Los cánticos se repiten especialmente cuando hay triunfos deportivos de por medio. Raro es, en estas ocasiones, que no se acabe entonando el recurrente «Yo soy español, español, español…». Pero, congelando esa imagen y deteniéndonos más de cerca en las palabras y su sentido: ¿Qué significa ser español, lituano, estadounidense? Parece que lo tenemos claro hasta que se formulan las preguntas y ahí empiezan los titubeos. ¿Haber nacido en un país o hablar el idioma de ese país, aunque hayamos nacido en otro? ¿Haber crecido en un determinado contexto cultural, aceptando los valores del mismo? ¿Qué pasa si se rechazan estos? ¿Hablamos de creencias, cultura? ¿Qué papel desempeña la religión en todo esto? Un estudio realizado en quince países por el Pew Research Center —un laboratorio de ideas con sede en Washington D. C. que investiga problemáticas, actitudes y tendencias mundiales— ofrece algunas respuestas.
La lengua por encima del lugar de nacimiento
En concreto se preguntó a los encuestados por el idioma, las costumbres observadas, la religión y país de nacimiento y la importancia que a todo esto daban a la hora de ser considerado de uno u otro país. La lengua, por encima del lugar de nacimiento, es considerada el factor definitivo para la identidad: en EE.UU., Canadá, Europa, Australia y Japón, los ciudadanos afirman que el idioma es más importante para la identidad nacional que el lugar de nacimiento. Como comenta Bruce Stokes en la revisión de los datos: «Los debates sobre lo que significa ser un ‘verdadero’ estadounidense, australiano, alemán o de otra nacionalidad han destacado a menudo la importancia de que una persona haya nacido en un país concreto. Pero, contrariamente a esa retórica, la encuesta del Pew Research Center revela que, en general, la gente da relativamente poca importancia al lugar de nacimiento. Solo el 13% de los australianos, el 21% de los canadienses, el 32% de los estadounidenses y una media del 33% de los europeos creen que es muy importante que una persona nazca en su país para ser considerada un verdadero nacional». En esa media se sitúa España, donde un 34% da mucha importancia al hecho de haber nacido en este país.
Solo el 13% de los australianos, el 32% de los estadounidenses y una media del 33% de los europeos creen muy importante que una persona nazca en un país para ser considerada nacional
Es curioso observar las excepciones. En Grecia, el porcentaje sube a la mitad y en Hungría, se supera: un 52% de personas consideran muy importante el lugar de nacimiento. Por contra, en Alemania (13%), Australia (13%) y Suecia (8%) muy pocos relacionan el lugar de nacimiento con la identidad nacional.
The Economist, que se hizo eco de este estudio, ofreció una explicación: «Los habitantes de Grecia y Hungría, países de tránsito de un gran número de inmigrantes de Oriente Próximo dan gran importancia a compartir costumbres y tradiciones, y haber nacido en el país (a los griegos también les importa mucho ser cristianos). Sin embargo, en Alemania, destino final de muchos de refugiados y migrantes, los encuestados no dan tanta importancia comparativamente a estos factores, lo que sugiere la buena salud de la Willkommenskultur, (cultura de la acogida o de bienvenida) o, al menos, que el partido AfD tiene un largo camino por recorrer antes de convertirse en aspirante al poder».
Religión y costumbres
Además del lugar de nacimiento y la lengua, otros factores relevantes también a la hora de medir la identidad es la adopción de las costumbres y tradiciones del país de residencia. Algo más de la mitad de los encuestados canadienses (54%) y aproximadamente la mitad de los australianos (50%), así como también los europeos (con una media del 48%) relacionan la adopción de la cultura local con la identidad nacional. Algo menos de la mitad de los estadounidenses (45%) y japoneses (43%) establecen esa relación.
Con ligeras variaciones, la mitad de los encuestados relacionan la adopción de la cultura con la identidad nacional. En Europa ese porcentaje es del 48%
Asimismo, la encuesta también preguntaba por el vínculo entre religión e identidad nacional. Aproximadamente un tercio (32%) de los estadounidenses cree que es muy importante ser cristiano para ser considerado verdaderamente estadounidense. Esto contrasta con el 54% de los griegos que son de esa misma opinión. Solo el 7% de los suecos estarían de acuerdo. La media, en Europa, se sitúa en un 15%
Por edades
En general, existen diferencias significativas en la forma en la que los jóvenes y adultos más mayores interpretan los rasgos identitarios. Como se lee en el informe de resultados de Pew Research Center: «En Estados Unidos, las personas de 50 años o más (40%) son más propensas que las de 18 a 34 (21%) a decir que es muy importante que una persona haya nacido en el país para ser considerada verdaderamente estadounidense». En Japón, este fenómeno es más pronunciado y las diferencias generacionales también son evidentes en Australia, Canadá así como en la mayoría de los países europeos encuestados.
American first?
Con mucha frecuencia, el debate sobre la identidad nacional toma tintes partidistas. En Estados Unidos, siguiendo con el estudio, «más de ocho de cada diez republicanos (83%) afirman que el dominio de la lengua es un requisito muy importante para ser verdaderamente estadounidense […] y el 60% dice que para que una persona sea considerada un verdadero estadounidense es muy importante que comparta la cultura de Estados Unidos. Sólo el 40% de los independientes y el 38% de los demócratas están de acuerdo en que esto es muy importante para ser verdaderamente estadounidense».
En cuanto a la religión, al ser preguntados sobre la importancia de ser cristiano o no a la hora de ser considerado norteamericano, un 43% de republicanos dicen que es muy importante. Menos demócratas (29%) e independientes (26%) comparten esta opinión.
Con mucha frecuencia, el debate sobre la identidad nacional en los distintos países toma tintes partidistas
Curiosamente los porcentajes son bastante homogéneos a la hora de vincular el país de nacimiento y la identidad nacional estadounidense: un 35% los republicanos y un 32% de los demócratas dicen que nacer en Estados Unidos es muy importante.
En Europa, las opiniones sobre lo que constituye la identidad nacional también dividen a los ciudadanos en función de los partidos. En el Reino Unido, el 73% de los que tienen una opinión favorable del Partido por la Independencia (UKIP) estiman que «adherirse a la cultura británica es muy importante para ser británico. Solo el 44% de los que tienen una opinión desfavorable del UKIP están de acuerdo. En Francia, compartir las costumbres y tradiciones francesas está ligado a la identidad nacional para quienes ven con buenos ojos al Frente Nacional: el 65% dice que es muy importante, mientras que solo el 39% de los que tienen una opinión desfavorable del FN vinculan fuertemente la cultura con ser verdaderamente francés».
Diferencias similares, de 24 puntos porcentuales, se dan en Suecia. Y en Alemania el gap es de 22 puntos entre los que están a favor del partido Alternativa para Alemania y los que no cuando valoran la importancia de la cultura en el cómputo de la identidad.