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Ver productosLa inteligencia artificial supera el test de Turing y marca su primer gran gol en el campo de la filosofía
8 de abril de 2025 - 5min.
Jianwei Xun, filósofo ficticio «nacido» a finales de 2024 en Hong Kong, fue creado gracias a la colaboración entre dos programas de inteligencia artificial y el ensayista Andrea Colamedici, que firmaba como su traductor. Su obra Hipnocracia: Trump, Musk y la nueva arquitectura de la realidad salió a la venta como un «revolucionario ensayo». Una periodista destapó el engaño el 6 de abril de 2025.
Avance
El caso de Jianwei Xun tiene toda clase de lecturas y «deslecturas», legales, éticas y filosóficas. Su libro, Hipnocracia: Trump, Musk y la nueva arquitectura de la realidad, escrito por el inexistente autor de Houng Kong y editado por Tlon en Italia y por Rosamerón en España, empezaba a sonar incluso como «libro del año». Cuando se redactó este artículo, todavía podía comprarse.
Algunos de los diarios más importantes de Europa, incluido El País, se han visto obligados a retirar informaciones sobre el falso filósofo hongkonés, después de que L’Espresso publicara en exclusiva que el autor no existe. La periodista Sabina Minardi, que perseguía una entrevista con Xun, descubrió el engaño y desveló que el personaje había sido ideado por el editor y ensayista Andrea Colamedici. Desde Tlon se admitió enseguida la inexistencia de Xun, aunque el coautor del libro, fundador también de la compañía editora, niega que se trate de una estafa y prefiere hablar de «experimento académico».
La frontera entre realidad y ficción es aún más débil de lo que pensábamos, como ha demostrado el caso del falso filósofo hongkonés Jianwei Xun, que sin duda será superado más pronto que tarde. Este invento de un autor italiano, ayudado por dos programas de inteligencia artificial, ChatGPT y Claude, ha alcanzado gran notoriedad antes (y después aún más) de que una periodista desvelara el engaño. En apenas medio año de vida, Xun ha logrado publicar un libro —traducido rápidamente a varias lenguas—, introducir un nuevo término que quizá sobreviva al «experimento» y engañar a la prensa internacional. Esta se hizo eco de sus ideas e incluso publicó una entrevista con el inexistente autor.
Quizá podamos celebrar que detrás de esta idea no se esconda una máquina, sino el ensayista y editor Andrea Colamedici. No sabemos hasta dónde habría seguido la farsa si no lo hubieran pillado. No hace mucho, comentábamos en Nueva Revista el misterio de Elena Ferrante, pseudónimo bajo el que se esconde el autor o la autora de Dos amigas, una saga literaria de la que se han vendido millones de ejemplares. Para bien o para mal, a las letras italianas les va el enigma.
Sin juzgar a Colamedici, su coartada no parece tan noble como la de Ferrante, que solo pretende esconderse de la vida pública para dedicarse a crear con mayor tranquilidad. En todo caso, el éxito de Xun ha sido breve, pero notable. Se había convertido en un autor cada vez más citado y la noción de «hipnocracia» empezaba a calar, hasta el punto de que es probable que sobreviva al escándalo. En Perfil.com, por ejemplo, se organizó una conversación entre los argentinos Jorge Fontevecchia y Marcelo Longobardi, que se ha mantenido incluso después de admitir que hablaban sobre un autor inexistente. «A pesar del engaño, el contenido del texto (…) generó un amplio debate intelectual porque la tesis es muy buena», sostiene el primero.
El término en cuestión, formado a partir de las palabras griegas hypnos (sueño) y kratos (poder), tiene un punto irónico evidente, porque nos habla de una forma de poder en la que las narrativas, historias y percepciones colectivas son manipuladas para controlar a las personas, como si estuvieran en un estado de sueño o trance. Para ser honestos y terminar de rizar el rizo, admitamos que esta definición es obra de una inteligencia artificial. Quién mejor.
En el libro, Hipnocracia: Trump, Musk y la nueva arquitectura de la realidad, se describe esta forma de control sobre los ciudadanos, mucho más sutil que el modelo autoritario. Donald Trump y Elon Musk, siempre según las tesis de la hipnocracia, son dos expertos en moldear la realidad a través de historias que capturan la imaginación y las emociones de las masas. Estas son una mezcla de víctimas y culpables, por dejarse influir en sus decisiones y creencias sin darse cuenta de que están siendo manipuladas.
No menos manipulada se vio la prensa internacional, sobre todo en Europa. En aras de la transparencia, más pudoroso que el citado medio argentino, El País reconoce que ha borrado el artículo en el que se había hecho eco de la teoría de la hipnocracia. También señala que la ley sobre IA de la Unión Europea exige advertir cuando un libro es creado de forma «artificial».
L’Espresso, que se ha llevado el mérito de la exclusiva del desenmascaramiento, exhibe por su parte un fino sentido del humor: «El ensayo ha sido elogiado por críticos y estudiosos. Lástima que Xun no exista». En otro medio francés, Le Grand Continent, han llegado a publicar una entrevista con Xun (o con su combinación híbrida de autores) en la que se desvela la filosofía subyacente detrás de todo el invento.
Lo cierto es que Xun ha superado con creces el test de Alan Turing. Ya saben, el matemático planteó su prueba hace tres cuartos de siglo como forma de evaluar si una máquina puede comportarse de manera tan inteligente que sea imposible distinguirla de un ser humano. Si la IA logra engañar a las personas, se dice que ha aprobado el examen. En este caso, aunque fuera con ayuda humana, lo ha hecho con sobresaliente.
Por cierto, Jianwei Xun tiene su propia página web, en la que habla abiertamente de la meta-narrativa y se permite el lujo de valorar su «legado», con menos pudor que palabrería:
«Representa un importante caso de estudio sobre la evolución de la autoría y la creación intelectual en la era digital. Ni completamente humano ni simplemente artificial, Xun existe en la tensión productiva entre estas categorías, desafiando las nociones tradicionales de originalidad, autenticidad y agencia intelectual. El “experimento Xun” ha abierto nuevas vías para explorar cómo se construye y valida el significado en la cultura contemporánea, y cómo las formas emergentes de inteligencia distribuida podrían contribuir a nuestra comprensión de la realidad en una era de mediación algorítmica».
Información redactada por Federico Marín Bellón. La imagen que encabeza este artículo ha sido creada con ayuda de la IA generativa de Grok y Adobe Firefly, a partir de la falsa fotografía de Jianwei Xun facilitada por la editorial italiana Tlon.