Tiempo de lectura: 3 min.

Recientemente se han festejado los 500 años de la llegada de los españoles a los Estados Unidos, a las costas de Florida. La presencia del idioma español con anterioridad al siglo XVIII fue tenue debido a la situación colonial dominada por los ingleses, pero con la independencia del país en 1776 empezó a haber un interés por la lengua española. Las guerras napoleónicas –y las luchas entre Wellington y las tropas napoleónicas en terreno peninsular- no hicieron sino incrementarlo.  

 

Desde la misma independencia, y ante la ausencia de un idioma oficial en Estados Unidos, la mayoría de los territorios fue adoptando el inglés como idioma de Estado, siendo el español el segundo más hablado desde el primer día. Hoy, de los aproximadamente 315 millones de personas del país, cerca de 47 millones hablan en español, al ser nativos procedentes de países donde este idioma es lengua oficial. A este número hay que sumarle 15 millones que poseen una cierta competencia que les permite desenvolverse. Por tanto, en la actualidad, más de 60 millones de personas se comunican en español.

 

Es importante destacar que no todos los hispanos instalados en el país, hablan, escriben o leen en español, ya que la segunda y tercera generación nacida en los Estados Unidos ha perdido el nexo de unión idiomático. Aun así, cerca de 50 millones de personas mantienen sus raíces lingüísticas. 

 

Hay datos elocuentes de la fuerza del español:

 

–          Estados Unidos posee el mayor número de estudiantes de lengua española, con 7,8 millones de alumnos, por delante de Brasil.

–          Es la lengua extranjera más enseñada en educación secundaria y superior

–      El crecimiento en algunos Estados –como en la zona del Golfo de México- ha sido meteórico, ante todo por el crecimiento de una población de origen latinoamericano que se ha incrementado por encima del 70% en las últimas décadas

–          En paralelo, también ha habido fuertes crecimientos en estados donde los hispanos no representan ni el 5% de la población.

–          También es reseñable el reconocimiento oficial del idioma en algunas jurisdicciones del Suroeste del país.

 

Todo ello permite afirmar que el español en Estados Unidos es una realidad al alza.

 

Según las estimaciones realizadas por la Oficina del Censo, en el año 2050, Estados Unidos será el primer país hispanohablante del mundo, por delante de México, aun no siendo el español su lengua oficial. En 2050, los hispanos serán cerca de 130 millones de personas en EEUU, casi el triple que en la actualidad. Eso supondrá que el 30% de la población estadounidense, casi uno de cada, será hispano.

 

Esta alentadora perspectiva se encuentra supeditada a diversos factores que pueden originar un freno en el crecimiento del idioma en el territorio estadounidense:

 

–          Los desplazamientos demográficos de los hispanos, generados en las dos últimas décadas, no van a ser los mismos. Las políticas migratorias, en tiempos tan permisivas, se han endurecido.

 

–          Inevitablemente, las terceras generaciones comienzan a perder el nexo de unión idiomático (en la mayoría de los casos, los hispanos son hablantes por herencia): al haber nacido y crecido en el país, la educación que reciben en colegios y universidades es mayoritariamente en inglés.

 

–          Otro de los frenos es que los medios de comunicación de calidad son en inglés en su mayor parte y el español sigue sin acercarse al prestigio que se han forjado el francés o el alemán.

 

Ante la situación planteada, son varias las acciones que se podrían desarrollar  para el crecimiento del idioma español por los Estados Unidos: el Cervantes, la institución de enseñanza por excelencia, la más reconocida internacionalmente, podría incrementar su presencia en los college y universidades a través de “franquicias” o Aulas Cervantes (por ejemplo, sus homólogos, la Alianza Francesa posee más de 110 centros y el Confucio, en solo ocho años, se ha instalado en más de 70 universidades. El Cervantes se sitúa en 6 espacios).

 

Para lograr este avance sería conveniente reforzar el prestigio de nuestra lengua y cultura, donde la nueva generación de millennials y reconocidos líderes hispanos deberían influir positivamente en la opinión de la vida política del país.

 

Se debería hacer hincapié en que un conocimiento del español genera mayores y mejores relaciones con el resto del continente americano, pudiendo incrementar las transacciones comerciales y los beneficios económicos. En definitiva, es necesario ofrecer la practicidad y utilidad de comunicarse en español.

 

La Asociación de Academias de la Lengua Española podría asesorar a los medios de comunicación hispanos, con el fin de promover y reforzar una política clara para preservar el idioma.

 

Al igual que no deben perderse ni las raíces, ni el idioma materno de millones hispanos, es necesario promover su aprendizaje entre ciudadanos no hispanohablantes, procurando una comunidad bilingüe en español y en inglés. Estas acciones deben promoverse con constancia ante el establecimiento del spanglish en amplias zonas de los Estados Unidos.

 

Estas y otras consideraciones deberían ser estudiadas y llevadas a la práctica mediante una estrategia que agregue valor al conocimiento y uso de nuestro idioma con el ánimo de potenciar y mejorar el asentamiento del español en territorio estadounidense.