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La crisis económica-laboral que padece España desde 2008 ha impuesto una fuerte inflexión inmigratoria iniciada en 2009. El retorno a un nuevo ciclo inmigratorio con las características laborales y de número de los años 1998- 2007 parece actualmente desvanecido. Sin embargo, sí es posible contar durante los próximos años con nueva inmigración, ahora sobre todo por motivos de reagrupación familiar, demandada por los inmigrantes ya establecidos en España (1,1 millones de africanos, 1,7 millones de latinoamericanos, según el Padrón de habitantes de 1-01-2010), a resultas de su juventud, de su cultura diferente a la de los españoles y de su firme voluntad de permanencia en España para una buena parte de ellos. La insuficiente fecundidad instalada en España desde los ochenta (1,38 hijos por mujer en 2010), el envejecimiento del país, ya con tasas muy altas (17,3% de la población es mayor de 65 años según el Censo de 1-11-2011) y en crecimiento progresivo, así como el cambio en las estructuras laborales de los españoles, también pueden incentivar estos nuevos ciclos inmigratorios, pero ahora con flujos sin duda más controlados.

LAS REDES MIGRATORIAS. GARANTÍA DE CONTINUIDAD

Los reagrupantes familiares son inmigrados que en su momento lograron estabilizar su residencia en España, pues la reagrupación familiar les exigió previamente tener contrato estable de trabajo, ingresos suficientes para atender a su familia en España, así como disponer de una vivienda adecuada.

Las redes migratorias formadas por familiares y amigos ya establecidos en España fueron los responsables fundamentales de la idea de emigrar a España para los reagrupantes encuestados, en concreto para el 44% de los africanos y para la mitad de los latinoamericanos. De hecho, la importancia de la red familiar en la atracción hacia España de nuevos inmigrantes continúa activa en la actualidad (2009-10), pese a la crisis económica laboral: el 27% de los reagrupantes africanos encuestados y un tercio de los latinoamericanos manifiestan que tienen intención de facilitar la llegada a España de otros familiares distintos a la familia ya reagrupada, sobre todo de hermanos. Las proporciones indicadas son mucho más altas entre los reagrupantes que residen en Cataluña litoral que entre los que viven en Murcia-Almería, lo que denuncia las distintas posibilidades de empleo en una y otra región para los nuevos familiares que lleguen con intención de incorporarse al mercado laboral.

Las redes de familiares y amigos ya inmigrados en España también son «agentes» importantes para buscar empleos en España para los miembros de la red. Los reagrupantes encuestados declaran que cuando llegaron a España buscaban trabajo el 87% de los africanos y el 85% de los latinoamericanos. Los familiares y amigos fueron el medio para obtener más de la mitad de los trabajos actuales (2009-10) de los reagrupantes, el 60% de los trabajos de los cónyuges y dos tercios de los trabajos de los hijos reagrupados.

LA ESTRUCTURA OCUPACIONAL EN LAS FAMILAS REAGRUPADAS: CAMBIOS Y PERSISTENCIAS

El reagrupante ha informado sobre sus empleos en tres momentos de su proceso inmigratorio: primer trabajo en España, trabajo que tenía cuando realizó la reagrupación familiar y su trabajo actual (2009-10). Esta evolución orienta sobre sus posibilidades laborales iniciales y, por tanto, puede evaluar el éxito de su integración económica y social y la de su familia reagrupada. Dichas posibilidades, como veremos, son muy diferentes entre africanos y latinoamericanos, pues cada colectivo continental cuenta con distintos capitales personales (idioma, nivel de instrucción, distintas culturas…) para acceder a los empleos ofertados.

El reagrupante también informó sobre los empleos actuales de su cónyuge y de sus hijos que conviven con él. Los empleos se ofrecen por grandes sectores económicos (agrario, industria, construcción, hostelería, comercio, hogar y otros servicios) en cada una de las tres áreas territoriales de su residencia: Cataluña litoral, Comunidad Valenciana y Murcia-Almería, pues la distinta estructura económica regional, igual que ocurre con la evolución temporal del reagrupante en España o con su distinto origen continental, influye decisivamente en la estructura ocupacional de las familias reagrupadas.

El sector agrario es para los inmigrantes africanos un recurso laboral «estrella» para el primer trabajo en la España mediterránea, pues a él acudieron el 55% de los varones y el 35% de las mujeres reagrupadas. Entre los reagrupantes latinoamericanos su primer trabajo en la España mediterránea también estuvo muy vinculado al sector agrario, en el que trabajaron el 26% de los varones y el 12% de las mujeres. Esta «especialización» agraria inicial no fue de elección libre, sino que vino impuesta por ser el empleo más adaptable a la inicial falta de regulación laboral del inmigrante —el 61% de los reagrupantes encuestados carecía de contrato en su primer trabajo en España— además de la menor competencia para acceder a estos empleos, pues el trabajo en la agricultura es físicamente duro, sobre todo si se realiza bajo abrigo plástico, y con frecuencia son empleos discontinuos debido al minifundismo agrario y a los calendarios agrícolas, lo que conlleva menores ingresos económicos.

El fuerte rechazo al trabajo agrario queda patente en su acusado abandono cuando el inmigrante soluciona sus problemas legales de residencia y de trabajo en España, que en nuestro caso se materializa cuando el inmigrante realizó su reagrupación familiar (fig. 1), siempre, claro está, que haya posibilidad de empleo en otro sector: Cataluña y Comunidad Valenciana, por una parte, y Murcia- Almería, por otra, ilustran bien la existencia o no de alternativas al trabajo agrario.

En 2009-10 el sector agrario continúa siendo una «especialización» para las familias africanas, con el 18% de todos los empleos familiares, pero para los familiares latinoamericanos (reagrupantes, cónyuges, hijos) este sector es el que menos emplea, solo el 6%. En ambos casos, los hijos son los que menos acuden a este trabajo, pues poseen mejor preparación que sus padres para acceder a trabajos que consideran más adecuados a sus aspiraciones socioeconómicas.

La industria y la construcción son dos sectores apetecidos por los reagrupantes, pues su máxima participación en ellos se alcanza en el momento de realizar la reagrupación, anterior a la crisis que se inicia en 2008. La crisis actual queda bien patente en el fuerte descenso del empleo en ambos sectores, lo que se acentúa en las nuevas incorporaciones al sector de la construcción, visualizadas en el grupo de los hijos, pues estos solo han logrado en el sector el 3% de sus empleos en el caso de los africanos y el 7% de los latinoamericanos. Si Murcia-Almería es el área territorial más especializada en trabajo agrario, sobre todo entre los africanos, Cataluña litoral sobresale en trabajo en la construcción (fig. 1).

La hostelería-restauración es una actividad utilizada mucho más por las mujeres que por los varones reagrupantes. A diferencia de los sectores anteriores, el empleo en la hostelería goza de estabilidad durante todo el proceso inmigratorio. Este sector beneficia claramente a los latinoamericanos (17% de todo su empleo familiar, frente al 10% en los africanos), a resultas del idioma y de su mayor instrucción. En este sentido, el empleo en la hostelería destaca en el grupo de los hijos (14% en los africanos, 23% en los latinoamericanos), lo que indica que, por el momento, es un trabajo acorde con sus aspiraciones socioeconómicas. Cataluña litoral es el área territorial donde este sector ofrece más empleo a los reagrupantes, mientras en Murcia-Almería casi los excluye.

El comercio presenta la particularidad de que su empleo ha aumentado mucho en la actualidad (2009-10), pese a la crisis, sobre todo entre los africanos. Sin embargo, para valorar este empleo hay que tener en cuenta su distribución en trabajo por cuenta propia y por cuenta ajena: todos los grupos familiares africanos han incrementado su empleo singularmente en la primera modalidad (comercio ambulante, étnico), sin duda ejercido como alternativa al paro laboral, mientras el incremento latinoamericano se ha hecho con preferencia en trabajo asalariado, sobre todo en el grupo de los hijos (idioma…).a1.pnga2.pnga_3.pnga4.png

Los trabajos en el hogar —servicio doméstico y cuidado de enfermos y ancianos— son los de mayor especialización femenina, pero alcanzan importancia desigual entre africanos y latinoamericanos (por el idioma, cultura…), pues trabajan en el hogar el 9% y el 25%, respectivamente, de todos los miembros familiares ocupados. Este empleo, aunque conserva estabilidad relativa durante todo el proceso inmigratorio (fig. 1), no es valorado positivamente para satisfacer las aspiraciones sociales de los migrantes, según se deduce del comportamiento del grupo de los hijos: trabajan en él el 12% de los hijos africanos y solo el 7% de los hijos latinoamericanos (frente al 45% de las reagrupantes y de las cónyuges). La importancia laboral relativa de estos empleos es mayor en Cataluña, pues aquí la organización laboral espacial dificulta más la atención diaria al hogar por parte de los autóctonos. En Murcia-Almería, con rentas más bajas, tasas de ocupación femenina menores y ciudades más pequeñas, ofrece las menores proporciones de empleados en este sector.

El subsector otros servicios refleja bien el éxito laboral y económico al que aspiran los inmigrantes, sobre todo los varones latinoamericanos; en este subsector se incluyen, entre otros, los empleos calificados por los reagrupantes como «servicios cualificados», entre los que enumeran, como más repetidos, transporte, camionero, mecánico o seguridad. Esta especialización se concentra en el trabajo actual, es decir son empleos conseguidos después de un periodo de residencia en España más o menos prolongado.gafico_2.png

 

En síntesis, en 2009-10 los empleos de los reagrupantes han cambiado notablemente respecto a su primer trabajo en España y al que tenían cuando realizaron la reagrupación familiar: a) fuerte disminución relativa en el no deseado trabajo agrario (cuadro 1), sobre todo después de superar las carencias legales iniciales sobre sus permisos de residencia y de trabajo; b) el empleo en la construcción alcanza fuerte aumento coincidiendo con la estabilización residencial y laboral del reagrupante y con el auge de este sector económico, pero con la llegada de la crisis actual la pérdida de estos empleos también es espectacular; c) conquista reciente de un cierto número de empleos valorados como de ascenso social y también económico (servicios «especializados»); d) la presencia relativa en los sectores de hostelería y de hogar ha permanecido estable durante todo el proceso migratorio en España, aunque con importancia diferente entre los africanos y latinoamericanos en respuesta a sus distintos capitales personales para estos empleos (idioma, nivel de instrucción, cultura…); e) el comportamiento laboral del grupo de los hijos en los sectores de hostelería y de hogar, ilustra, por una parte, sobre la aceptación actual y futura del trabajo en hostelería, sobre todo entre los latinoamericanos, y, por otra, sobre el rechazo actual y futuro del trabajo en el hogar para ambos grupos de nacionalidades; f) es destacable el aumento, en tiempo de crisis, del empleo en el comercio, aunque con distintas finalidades y protagonistas según el subsector: el empleo africano de todos los grupos familiares aumenta mucho en el comercio por cuenta propia, pero dadas sus capacidades en idioma e instrucción, sin duda se trata en buena parte de una actividad «refugio» ante el paro laboral (comercio ambulante); entre los latinoamericanos el aumento de este empleo está más vinculado al comercio por cuenta ajena, sobre todo en el grupo familiar de los hijos.fig_2_a.png

OTROS INDICADORES LABORALES  (2009-10)

Paro laboral. Según las declaraciones de los reagrupantes, las tasas de paro en las familias africanas reagrupadas en la España mediterránea son siempre muy superiores —39% de parados sobre 589 activos— a las familias latinoamericanas (27% de parados sobre 993 activos), diferencias que se registran en todos los grupos familiares (reagrupantes, cónyuges, hijos), así como en cada una de las tres áreas territoriales estudiadas. La tasa media nacional de paro se situaba en 2009-10 en 19,6% (fig. 2).

Número de ocupados por familia. Como en otros indicadores, este refleja bien las diferencias económicas y sociales entre africanos y latinoamericanos, siempre con la peor situación para los primeros. Las familias con cero ocupados es la situación que padece el 28% de las africanas —sobre un total de 348 familias encuestadas— frente al 11% de las latinoamericanas —de un total de 457 familias—; la media de miembros por familia es de 4,21 las africanas y de 3,73 las latinoamericanas. La mayor parte de las familias encuestadas tienen uno o dos de sus miembros ocupados, que suelen corresponder con el reagrupante y su cónyuge, pues por su juventud los hijos que trabajan en 2009-10 aún representan cifras bajas, aunque estas también obedecen a la crisis de empleo actual. Las «familias sin problemas de ingresos» serían, teóricamente, las que tienen tres o más ocupados, que son el 6% de las africanas y el 15% de las latinoamericanas.

La asistencia a cursos de formación profesional es un medio necesario para aumentar las capacidades laborales y por consiguiente la estabilidad laboral y la integración económica y social de los inmigrados. De acuerdo con su nivel de instrucción y el dominio del idioma español de estos trabajadores extranjeros, los cursos de formación profesional parecen especialmente necesarios en el caso de los africanos. Sin embargo, según las manifestaciones de los reagrupantes encuestados, el rechazo a realizar estos cursos es excesivamente alto, sobre todo entre quienes tienen mayores carencias formativas. Así, entre el colectivo africano manifiestan que no desean o no necesitan asistir a cursos de formación profesional el 62% de los reagrupantes, el 70% de los cónyuges y el 53% de los hijos; en el caso de los latinoamericanos, que poseen mejor capital personal para el acceso a los empleos, el rechazo a estos cursos disminuye considerablemente: manifiestan respuesta negativa el 46% de los reagrupantes y de los cónyuges y el 42% de los hijos.grafico_d.png

No obstante lo indicado, es indicador positivo para el futuro que el grupo de los hijos de las familias africanas y latinoamericanas reagrupadas en la España mediterránea siempre muestra mejores capacidades y aptitudes que sus padres —reagrupantes y cónyuges— para su promoción laboral, y por tanto para su mejor integración actual y futura en la sociedad española.

CONCLUSIONES

La encuesta realizada en paralelo a reagrupantes africanos y latinoamericanos permite comparar sus indicadores sociolaborales, con resultado siempre menos favorable para los africanos, sin duda como consecuencia de su deficiente capital humano inicial. Aunque la regulación laboral de los reagrupantes en su primer trabajo en España ofrece idéntica situación de altísima irregularidad para africanos y latinoamericanos —61% realizó este primer trabajo sin contrato laboral—, tal como se ha expuesto, los primeros perpetuarán con el paso del tiempo mayores precariedades laborales en todos los indicadores económico- laborales recogidos en la encuesta, especialmente con sus tasas de paro.

Por otra parte, las distintas variables sociolaborales estudiadas siempre muestran situaciones más negativas en Murcia-Almería que en Cataluña litoral, lo que se vincula con las posibilidades de una estructura económica más reducida e inestable en estas provincias del sur; a su vez, estas conocidas características económicas de Murcia- Almería se ven «reforzadas» por un capital humano más deficiente de los reagrupantes y sus familias asentadas aquí, tanto africanos como latinoamericanos, estos en su mayoría andinos.

En conclusión, según las características económicolaborales de los miembros (reagrupantes, cónyuges, hijos, otros miembros de la familia) de las familias africanas y latinoamericanas reagrupadas en la España mediterránea, las necesarias políticas y acciones a desarrollar por las administraciones de España para conocer a estos inmigrados y su futuro, así como para posibilitar su integración del modo más completo y eficiente, deben tener en cuenta las distintas peculiaridades de los inmigrantes según sus países de origen, según su antigüedad en España y según las posibilidades y características estructurales de sus territorios de residencia en España.

La consolidación actual y futura en España de elevados contingentes de inmigrantes que han alcanzado o alcancen reagrupación familiar —que en el caso africano ya tiene pirámides demográficas con gran vitalidad infantil—, sin duda requieren emprender nuevas políticas de integración orientadas específicamente a las familias reagrupadas. Estas familias, por definición y por costes económicos  y sociales, tienen voluntad de permanencia en España de larga o definitiva duración. La incorporación a la sociedad española de estas jóvenes familias con plenas obligaciones y derechos, obviamente debe beneficiar tanto a los nuevos ciudadanos como a los autóctonos. Las deficiencias demográficas de España en fecundidad y en envejecimiento, sin duda también deben ser valoradas en el diseño de las políticas de inmigración familiares, y en este sentido deben conjugarse con otros problemas y dificultades que tiene el país a corto plazo, sobre todo en relación con el mercado laboral y su cambio de estructura para trabajadores españoles. _

 

NOTAS

1 La información específica utilizada en este artículo procede de una encuesta realizada en 2009-2010 a 348 inmigrados reagrupantes africanos y a 457 latinoamericanos residentes en la España mediterránea litoral entre Girona y Almería. Esta encuesta forma parte del Proyecto CSO2008-01796, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. IP, V. Gozálvez Pérez. Los perfiles sociodemográficos de estas familias ya fueron estudiados en otro artículo publicado en esta revista, número 138, 2012: 150 162.

Catedrático de geografía humana. Universidad de Alicante.