Avance
El nuevo libro de José Antonio Santos, titulado Filosofía del derecho para seres históricos, propone que la interpretación del derecho es inseparable de la historia porque los sujetos son seres históricos, es decir, se configuran a partir de su proyección en el pasado, el presente y el futuro. Desde esta perspectiva, el libro aborda temas actuales relacionados con los derechos humanos y la protección de las personas.
Artículo
El libro Filosofía del derecho para seres históricos recorre diferentes caminos, en los que prima la importancia de los sujetos como seres con historia en el devenir del tiempo, a la hora de abordar cuestiones de filosofía del derecho entrelazadas con problemáticas de carácter histórico-jurídico, jurídico-lingüístico, biojurídico o ético-tecnológico. El autor se decanta por una filosofía jurídica hermenéutica en perspectiva histórica que persigue revitalizar la racionalidad práctica, es decir, la capacidad como sujetos de perseguir la racionalidad de nuestras interpretaciones y decisiones en el ámbito práctico, ético y jurídico. Es una hermenéutica jurídica cuyo cometido consiste en precisar el sentido de los textos jurídicos gracias al contexto en el que aparecen, como conjunto de circunstancias producidas alrededor de un hecho, ya sea un precepto de ley, una Constitución, la sentencia de un tribunal, etc.
El concepto de seres históricos proviene de Dilthey y es utilizado por Ortega, y viene a significar que somos seres con historia. Esta perspectiva es particularmente importante para el futuro, porque centra su atención en el hecho de que el sujeto es un ser histórico y creador de historia. Los seres humanos interpretamos hechos, al igual que hacemos cosas con palabras, que decía Austin, y hacemos cosas con recuerdos, como diría Manuel Cruz. Y cuando interpretamos el derecho, lo hacemos también teniendo en cuenta nuestra experiencia, cómo decidimos casos anteriores, al fin y al cabo, una especie de acumulación de recuerdos y de experiencias sobre ellos. Se trata de traer hechos del pasado al presente para construir el futuro.
Es un libro de preocupaciones sobre temas actuales y todavía irresueltos relacionados con los derechos humanos, que han adquirido cada vez más relieve, en Europa y fuera de ella. Algunos ejemplos son la relevancia de la memoria colectiva democrática como apoyo argumental a la dignidad humana, el auge del discurso del odio en las instituciones y en la sociedad civil, el cada vez mayor desprecio a la naturaleza humana con respecto a la biotecnología, así como la compleja relación entre el desarrollo tecnológico y la protección de los seres humanos. Para ello, resulta especialmente importante la dimensión valorativa en la configuración del derecho, que adquiere un desarrollo más adecuado cuando es puesto en conexión con la práctica jurídica.
La obra es una invitación a adquirir cultura, dado que la hermenéutica jurídica brinda una visión comprensiva de la cultura jurídica. La instrucción es necesaria para entender esta tremenda complejidad, pero también para repensar determinados problemas que afectan a la humanidad, la cual está conectada no solo a través de la acción colectiva, sino también de la narrativa y la palabra. Santos propone entender la humanidad como un conjunto de seres humanos que se configuran a partir de aquello que fueron, de quiénes son y, también, de quiénes quieren ser.
A lo largo de los distintos temas tratados, el autor muestra una visión jurídica y filosófica con sentido crítico, que no rehúye el diálogo interdisciplinar y excede el usual entendimiento de la dogmática jurídica con la finalidad de repensar el tiempo presente. No es una interpretación histórico-jurídica sin más, porque el filósofo del derecho, al explicar racionalmente el devenir de la historia y de sus instituciones, a la vez que señala las causas del pasado y del presente, realiza proyecciones y saca conclusiones para el futuro.
Los sujetos se hacen en la historia, gracias a su experiencia acumulada, sus vivencias personales y profesionales con amigos y enemigos, sus lecturas, etc. Así, los sujetos conforman una serie de prejuicios en sentido positivo, a partir de los cuales se interpretan los textos jurídicos escritos y hablados, teniendo como límite los derechos humanos y el Estado constitucional de derecho.
Este libro pretende ser un espacio que fomente la reflexión, porque en el debate público es preciso argumentar y rebatir las ideas jurídicas y éticas, así como perfeccionar los argumentos. Y si estos son erróneos, estar dispuesto a cambiarlos; en particular, como antídoto frente a la cada vez mayor cosificación de los seres humanos.