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La Universidad internacional de La Rioja (UNIR) ha celebrado la semana internacional del trabajador social con una mesa redonda sobre Solidaridad y trabajo social. 

Manuel Herrera, director académico de Relaciones Internacionales de UNIR, catedrático de Sociología, en la presentación ha hablado de la “clara vocación social y de colaboración” de UNIR y ha subrayado el papel de la familia como auténtico motor para “el bienestar”; ella ha evitado “el desmantelamiento del estado del bienestar” durante la crisis. Ha señalado que los trabajadores sociales, en las sociedades del conocimiento, “se están convirtiendo en gestores de relaciones sociales y agentes de cambio”.

El periodista José Luis Roig ha ido dando paso a los diversos ponentes, que ha intervenido en este orden:

Clara Pardo. Presidenta de Manos Unidas. Ha explicado la labor de Manos Unidas, una institución de la Iglesia católica con “sesenta años de experiencia”, que nació con un grupo de “mujeres audaces que declararon la guerra al hambre”.  Ha calificado a Manos Unidasde “austera”, “eficaz”, “transparente”, como vocación de “servicio a los demás”. Ha sostenido que “la gente más necesitada es la más solidaria”, como se pone de manifiesto en Iberoamérica: “Ellos son los primeros que ayudan: son una lección para nosotros”, y ha defendido que para actuar se conozcan muy bien los problemas sobre el terreno: “Desde aquí no pretendemos saber qué está pasando en Etiopía”.

Sebastián Mora. Secretario general de Cáritas. Ha hablado de la batalla que hubo entre los defensores de la “solidaridad” y los de la “justicia social” y luego se ha preguntado: “¿Qué nos quedó de aquello?” Tres cosas, ha dicho: 1) “El trabajo social es una disciplina, pero si expulsa los valores y la emotividad está condenada al fracaso, es una profesión vacía”. Hemos perdido “el horizonte de los valores que sustentan a la profesión”, ha destacado. 2) La crisis de lo común, de lo comunitario: “No se habla ya de lo social, ahora se habla de calidad de vida, no del bien común, no de la justicia social”, al menos, “cuesta encontrarlo”. Pero “se necesita el entronque comunitario más que nunca; vivimos un trabajo social extremadamente individualista”. 3)  Se llegó a la conclusión de que el trabajo social no era solo para los pobres; esto es “un gran descubrimiento pero también una gran pérdida”. El trabajo social ha de ser “universal desde los márgenes, y empezando donde hay injusticias;  se ha de desarrollar una teoría de la justicia desde las víctimas”.  “La justicia sin compasión, sin solidaridad, no es justicia”. Pero con la crisis nos hemos vuelto “universales con los nuestros, no con los que menos tienen”.

Manuel Gutiérrez Pascual. Tesorero del Consejo General de Trabajo Social. Partiendo de la idea de que a los trabajadores sociales no los tiene que guiar el buenismo, quizá se han encerrado demasiado en que su tarea “no la puede hacer cualquiera”, y por eso la pérdida del referente de los valores. Estaba de acuerdo con que nos “habíamos olvidado de los laterales”, pero ahí estaba la dependencia, que nos ha enseñado la necesidad de “ciertos servicios sociales”. Ha reclamado una ley marco sobre el modelo de servicios sociales que queremos a nivel estatal; ahora mismo “no tiene nada que ver lo que se hace en Andalucía con lo que se hace en el País Vasco”. Y hay que innovar en servicios sociales cuando hay cosas que no funcionan, hay que preguntarse por el retorno de la inversión en el terrero social, que es dinero público, que tiene que ser eficiente y que genere impacto social.

Pablo Gómez-Tavira. Director general de servicios sociales de la Comunidad de Madrid. Crecemos al tres por ciento, pero “la calidad de vida de muchas familias no se recupera”. Hay que ir a un modelo mixto que “dé cobertura y sea eficaz”. La lucha contra la pobreza no es solo un campo del trabajo social sino también de la sanidad, la educación, el empleo, etc. En Madrid hay 30.000 familias con renta mínima (entre 400 y 600 euros) que a veces “rechazan ofertas de trabajo”. Había que impulsar más las “políticas que activan a la persona hacia el empleo”.

Erika Rodríguez Pinzón. Concejala del Grupo Socialista del Ayuntamiento de Madrid. Los proyectos salen adelante por “el factor humano”. En la enseñanza de Ciencias Sociales hay que prestar más atención a la innovación para que “los trabajadores sociales sean productores de cambios”. Los políticos tenían que hablar más con los beneficiarios de los servicios: “En política no hablamos con las personas”.

Mercedes Valcárcel. Directora de la Fundación Tomillo. Los valores y la emoción que pedía Sebastián Mora tenían que ampliarse “a todas las profesiones” porque “la parte emocional es crítica” y la reclama especialmente la gente joven. Hay escasez de recursos y nos hemos de tomar muy en serio “la parte de gestión y la evaluación del impacto”.

Réplica de Sebastián Mora: “Cuidado con los discursos culpabilizadores”.  Ante los que denuncian que los perceptores de rentas mínimas están desincentivados para aceptar trabajos, ha apuntado que el asunto clave es “qué tipo de trabajo estamos creando”, tan absolutamente “precario”. Hay picaresca, como en todos los campos, pero los hay también tan desfavorecidos que no se les puede aplicar la regla “El que no trabaje que no coma”. Cáritas atendía a gente, un tanto por ciento elevado, no en el paro sino con “trabajos precarios”.

Alberto Reyero. Diputado de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid. Portavoz de la Comisión de Políticas Sociales y Familia. Se ha mostrado de acuerdo con el punto de vista de Sebastián Mora por lo que respecta a la “cronificación de la pobreza”. “Yo también les diría que no cogieran esos trabajos”. Porque los perderán enseguida (son trabajos muy inestables) y luego les costará volver a “la renta mínima”.

Rubén Herranz. Adjunto a la secretaría confederal de protección social y políticas públicas de CC.OO. Ha arremetido contra la precarización laboral de los propios trabajadores sociales, un sector donde se trabaja “un día sí y otro no”.

Aurelio López Barajas. Consejero delegado de Super Cuidadores (UNIR). Ha reflexionado sobre la necesidad de formar bien a los cuidadores en una sociedad con un tanto por ciento creciente de envejecimiento. La formación a los cuidadores y el oficio de cuidador, a su vez, eran un nicho de mercado laboral importante. Pero había que profesionalizar esa labor de cuidadores, por ejemplo, el de cuidadores a domicilio.

Eva López Simón. Servicios sociales de UGT. Insistiendo en la tesis de Sebastián Mora: “Hay trabajadores pobres y esto va a más, con salarios mínimos que no dan para vivir”. Tendría que realizarse una reforma laboral. Por supuesto que entendía a los que con renta mínima rechazaban un “trabajo” (basura).  En otro orden de cosas: India cambia la visión de la pobreza. “Niños peleándose con un perro por un pedazo de pan que había tirado un turista”. Pero el trabajo social es otra cosa, “no es solo lucha contra la pobreza”. Es lucha “contra la soledad; la soledad es algo tremendo. Que va en aumento”. Y el trabajo con “la gente que llega de fuera y que termina integrándose. Un trabajo muy complicado que no se reconoce a veces”, etc.

Beatriz Elorriaga. Concejala del Grupo Popular del Ayuntamiento de Madrid. Deben cambiar los servicios sociales. La dependencia, por supuesto, es importante, pero ella sola no es el cuarto pilar. Hay que mejorar las plantillas, en estos momentos insuficientes.

Rosario Cayuela. Directora del departamento de políticas sociales de la Presidencia de Gobierno. Ha centrado su intervención en la gente joven desatendida y en la gente con baja cualificación, para mejorar también aquí el estado del bienestar.

Manuel Herrera ha concluido la sesión recordando su reciente experiencia en Iberoamérica. “Allí se reinventa el trabajo social comunitario”, allí te recuerdan que “la comunidad da sentido al trabajo social”, que “las relaciones sociales son lo que hay que reclamar”.

La sesión completa online se puede ver en este vídeo:

https://youtu.be/syIich0y8tw&rel=0

Director de «Nueva Revista», doctor en Periodismo (Universidad de Navarra) y licenciado en Ciencias Físicas (Universidad Complutense de Madrid). Ha sido corresponsal de «ABC» y director de Comunicación del Ministerio de Educación y Cultura.