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Martin Schlag: «Contra la idolatría del dinero»
Las cuestiones que rodean la propiedad privada, es decir, si la propiedad puede pertenecer a personas individuales, y si esas personas pueden hacer uso y disponer de ella como estimen conveniente, son decisivas en cualquier debate económico. En lo que sigue extractamos lo que al respecto escribe Martin Schlag en su libro Contra la idolatría del dinero. Cómo entender el mensaje del papa Francisco sobre la economía. Rialp, Madrid, 2018, pp. 35-45.
- La gente suele cuidad mejor de lo suyo. Poseer los bienes en común es ineficiente, porque cuando las personas tienen que ocuparse de algo que no les incumbe, acaban dejando el trabajo a los demás.
- Cuando no existe la división de la propiedad, se genera confusión. Si todo el mundo sabe exactamente de qué tiene que ocuparse, trata las cosas mejor y de forma más ordenada.
- Gracias a la propiedad privada, todo el mundo sabe lo que es suyo y está satisfecho con ello. Los bienes comunes indivisos entre los hombres pecadores generan frecuentes disputas y perturbaciones de la paz.
Los derechos como prerrogativas ante la sociedad
La filosofía política moderna supuso un cambio de perspectiva. Para John Locke, por ejemplo, el derecho más importante por encima de cualquier otro, por encima del bien común, es la propiedad privada. Cuando surgen los excedentes de producción, los hombres empiezan a intercambiar bienes y se unen en asociaciones destinadas a asegurar una mejor protección de sus propiedades. El cambio de paradigma de la modernidad nos llevó del derecho natural como elemento de ordenación de la sociedad en su conjunto, a los derechos naturales como prerrogativas individuales frente al conjunto de la sociedad. Este cambio de paradigma influyó también en la doctrina social católica. En la Rerum novarum, León XIII postula que el derecho natural a la propiedad es anterior a la formación de la sociedad:«El derecho de poseer bienes en privado no ha sido dado por la ley, sino por la naturaleza, y, por tanto, la autoridad pública no puede abolirlo, sino solamente moderar su uso y compaginarlo con el bien común» (León XIII en la encíclica «Rerum novarum»)
Después de establecer la propiedad privada como derecho natural, la doctrina social católica ha alternado entre formulaciones que hacen hincapié en su carácter individual y otras que se inclinan más por el bien común. El papa Francisco está más próximo a la tradición franciscana medieval, que da prioridad al bien común y al destino universal de los bienes. Para el pontífice actual, la propiedad privada es una institución del derecho natural, no un derecho individual anterior al bien común. Escribe en Evangelii gaudium:«La solidaridad es una reacción espontánea de quien reconoce la función social de la propiedad y el destino universal de los bienes como realidades anteriores a la propiedad privada. La posesión privada de los bienes se justifica para cuidarlos y acrecentarlos de manera que sirvan mejor al bien común» (Francisco en la encíclica «Evangelii gaudium»)
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