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Desde que en el siglo XVII la denominada comedia nacional se impuso en la Villa y Corte de las Españas como el espectáculo más popular entre los madrileños, nuestra ciudad ha cultivado de forma muy especial el arte escénico. Si por aquel entonces los corrales de comedias de la calle del Príncipe y de la calle de la Cruz se convirtieron en los foros del mejor teatro nacional -y me atrevería a decir internacional (con las conocidas excepciones de Shakespeare y Moliére)-, hoy en día también nuestros coliseos albergan con frecuencia las mejores muestras del teatro en lengua española. Si en pleno Siglo de Oro, los madrileños -«el vulgo» (en palabras del inmortal Lope) y los «doctos»- asistían periódicamente a los estrenos de las comedias de Lope, Tirso, Moreto, Guillén de Castro, Rojas Zorrilla, Vélez de Guevara, Calderón y tantos excelentes comediógrafos que se dieron cita en nuestra ciudad, en nuestros días el público adicto al arte de Talía continúa reencontrándose con su tiempo a través de las obras de Buero Vallejo, Antonio Gala, Francisco Nieva, Rafael Mendizábal, Santiago Moneada, Jaime Salom, Ana Diosdado y otros muchos autores de teatro contemporáneos.

Cierto es que en los últimos diez años la asistencia de espectadores a los teatros ha descendido de forma alarmante. Nos hallamos en una época de grandes transformaciones culturales y de nuevas formas de ocio. Pero a pesar de ello, el arte escénico continúa luchando para no sumergirse en el desánimo. Y con el esfuerzo de todos, profesionales y administraciones públicas, el teatro volverá a recobrar el esplendor de tiempos pasados. Bastará con que los espectáculos entusiasmen nuevamente a los espectadores, para que los madrileños regresen masivamente a los teatros. Si hoy recordamos con asombro la anécdota que hemos oído contar de Jacinto Benavente, quien al finalizar el estreno de una comedia fue llevado en hombros por sus seguidores hasta su domicilio, también podemos citar que, en ocasiones, el éxito obliga a mantener una obra en cartelera durante dos tempora- das seguidas. En cualquier caso, el problema principal que aqueja al teatro en Madrid es el de la pérdida de espectadores.

La capital del teatro

Sin embargo, Madrid, ciudad abierta y acogedora de viajeros de toda clase y condición, es actualmente la cuna de la producción y exhibición de espectáculos. La mayor parte de los montajes que pueden verse a lo largo de la geografía española se producen en Madrid por productores y compañías que tienen su sede en nuestra ciudad. Aquí se producen y se exhiben las obras que recorrerán en gira las principales ciudades del Estado. En segundo lugar, y a gran distancia, se sitúa Barcelona, en donde las productoras y compañías locales restringen habitualmente su recorrido a los límites de la Comunidad Autónoma de Cataluña. Constituyen excepción algunas compañías del prestigio de Joglars, Comediants, La Fura deis Baus o La Cubana, por ejemplo.

Pero Madrid no sólo es la principal «productora» de espectáculos teatrales, sino que también se erige en la principal receptora de «visitantes» que acuden a nuestra ciudad para ver teatro. Desde principios de siglo, las clases medias españolas, aficionadas al arte escénico programaban viajes para asistir a los grandes espectáculos que se exhibían en el Calderón, la Comedia, el Martín, el Lara, el Infanta Beatriz, el Cómico… y tantos otros locales hoy en día desaparecidos. Otro de los dramas que afectan al teatro en Madrid. La desaparición de locales escénicos. Fenómeno ligado, por supuesto, al descenso de espectadores y a la compleja economía de la estructura teatral. Fenómenos que, desde las administraciones, miramos con preocupación y con inquietud, siempre con la firme voluntad de colaborar en su mejora. Porque la concejalía de cultura del Ayuntamiento de Madrid persigue el fomento del arte escénico en nuestra ciudad. En este sentido, buscamos formas imaginativas que, con el menor costo posible, nos permitan promocionar el teatro en Madrid.

Con satisfacción, puedo asegurar que, entre otras medidas, la privatización de la gestión (que no del local) del Teatro Madrid persigue fomentar el arte escénico a través de la libre iniciativa de los ciudadanos. Si el Ayuntamiento no puede costear una programación de calidad, sí puede, por el contrario, ofrecer a los profesiona- les del teatro la posibilidad de enfrentarse al reto de conseguir un público que de alguna forma palie la crisis que padecemos. La única exigencia impuesta en la programación se refiere a la necesidad de ofertar prioritariamente zarzuela, puesto que entendemos que entre la oferta escénica madrileña el género chico no ocupa el lugar que por su tradición, sus raíces culturales y el interés que despierta, merece.

Escenarios naturales

Otras iniciativas concretas se refieren a la promoción del teatro en los Veranos de la Villa, no sólo en los locales existentes, sino sobre todo en espacios al aire libre. Tradicionalmente, se han venido utilizando la corrala y la muralla árabe. Pero en 1993, esta concejalía ha dispuesto de un bellísimo emplazamiento en la Plaza del Rollo, espacio colindante con la Casa de la Villa y ubicado, por tanto, en el corazón del Madrid de los Austrias. Esta recuperación de un hermoso espacio lleno de cultura y sabor histórico es una de las mejores contribuciones para el desarrollo del arte escénico en nuestra ciudad. Siempre y cuando sea posible recuperar espacios al aire libre para la exhibición de espectáculos teatrales, el Ayuntamiento dará todo tipo de facilidades para el trabajo de las compañías y el solaz de los madrileños. Es difícil, pero posible, conciliar el fomento del teatro con la convivencia vecinal. Queremos que, desde nuestras responsabilidades administrativas, las calles y plazas de la ciudad puedan contribuir al desarrollo del teatro para el disfrute de los ciudadanos. Necesitamos, por el contrario, el compromiso serio y eficaz de compañías que muestren sus trabajos con un mínimo de calidad escénica. Por nuestra parte, ante la escasez de locales escénicos comerciales el Ayuntamiento dota de infraestructuras veraniegas para hacer posible que durante el verano los madrileños puedan distraerse al aire libre en sus jornadas de trabajo o de descanso.

Madrid, sin lugar a dudas, muestra espectáculos teatrales durante todo el año, tanto en sus teatros públicos como en los locales comerciales y en las salas alternativas. En la época estival, la oferta se reduce ante la inexistencia de equipos de aire acondicionado en la mayor parte de los locales teatrales. De ahí, que desde nuestra concejalía se haya instado al Teatro Español (municipal) para que mantenga abierta sus puertas durante todo el año, como un servicio más a los madrileños. De ahí también el esfuerzo que realiza el Ayuntamiento para habilitar plazas al aire libre que puedan acoger a los espectadores veraniegos. Esta oferta atrae, en mi opinión, a numerosos viajeros que durante sus vacaciones se trasladan a Madrid.

Nuevas iniciativas

Entre las diferentes muestras del teatro en Madrid no podemos olvidar el teatro para niños, tan descuidado en los últimos tiempos. Actualmente sólo funciona una sala especializada en el teatro infantil: la Sala San Pol, el teatro de los Niños. Ocasionalmente, algunas salas alternativas ofrecen espectáculos dirigidos a los niños. Este déficit debe ser corregido lo antes posible, pues los niños madrileños reclaman también sus derechos ciudadanos a recibir una oferta de ocio de calidad y variedad. En este sentido, el Ayuntamiento, dentro de sus posibilidades, programa los fines de semana en el Centro Cultural de la Villa espectáculos para niños y en el Teatro Español se lleva a cabo una programación infantil durante la campaña de Navidad.

Teatro Español, Centro Cultural de la Villa y Centro Cultural Galileo constituyen actualmente los tres espacios escénicos en los que se programa desde la administración municipal. El Teatro Español se ha especializado en los autores españoles clásicos. El Centro Cultural de la Villa intenta promocionar a los autores españoles contemporáneos. Y el Centro Cultural Galileo, por su parte, ha llegado a un acuerdo con la Real Escuela Superior de Arte Dramático para la programación de la sala. Se ha convertido, en cierto sentido, en una sala experimental y de vanguardia.

Creemos que, desde la administración municipal, estamos contribuyendo, por tanto, a la promoción y difusión del arte escénico en sus muy distintas y diferentes vertientes teatrales. Con la colaboración de todos los profesionales y el interés de las otras administraciones (Central y autonómica), conseguiremos devolver a Madrid el brillo escénico que siempre tuvo y luchar por asemejarnos a ciudades como Londres o París, que hoy en día son auténticos ejemplos de promoción teatral en los que deberíamos mirarnos para progresar lo más acertadamente posible.

Presidenta de la Comunidad de Madrid