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leydp.jpgEste libro nos ofrece en una semblanza de Francisco Silvela basada en una antología de discursos, conferencias, artículos de prensa y otros escritos del político conservador divididos en capítulos, más por el contenido que por su orden cronológico. Luis Arranz, profesor titular de Historia del Pensamiento en la Universidad Complutense de Madrid, autor de varios trabajos sobre el regeneracionismo español y Cánovas del Castillo, aborda ahora la figura de Francisco Silvela desde sus textos. Ya existía otra antología del año 22, citada por Arranz, de las obras de Silvela, pero hacía falta una selección de los más representativos y un estudio actualizado para contextualizarlos en la política del momento y en el pensamiento de su autor. Esto es lo que encontramos en esta obra con un extenso estudio introductorio de más de 200 páginas. Incluye bibliografía y cronología del autor, así como un índice de nombres.


A través de los textos se muestra la trayectoria de un joven y brillante abogado con inquietudes culturales o sociales como aparece por ejemplo en el artículo dedicado a Moratín, o en el tratado que lleva por título La Filocalía o el arte de distinguir a los cursis de los que no lo son.


Más tarde llegan sus primeras incursiones políticas hasta su adscripción al partido conservador, a pesar de sus raíces liberales, su elección como diputado en 1869 y su vinculación con Cánovas, que descubre en él uno de sus nuevos valores. Sin embargo, Silvela prefiere mantenerse al margen de los cargos políticos durante el sexenio revolucionario, hasta la restauración de la monarquía borbónica.


Ministro de la Gobernación con Martínez Campos en 1879, ministro de Gracia y Justicia (1884-85) y de la Gobernación (1890-91) con Cánovas. Tras la ruptura definitiva con Cánovas en 1892, entre otras cosas por su desavenencia en el nombramiento de cargos públicos, y el asesinato de éste en 1897, Silvela es nombrado líder indiscutido del partido conservador, hasta ocupar la presidencia del gobierno en dos ocasiones (1899-1900 y 1902-03).


En las líneas del estudio introductorio encontramos un personaje vitalista y expresivo en sus intervenciones, pero sin la preparación intelectual y política para afrontar los problemas de un incipiente constitucionalismo español, con la grave crisis del 98 de por medio y unas tesis regeneracionistas más enzarzadas en el debate parlamentario que en la realidad social y política del país. «Breve, discontinua y atribulada », nos define Arranz el paso por el poder de los gobiernos de Silvela, marcados por un análisis preciso de la realidad en temas como el regionalismo, la hacienda pública, los jurados populares o la enseñanza religiosa, pero que se volvían brumosos y pesimistas planteados bajo una retórica regeneracionista.