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Ver productosSiegfried Unseld (1924-2002), editor y propietario de Suhrkamp, fue nazi, según documentos descubiertos en 2025, lo que arroja nueva luz para enjuiciar la historia intelectual alemana
23 de abril de 2025 - 6min.
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El semanario Die Zeit publicó el 9/4/2025 un documento demoledor. Prueba que Siegfried Unseld (1924-2002), el editor de Suhrkamp, ingresó en 1942 en el NSDAP (el partido nazi). A pesar de lo extraordinariamente conocido que era en Alemania, y de las celebraciones el año pasado con ocasión del centenario de su nacimiento, nadie sabía hasta ahora que el hombre que representaba a la élite cultural de la República Federal de Alemania (RFA) fue seguidor convencido de Hitler. Su tarjeta de miembro del NSDAP ha sido descubierta por el historiador Thomas Gruber.
Siegfried Unseld era muy famoso en Alemania, el editor más importante de la posguerra: desde 1959 hasta su muerte estuvo al frente de la editorial Suhrkamp como editor y propietario único. El silencio sobre su pasado nazi arroja una sombra más al debate sobre la superación del nacionalsocialismo en Alemania.
La decisión del joven Unseld para ingresar en el partido nazi no es una casualidad, según Die Zeit en este artículo. «Creció en Ulm en una familia comprometida con el nacionalsocialismo. Su padre, Ludwig, se unió al NSDAP y a las SA en 1933, se convirtió en SA-Sturmführer (jefe de asalto) en 1937 y Obersturmführer (jefe superior de asalto) en noviembre de 1938. Su madre, Lina, militó en la Liga Nacionalsocialista de Mujeres (NS-Frauenschaft). Ludwig Unseld participó en los pogromos de noviembre de 1938 (la noche de los cristales rotos). Dos sinagogas cerca de Ulm fueron incendiadas, por lo que Ludwig Unseld fue condenado a diez meses de prisión por ‘crímenes contra la humanidad’, en 1947».
Por lo que se refiere al futuro editor alemán, añade Die Zeit: «El atlético Siegfried se convierte en portaestandarte de los Jóvenes Alemanes de las Juventudes Hitlerianas (Jungvolk), la organización nacionalsocialista para jóvenes de 10 a 14 años, es decir los alevines hitlerianos (Pimpfe, en alemán), que se encuadraban en las Juventudes Hitlerianas (Hitlerjugend). Al parecer, el joven Siegfried Unseld, a los 17 años, en 1942, «tenía bajo su mando a 160 muchachos». Según un testigo citado por Die Zeit, «ya entonces mostraba cualidades de liderazgo y sabía comunicar». Tras terminar los estudios secundarios, de urgencia por la guerra como se hizo en 1942, su clase fue llamada al servicio militar, el 20 de octubre. Subraya Die Zeit: «Sería bastante extraño que el joven Siegfried no hubiera querido convertirse en miembro del partido».
A algunos intelectuales de la posguerra se les disculpó la pasión juvenil nazi aludiendo a eso, a que eran jóvenes ignorantes. Pero el historiador Thomas Gruber, en el caso de Unseld y, sobre la base de la investigación histórica actual, sostiene que «tal ignorancia y otras suposiciones como las transferencias colectivas de las Juventudes Hitlerianas al NSDAP» son «completamente inverosímiles en 1942», porque la burocracia del partido trabajaba concienzudamente caso a caso. Conclusión: «Siegfried Unseld, de 17 años, quería convertirse en miembro del partido nazi y lo hizo. Y nos enteramos de ello en 2025».
George Steiner, que habló incluso de la «Cultura Suhrkamp» en la RFA, o Henry Kissinger, se contaban entre los amigos de Unseld. Llegó a comprar en 1990 la Editorial Judía (Jüdischer Verlag). Entre los autores de origen hebreo cuyas obras editó, hay nombres tan mundialmente ilustres como Theodor W. Adorno, Max Horkheimer, Gershom Scholem y Walter Benjamin, a quien los nazis abocaron al suicidio. Era también el editor de Jürgen Habermas, que lo ha disculpado, con ocasión del hallazgo de su pasado nacionalsocialista. Al respecto ha declarado Habermas: «No tenía ni idea de la entrada de Siegfried Unseld en el partido […]. Tampoco creo que lo comentara con ninguno de los autores cercanos que conozco. Pero, ¿realmente la circunstancia en sí juega un papel en la evaluación de los logros de toda una vida de este hombre?». La declaración de Habermas se puede consultar aquí. Andreas Platthaus, en el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ), no entendía que se acusara a Unseld del delito de «silencio público» sobre su pasado nazi, una «idea tonta». El artículo de Platthaus se puede consultar aquí.
¿Hablar ahora del pasado nazi de Unseld es una «idea tonta», solo sensacionalismo y pregonar un pecadillo secreto de juventud? ¿No interesarse por ello muestra un cambio de rumbo en la política sobre la memoria histórica alemana y en su postura ante la «superación del pasado nazi»? Charlotte Gneuß y Dana Vowinckel tratan de responder esas preguntas en el mismo Die Zeit. Se muestran sorprendidas de que para muchos compatriotas suyos la noticia «apenas vale la pena» y solo sirva para manchar «la buena reputación del editor», fallecido en 2002.
A Vowinckel y Gneuß les llama especialmente la atención la opinión del escritor alemán Andreas Maier (nacido en 1967), en un artículo publicado en el FAZ que se puede consultar aquí. Es «indiferente —afirma Maier— si su antiguo editor fue o no miembro del NSDAP». En eso opina como Habermas. Pero Maier va más allá: el silencio de Unseld sobre su pasado quizás haya sido favorable, porque de lo contrario, de haber manifestado que fue un nazi convencido, «toda la historia intelectual de la República Federal de Alemania» se habría presentado de otra forma. Vowinckel y Gneuß denuncian que «casi parece que Andreas Maier agradezca el silencio de algunos nazis de la generación de su abuelo, porque de haber confesado sus crímenes no habrían logrado el éxito que lograron en la RFA».
Unseld ocultó con celo su pasado nazi tras la Segunda Guerra Mundial. Al menos para los autores judíos, opinan Vowinckel y Gneuß, sí habría significado mucho saber que su editor perteneció al NSDAP. El asunto central del caso Unseld, según Dana Vowinckel y Charlotte Gneuß, «es el hecho de que las autoras judías del período de posguerra probablemente se vieran privadas del derecho kantiano a formar sus propias opiniones».
Algunos comentarios de lectores en Die Zeit al artículo de Vowinckel y Gneuß son muy significativos. Destaco dos. El primero, favorable a no dar importancia al asunto: «El hecho de que un editor que dedicó toda su vida a promover a autores judíos se uniera al NSDAP a los 17 años –sobre todo porque provenía de una familia nazi muy nazi– no es en realidad una noticia que me indigne o me moleste. La única pregunta relevante para mí sería: ‘¿cometió crímenes de guerra o participó activamente en ellos?’ Su padre [el padre de Siegfried Unseld] fue capitán de las SA y participó activamente en los pogromos, por lo que más tarde fue condenado. Pero si la mayor injusticia del señor Unseld júnior consiste en poseer un carné del partido nazi siendo menor de edad, entonces el asunto debería dejarse en paz».
Para otro comentarista, por el contrario, «es notable cómo la reflexión crítica sobre cuestiones morales en la nueva evaluación del nacionalsocialismo se reprime con la acusación de moralismo». A algunos les «resulta difícil aceptar que hoy en día haya periodistas que no cedan y busquen la verdad; que, sin falsas consideraciones, cuestionen incluso a sus propios ídolos. Con lo que ocurre se demuestra la poca credibilidad en el intento de superar el pasado nazi de este país».
La noticia sobre el descubrimiento del pasado nazi de Siegfried Unseld se puede leer aquí. La peripecia de ese descubrimiento la narra el historiador Thomas Gruber aquí. Aldolf Muschg, suizo, biógrafo de Unseld, relata que no sabía nada del pasado nazi de Unseld, esa figura que representaba «algo así como el Olimpo de la RFA intelectual», en un artículo que se puede leer aquí. El carné de miembro del partido nazi de Siegfried Unseld se encuentra en el Archivo Federal de Alemania (Bundesarchiv). Aún no se puede consultar online, pero sí presencialmente, aquí. Más documentos que prueban el consentimiento de Unseld a lo nazi, aquí. Sobre las relaciones de Siegfried Unseld con los grandes de la literatura española, consúltese este artículo.
Esta entrada ha sido redactada por José Manuel Grau Navarro. Las traducciones del alemán son suyas.