrán unas 15,000 personas, de las cuales unas 7.000 se van a alojar en los campos de Bellaterra.

P. ¿Se puede garantizar un eficiente dispositivo de seguridad contra posibles atentados?

R. Habrá el más eficiente dispositivo de seguridad porque se va a unir a lo que sepamos hacer aquí, Sa tecnología de todos los países del mundo más avanzados en estos temas, que nos están ayudando; no sólo asesorando, sino colaborando. Es la seguridad creada por todos los países del mundo que participan, que son todos, incluidos los más expertos en estas materias.

P. En el 93 se calcula que sólo el mantenimiento de parques, jardines, calles de nueva planta, etc., costará al Ayuntamiento un desembolso anual de 4.000 millones. ¿Qué le sugiere esta cifra?

R. La cifra tiene mucho significado y muy poco, porque, en definitiva, nosotros gastamos mucho más que eso, y además no es que las instalaciones olímpicas vayan a costar de mantenimiento todo eso, sino que se refiere a todo lo que se ha invertido en Barcelona estos años, que tiene que ver en algunos casos con los Juegos y en otros no. En cualquier caso, esta cifra indica la voluntad del Ayuntamiento de Barcelona de preferir el mantenimiento sobre la nueva inversión a partir de ahora.

P. ¿Qué incidencia puede tener el continuo descenso del dólar a la hora de cubrir las previsiones económicas de los JJ.OO., por el hecho de que muchos de los contratos se hicieron en dólares?

R. Sí, algunos contratos importantes se hicieron en dólares. Nosotros calculamos sobre unos cuatrocientos millones de dólares —una incidencia del diez por ciento, porque de hecho nosotros tenemos asegurada hasta una paridad de 115—. Hicimos el presupuesto y algunos contratos cuando el dólar estaba a 160 o 170 pesetas, pero aseguramos hasta 115. De 115 para abajo hasta 95 que ha llegado a estar son diez pesetas, por 100 es un 10 por 100; por tanto, sobre 400 millones de dólares serían cuarenta, que viene a ser unos 4.000 millones de pesetas que nos jugamos según evolucione el dólar, ya que la mayoría de estos pagos están todavía por realizarse. La mayoría de los técnicos piensan que el dólar se situará en una cotización más alta aproximadamente en primavera de este año. Si esto es así (es decir, si estuviéramos alrededor de 115 pesetas), no habría pérdida; si la recuperación no se produce, entonces sí; de todos modos, hay que tener en cuenta que esta cifra sobre un total de 140.000 millones de presupuesto del COOB, líquido, y de un presupuesto de 180,000 contando las entregas en especie, nos permite decir que se ha equilibrado en cifras globales. La verdad es que hay que distinguir lo que es el equilibrio de tesorería exacto, por un lado, y lo que es el excedente que ha generado el COOB, que es de 280 millones de dólares para el CIO -—que no se cobraron en Los Angeles—, y, por otra parte, el COOB va a ayudar a las Administraciones públicas a invertir por valor de 34.000 millones de pesetas. El excedente general de Barcelona 92 es más del doble I del generado en Los Angeles 84.

P. El Ayuntamiento de Barcelona ha llevado a cabo una campaña que, bajo el lema «Barcelona, posat guapa», pretendía animar a los vecinos de Barcelona a mejorar en lo posible el aspecto de sus edificios. ¿Hay una respuesta favorable por parte de los barceloneses?

R. Sí ha habido una buena reacción. Tenemos datos de esta campaña, que empezó con el «palo y la zanahoria», con unas cartas a los propietarios de edificios de relieve a los que se les conminaba a mantenc sus fachadas decentes si no querían tener que pagar un arbitrio de edificación descuidada o deficiente, y, sin embargo, por otra parte, se les ofrecía la posibilidad de adecentar sus fachadas y de tener para ello una serie de bonificaciones fiscales, no muy importantes pero sí suficientes para que se produjera lo que se produjo: un movimiento ya imparable de emulación entre unos y otros que ha hecho que esto sea un proceso muy eficaz para mejorar el aspecto de muchos edificios con o sin intereses arquitectónicos. No sólo son fachadas: hay también limpiezas de antenas, pintura o cobertura de medianeras, mejora de balcones y persianas, adornos con flores, insonorización y limpieza de establecimientos públicos, etc.

P. Los vecinos de Barcelona sufren y sufrirán hasta la cita olímpica los problemas que generan las obras —sobre todo el tráfico— más grandes de su historia. ¿Cree que el civismo histórico catalán se hace presente en la aceptación de las incomodidades de la vida diaria?

R. La resistencia de la gente de Barcelona ha sido muy grande, entre otras cosas porque saben que tas obras se hacen para circular mejor, como es natural, y esto les incita a mantener una actitud más cívica de la que sería corriente en otros contextos. Sin embargo, hay mucho que mejorar; en este momento tenemos algunas situaciones nada encomiables en materia de disciplina.

La nueva ciudad

P. ¿Cuánto cuesta la «nueva Barcelona» que se perfila para el 92?

R. Esto, más que costar, al revés, nos lo regalan, ya que los 34.000 millones son aportados por la venta de billetes, sellos, monedas, los patrocinios, venta de las imágenes de televisión, etc. De todos estos ingresos se produce una adición neta al capital social de este orden que le he dado de 340 millones de dólares, o sea, que esto no cuesta, sino al revés. Lo que cuesta la inversión ahora mismo está siendo pagado un poco por todas las Administraciones públicas; depende de dónde se ponga el límite de lo que es de interés olímpico o no: sólo los cinturones cuestan más de 100.000 millones, y paga el Ayuntamiento, pagó el Área Metropolitana, la Generalitat, el Ministerio de Obras Públicas, pagan algunas de las empresas municipales del holding olímpico, que se financian en parte con dinero público y en parte con la venta de algunas de sus propiedades o activos. Es muy difícil saber lo que ha costado al contribuyente. Pero yo te digo que los cinturones cuestan 100.000 millones, que las obras deportivas 34.000 millones gratis —para entendemos—, más una aportación quizá semejante, quizá algo menor, del conjunto de las Administraciones públicas; que las inversiones culturales son caras, pero son inversiones muy independientes al tema estrictamente olímpico.

P. Después de estos dos años, la capital catalana habrá logrado una muy importante reconstrucción urbanística, gran avance de sus infraestructuras viarias, así como de sus instalaciones de carácter cultural. ¿Puede Barcelona extender al conjunto del pais la potencia y modernidad que le reconocerá el mundo? ¿Cómo influirá a su vez para Barcelona el lugar destacado que poseerá en la nueva Europa?

R. Nosotros tenemos un compromiso muy serio, profundo y público en este sentido: siempre hemos dicho que Barcelona se brindaba a representar bien a España y que nosotros haríamos unos Juegos netamente catalanes en su diseño, en su proyección, pero que aspirábamos a que España se sintiera bien representada por ese diseño. También debería ser cieno lo anteriormente dicho, es decir, que las mejoras que aquí se pueden obtener en materia urbanística deberíamos saberlas transmitir al resto de España. Creo que esto ya está sucediendo en Barcelona en materia constructiva: aquí están trabajando empresas alemanas, francesas y algunas americanas que están mejorando el know how constructivo de nuestros arquitectos, ingenieros, albañiles, y de nuestros artesanos, por lo que creo que ya han entrado en el mercado español a través de la puerta de Barcelona; en realidad, la vocación de Barcelona siempre ha sido la de puerta.

R. En cuanto a la segunda parte de la pregunta, creemos que Europa es un sistema de ciudades y que hay que posicionarse bien en este sistema si se quiere ser realmente europeo. Es decir, para ser europeo no basta con tener una buena cultura, economía y agricultura, incluso una economía sólida y potente; esto está muy bien, pero hay que tener unas ciudades competitivas en lo privado y en lo público, porque si no no vendrá nadie a vernos ni vendrá nadie a invertir, ni vendrá la gente que querríamos que viniera para que este país siguiera adelante ni para visitarnos ni para ayudamos, de modo que hay que tener ciudades competitivas y sólidas. Barcelona, en definitiva, lo que está haciendo es tirar del carro del sistema urbano español para injertarlo bien en el sistema europeo de ciudades.

P. Después de todas estas reformas, ¿se podría hablar de un binomio de capitales españolas Madrid-Barcelona más en pie de Igualdad?

R. Este binomio siempre ha tenido un pie de igualdad en la historia, con altibajos, y es cierto que en los años que van de 1940 a 1980 ha habido un cierto adormecimiento de Barcelona. Se habló del Titanic, y no lo era, pero el submarino ha vuelto a emerger, y ahora yo creo que navega en igualdad de condiciones, cosa que siempre deberá de tratar de conseguir por su propio esfuerzo, ya que Barcelona, al no ser capital oficial del Estado, determinadas pegas no las tiene, pero determinadas ventajas tampoco, de modo que tiene que preocuparse un poco por sí misma de crear estas condiciones de igualdad y de suscitar del resto de España un poco la atención y la ayuda que en este caso ha obtenido.

P. El precio de las viviendas se ha duplicado en estos últimos tres años. ¿Qué medidas se van a tomar para solucionar la urgente necesidad de viviendas asequibles?

R. Usted sabe que, en primer lugar, los movimientos de los precios de la vivienda dependen mucho de factores especulativos y aleatorios que son difíciles de controlar. Ahora mismo, los precios están totalmente congelados e incluso con una cierta tendencia a la baja. Desde el año 74 al 84 los precios subieron, pero tan poco que subieron por debajo del coste de la vida, y por lo tanto los precios reales bajaron. Del año 84 en adelante recuperaron prácticamente lo que habían perdido en diez años. A la gente le pareció que esto era un disparate, y lo era, pero en realidad los precios reales del año 88 no eran muy superiores a los reales del 74, y sí a ios del 84. Finalmente, continuó el crecimiento, y esto ha hecho que ios precios reales hayan subido por encima de lo que eran hace 15 o 20 años, y ahora paran otra vez. Hay que actuar en política de vivienda teniendo en cuenta esta coyuntura poco dominable, pero lo que ocurre es que las leyes de promoción de vivienda social no sirven en una ciudad como la nuestra, en la que los costes unitarios están muy por encima de los haremos de la ley; no se pueden tener ayudas y subvenciones y créditos baratos si no se encuentran viviendas por debajo de las 110.000 pesetas el metro cuadrado, y en Barcelona no hay, no se pueden obtener, es imposible; los precios de la mano de obra y el suelo hacen que esto sea imposible. De modo que hay que espabilarse a falta de leyes mejores, y el Ayuntamiento lo hace estableciendo una norma de conducta en su colaboración con el sector privado en grandes proyectos urbanísticos que es la siguiente; nosotros no entramos en operaciones que no impliquen una aportación de una cuarta o quinta parte de las viviendas a precio de coste para poder ser comercializadas por el Ayuntamiento con sus propios criterios. De esta manera estamos consiguiendo meter en el mercado en los próximos 24 meses unas 4.000 o 6.000 viviendas, una cifra más significativa de lo que estaba sucediendo hasta ahora.

P. Se dice que Barcelona ha crecido a saltos, dependiendo del ritmo de los grandes acontecimientos como fueron las exposiciones universales de 1H88 y 1929. ¿Qué ocurrirá después del 92?

R. En esta ocasión hemos tratado de crear una calidad autosostenible, que tiene que ver con los costes de mantenimiento de los que hemos hablado antes y tiene que ver también con el tema del Metro de Montjuic, que es para nosotros una garantía de que no se va a degradar. Después del 29, Montjuic se fue degradando poco a poco. Si usted iba hace unos años, era un espectáculo casi dantesco de una montaña muy lujosa, pero deteriorada. ¿Y qué quiere decir el Metro? Que el Palacio Nacional —que es el museo de arte románico más importante del mundo—, que no lo visita casi nadie, lo van a visitar masas de gente.

P. ¿Se podrá visitar la colección de arte románico en el 92?

R. Lo veo difícil, porque es un edificio que tiene casi 40.000 metros cuadrados de techo, y se estaba cayendo, porque había sido muy abandonado. Ahora hay que rehacerlo, y las obras van a prolongarse durante ocho años. Creemos que en el 92 se estará en condiciones de entrar en el edificio, utilizar su sala oval para la ceremonia social de la inauguración de los Juegos, y, si pudiera ser, enseñar nuestra joya artística mayor.

La Carta de Barcelona

P. ¿Cuáles son los puntos principales de la Carta de Barcelona, tanto en su aspecto político como de gestión?

R. En el aspecto político es la afirmación de su propia especificidad como ciudad capital de Cataluña, pero también como primera área metropolitana española, en cuanto que históricamente ha sido así. También la descentralización, es decir, la consagración del esquema descentralizado de gobierno, que probablemente no llegará a tener unas elecciones por distritos. Desde el punto de vista de gestión, nosotros creemos que las grandes ciudades necesitan leyes propias, ya que no tiene solución con las leyes ordinarias o generales, pues a partir de un determinado tamaño de ciudad se genera una problemática cualitativamente distinta, y ahí está la necesidad de una justicia municipal de gran ciudad, no de pequeña ciudad, no de Juez de Paz de pequeña ciudad, sino Juez Municipal de distrito de gran ciudad; no pretendemos que lo escoja el Ayuntamiento, pero sí que lo nombre, que le dé posesión de alguna forma siendo juez de carrera, pero que le dé posesión la ciudad y que tome posesión de territorios que por su dimensión y por la residencia de servicios municipales, guardia urbana, policía municipal, etc., entidades de este ámbito permitan una actuación eficaz sobre la inseguridad que ahora mismo vivimos. Y en el mismo sentido iríamos desgranando una serie de conclusiones a las que hemos llegado como imperativas para la mejora de la calidad de vida en la ciudad, que tiene que ver con el uso del subsuelo, con la necesidad de alargar algunas de las concesiones en dominio público, por ejemplo para que e! tema de aparcamiento se pueda resolver, se puedan vender plazas de aparcamiento en dominio público o ceder o conceder por más de cincuenta años, que es un impedimento legal que tenemos en el reglamento de bienes. En fin, hemos ido encontrando todos ¡os límites que la legalidad impone a la solución de los problemas de gran ciudad y los hemos listado.

P. ¿En qué medida cree que estos puntos de la Carta pueden recogerse por otros grandes Ayuntamientos?

R. Barcelona es y seguirá siendo el laboratorio de ensayo del sistema de ciudades en España, por lo que no nos cuesta nada admitir que somos el «conejillo de Indias» de cosas que en definitiva el país necesita experimentar. Ha llegado el momento de que el Gobierno español defina su construcción del espacio urbano español y que haga como el italiano; que decida cuáles son sus cuatro, cinco o seis áreas metropolitanas, las que sean, y se pronuncie sobre ello; que diga el interés general por la existencia de estas áreas y su contribución a su mantenimiento.

P. ¿Dónde prevé una mayor resistencia al incremento de las competencias de la Carta?

R. Del sistema español en su conjunto, ya que es un sistema muy complejo, en el que, por supuesto, los que están más cerca, por el hecho de estar más cerca, se resisten más: a nivel estatal, por su desconocimiento y por su lejanía o desconfianza, y la autonomía, por proximidad y un poco por pura avaricia.

La Europa de las Ciudades

P. Alcalde, usted ha hablado y escrito en numerosas ocasiones de «La Europa de las Ciudades», ¿Qué significa este concepto? Dentro de la unificación europea, ¿cuál es el papel de las ciudades y qué papel, en definitiva, tiene Barcelona dentro de la Europa de las grandes ciudades?

R. Europa es el continente del mundo que se basa en un esquema urbano; esto no ocurre en otros continentes. Europa es un continente que, visto desde un satélite, es como «muy juntito», muy apretado; hay mucha gente, mucho cemento, museos, casas, construcciones, artefactos. Es una cultura convencional más que natural, desgraciada o afortunadamente. En este sentido, Europa se salvará si sus ciudades se salvan: son su riqueza, son su coste, pero también su beneficio. Este sistema sigue unos ejes; hay un eje muy claro, que va al suroeste inglés, desde Londres hasta París, y el Rhin, el Ródano, y baja hasta el triángulo de ciudades del norte de Italia, hacia Milán, y desde hace unas décadas, casi un siglo, hay un brazo menor que sale de este tronco, que va hacia la costa de Levante española, pasando por aquí: éste es el lugar físico de Barcelona, y su papel en el sistema es el de enlace —como he dicho antes— entre el sistema global de ciudades y el subsistema peninsular.

Ruedo político

P. ¿Cómo se puede conseguir y preservar la organización del COOB de las inevitables tensiones políticas que nos esperan durante la campaña electoral que se avecina?

R. Haciendo del COOB un organismo puramente profesional ejecutivo, al que hay que juzgar por sus éxitos y fracasos en estos terrenos y separarlo muy claramente de su órgano de gobierno político, que yo presido, que tiene sus funciones muy claras pero al margen de la estructura ejecutiva

P. Usted se sitúa en el catalanismo de izquierdas, que es una tradición o una corriente tan fuerte como la que mira más a la derecha representada por Pujol. ¿Por qué, desde su punto de vista, el socialismo catalán no ha tenido problemas serios en conectar con las izquierdas españolas? ¿Por qué el socialismo catalán se entiende con el socialismo nacional y la derecha nacionalista no lo consigue con la derecha española?

R. El socialismo catalán sí ha tenido problemas para entenderse con el socialismo español. La izquierda catalana ha tenido problemas durante la República, y ahora, pero los ha resuelto, y la derecha española no. Creo que en buena parte porque la derecha española todos estos problemas los tiene más graves que la izquierda española, en general, y que la catalana también, debido a la constatación que el pueblo ha hecho de que estuvo más implicada en la pervivencia de un régimen dictatorial durante cuarenta años; no fue así, y tan claramente, en Cataluña, no porque la derecha catalana no estuviera también implicada —que sí lo estaba—, pero es evidente que la derecha catalana se salvó en parte precisamente por su catalanismo de la tota! connivencia con la dictadura, que era claramente anticatalanista.

En la medida en que hubo un sector de la derecha catalana que era catalanista, era antifranquista, y en esa medida se salvó, pues, de esta tacha, y el pueblo así lo ha visto; de modo que ha tenido menos inconveniente en votar para un gobierno autonómico a una derecha catalanista, mucho menos inconveniente que en votarlo para el Gobierno español, incluso para el gobierno autonómico en algunas regiones —en otras no—. De modo que yo creo que esto da una derecha que basa su fuerza en el arraigo nacionalista o regionalista precisamente para huir de la imagen que tenía en el pasado, que era de un españolismo muy fuerte, antirregionalista o anticatalanista o antivasco, y ahora lo tiene un poco difícil, excepto si es vasquista o catalanista o galleguista, que es lo que ocurre con Fraga en cierta medida, aunque el caso de Fraga es distinto porque era ministro de Franco precisamente; pero esto se ve muy claramente en el País Vasco y Cataluña.