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Se habla de apatía pública, de apatía ciudadana, «pero creo que es una lectura equivocada. Lo que ocurre es que la gente no está dispuesta a participar como se participaba antes en las instituciones tradicionales y a través de mecanismos tradicionales”. Sin embargo interviene más que nunca por otros medios, sostiene el profesor Oliver Escobar (Universidad de Edimburgo) en esta conversación con NR.

UNIR ha firmado hoy un convenio de colaboración con GIGAPP (Grupo de Investigación en Gobierno, Administración y Políticas Públicas). Según Manuel Herrera, director Académico de Relaciones Internacionales de UNIR, “este acuerdo se enmarca dentro de la política de internacionalización de UNIR”. Herrera subraya que GIGAPP es “un grupo de investigación de primer nivel compuesto por profesionales latinoamericanos repartidos por quince países y que actualmente tiene en marcha más de medio centenar de proyectos de investigación en el área de ciencias políticas y sociales”.

La firma del convenio ha coincidido con el VIII Congreso Internacional en Gobierno, Administración y Políticas Públicas, organizado por GIGAPP. Uno de los ponentes, invitado por UNIR, ha sido Oliver Escobar, profesor de Política Pública en la Universidad de Edimburgo.

Escobar ha mantenido esta mañana con NR esta conversación en la sede del congreso, Medialab Prado, en Madrid.

¿En qué consiste su contribución a este VIII Congreso Internacional en Gobierno, Administración y Políticas Públicas sobre Gobernando el futuro: Iberoamérica en la encrucijada?

Básicamente comparto algunas de las experiencias vividas en Escocia, donde estamos en un momento histórico, fundamental. Nuestro trabajo es un trabajo de investigación para apoyar la reforma de la administración pública por medio de la participación ciudadana.

Usted enseña Política Pública en la Universidad de Edimburgo. ¿Qué es lo que más le llama la atención de esta institución si la compara con las universidades españolas?

Allí se valora mucho la investigación y la investigación aplicada. Se nos motiva para que pasemos tiempo con la administración, en la calle, en los ministerios, tratando de hacer una ciencia política que esté muy cerca de la acción.

Usted es codirector de What Works Scotland. ¿En qué consiste ese programa de investigación? ¿Cuáles son los logros más importantes que han conseguido?

Es un proyecto de investigación financiado por el Reino Unido y por el Gobierno escocés para presentar evidencias que impulsen la reforma de las administraciones públicas. Usamos la evidencia y la investigación para informar sobre el trabajo de los agentes públicos. Impulsamos un cambio de cultura pública. Proponemos un modelo más participativo y deliberativo y el desarrollo de innovaciones metodológicas para ver cómo podemos ayudar con resultados de investigación a quienes tienen que aplicar estos resultados de investigación.

Usted enseña democracia participativa. ¿Por qué en general es tan poco participativa la sociedad?

Se habla de apatía pública, de apatía ciudadana, pero creo que es una lectura equivocada. Lo que ocurre es que la gente no está dispuesta a participar como se participaba antes en las instituciones tradicionales y a través de mecanismos tradicionales. Sin embargo interviene más que nunca por otros medios: nacen empresas sociales, hay compromiso con una causa, se implica en jurados populares, en presupuestos participativos, etc. Hay un mundo nuevo de lo político: se puede hablar más de auge que de decaimiento.

Sintéticamente, ¿qué mejoraría el diálogo público y la deliberación?

Este es uno de los asuntos que hemos estado investigando. Nos hemos dado cuenta de que cambiar estructuras es relativamente fácil; lo difícil es cambiar mentalidades. Y eso se aplica a todo: a quienes trabajan en el sector público, al mundo académico (hay que salir del despacho para ir a los espacios de acción y luego ayudar a reflexionar) y a la ciudadanía. Los ciudadanos se pueden ver a sí mismos a veces solo como protestones y quejumbrosos.  Y nosotros aspiramos a un concepto de ciudadanía activa: que sea productiva, que se centre en solucionar problemas, que sea menos reactiva y más proactiva, más constructiva.

¿En qué consiste su trabajo en Smart Urban Intermediaries?

Estamos tratando de entender qué tipo de acción social a nivel local, en barrios, particularmente en barrios con profundas desigualdades sociales, tienen que desarrollar los agentes sociales, publicos y privados, para conseguir cambios efectivos.

El mundo de la discapacidad tiene múltiples facetas. ¿Qué ha descubierto usted en DRILL? 

DRILL es un proyecto muy interesante y el más grande del mundo en su género: cinco millones de libras de presupuesto. Es un proyecto dirigido y desarrollado por minusválidos de todo tipo. Lo que he aprendido es que hay una energía y unas ganas tremendas en el mundo de la discapacidad para desarrollar nuevos modelos de acción. Estamos todavía en medio del proceso pero la energía está ahí. Los proyectos que financiamos son todos muy prácticos y muy críticos: centrados en buscar soluciones que puedan ayudar de verdad a la gente con discapacidad.

¿Qué consejos daría usted a un universitario de su disciplina de estudio?

Que salga a otros países para impulsarse intelectualmente, para motivarse intelectualmente. Que se exponga a otras perspectivas y a otras maneras trabajar. Y le recordaría que la ciencia política debe ser práctica: para mejorar la forma en que nos gobernamos y mejorar la calidad de vida de las personas.

Director de «Nueva Revista», doctor en Periodismo (Universidad de Navarra) y licenciado en Ciencias Físicas (Universidad Complutense de Madrid). Ha sido corresponsal de «ABC» y director de Comunicación del Ministerio de Educación y Cultura.