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El lector roza con un dedo la pantalla de su ordenador personal y obtiene una primera página electrónica. Luego toca el título de una de las informaciones y aparece el texto completo. Al mismo tiempo puede pedir la secuencia de un telediario, que verá en una esquina de la pantalla. Se trata del diario electrónico universal, una conquista más de las muchas que se consiguen en la ardua y diaria batalla por las innovaciones tecnológicas. En este caso, han sido tos investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT), de Boston los que han logrado integrar diversas tecnologías de punta —edición asistida por ordenador, pantalla táctil, digitalización de imagen y sonido, etc.—, cuyo resultado final es un diario electrónico a la carta, auténtica revolución que modifica, de forma sustancial, tanto los hábitos del lector de diarios como los métodos de elaboración de los mismos.

Han sido, precisamente, la electrónica y las telecomunicaciones los dos factores clave que, junto a la nueva concepción gráfica del diario, han contribuido a que la prensa escrita vuelva a ser un producto rentable, superando, de este modo, la profunda crisis a que se vio sometida entre 1975 y 1985. Concretamente en España, de los 85 diarios privados existentes en 1979, sólo 15 eran rentables; 20 cubrían gastos y los 50 restantes resultaban deficitarios. Ocho años después, en 1987. sólo tres del más del centenar de diarios españoles registraron pérdidas. Esta bonanza económica, calificada como «edad de oro de la prensa española» por Pedro Crespo de Lara, secretario general de la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE) ha sido el motivo de la aparición, en los dos últimos años, de 12 nuevos diarios, entre ellos El Mundo, El Independiente, Las Noticias y El Sol, y del anuncio de la próxima salida de otros 12.

Sin embargo, pueden ser esas propias tecnologías, que han proporcionado nueva savia a la prensa, las que pongan de nuevo en peligro al diario en un futuro inmediato. Si la radio y la televisión plantearon, en la década de los setenta, la batalla al periódico en campos tan concretos como el informativo, el educativo, el recreativo y el de servicios a pequeñas comunidades, en la década de los noventa pueden ser los nuevos medios telemáticos —videotex y teletexto, entre otros— tos que limiten el ámbito de difusión de la prensa. A la competencia de la tadio y de la televisión, los editores de prensa respondieron con la transformación del viejo periódico en un producto moderno, con impresión y diseño avanzados. La respuesta al reto de los nuevos medios no parece, sin embargo, que haya de basarse en las espectaculares campañas de bingos y de loterías, como se está haciendo actualmente, sino en una auténtica reorientación de producto que satisfaga a los modernos lectores.

Escasa difusión en España

El periódico, tal como aparece hoy en los quioscos, es una creación moderna. Arranca de los inicios de la sociedad burguesa y se consolida con la aparición de la sociedad industrial. Los periódicos de principios del siglo XIX constaban de cuatro páginas y en ellos predominaban los artículos políticos y literarios. Pero este esquema empieza a fallar cuando entran nuevas fuerzas en la vida del periodismo. Hacia 1830 existen ya todos tos elementos técnicos necesarios para la producción de periódicos a bajos precios, si bien el mayor impulso de la prensa se logra a mediados del siglo, con el avance de los transportes —ferrocarriles y buques de vapor—, de las telecomunicaciones —el telégrafo y el teléfono— y, posteriormente, de la rotativa, que hará posible aumentar la tirada y el número de páginas de los diarios. La invención de la linotipia por Ottmar Mergenthaler en 1884 permitirá multiplicar por ocho la velocidad en las técnicas de composición, letra a letra, utilizadas desde que Gütenberg inventara, hacia 1450, el tipo móvil.

La nueva empresa periodística surge sin estar atada a los partidos políticos y con los recursos económicos que le reportan la publicidad y los lectores, cada día más ávidos de noticias. Editores como James Gordon Bennet (New York Herald), Joseph Pulitzer (New York World) y William Randolph Hearst (New York Journal), fueron grandes empresarios norteamericanos que hicieron de su profesión una industria. Estos editores, con espíritu empresarial, veían en las noticias no sólo la información que puede ser divulgada, sino un artículo de consumo que había que fabricar, empacar y vender al igual que cualquier otro artículo de consumo.

Esta concepción, liberal y decimonónica, de la empresa periodística, compatible, a nuestro juicio, con el entendimiento de la información como un servicio de interés público, dio lugar a la constitución de empresas familiares que han venido editando, desde hace años, diversos periódicos. El binomio familia-empresa, bastante generalizado hasta ahora en España, es un fenómeno que define formas y situaciones peculiares en la composición, orientación y gobierno de determinadas empresas editoras y de sus publicaciones. Todavía en 1986, 17 familias controlaban 22 diarios que alcanzaban el 40 por 100 de la difusión media en España. Con la venta de los diarios de la Editorial Católica a Comecosa (Corporación de Medios de Comunicación, S. A.) el «holding» vasco se ha convertido, desde octubre de 1988, en el principal grupo de prensa de España.

A pesar de la consolidación económica y financiera de la mayoría de las empresas periodísticas españolas —la tirada diaria supera los tres millones de ejemplares y los beneficios alcanzaron, en 1989, la cifra de 15,000 millones de pesetas—, la prensa de nuestro país sigue mostrando unos índices de penetración en el mercado considerados como subdesarrollados. La difusión de la prensa diaria en España se cifra en 80 ejemplares por cada 1.000 habitantes, prácticamente la misma que existía en J974. Este hecho hace que nuestro país se sitúe en el puesto 42 del mundo y, dentro de la Europa comunitaria, en el lugar número 11.

Dos reconversiones en 20 años

Quizás en esta escasa difusión de la prensa haya influido, además de) empobrecimiento cultural progresivo de nuestra sociedad, el retraso con que se afrontó en España el cambio tecnológico. Al comenzar la década de 1960, casi la totalidad de la maquinaria de las empresas periodísticas era obsoleta, contando incluso algunas de ellas con modelos de máquinas pertenecientes al siglo pasado o principios del presente, A partir de 1960, el Gobierno español liberaliza las importaciones de maquinaria, con lo cual las empresas periodísticas acometen una renovación intensiva que, 15 años después, en 1975, es causa de que muchas empresas dispongan de linotipias automáticas y modernas rotativas tipográficas.

Una visión panorámica del cambio tecnológico efectuado entre 1976 y 1981 en los diarios españoles nos la ofrece Antonio Garrido en el artículo publicado en ABC el 9 de abril de 1982. En su exposición, afirmaba que de los 117 diarios existentes al finalizar 1976, sólo 36 contaban con equipos electrónicos, 77 mantenían los viejos sistemas de composición tipográfica —la linotipia— y 4 compartían los dos sistemas. En 1978 había 61 diarios que mantenían la tipografía exclusivamente, mientras que 59 habían incorporado plenamente la electrónica. Al año siguiente, en 1979, los diarios que se imprimían con las nuevas técnicas (62) superaban, por primera vez, a los de la vieja tecnología (53), circunstancia esta que se acentuaría durante 1980 y 1981. Al finalizar este último año, 35 periódicos de los 112 existentes seguían manteniendo todavía los sistemas de composición en plomo.

A nivel mundial, sin embargo, ya se había afianzado, por aquellos años, la transformación total de las artes gráficas, de forma que los sistemas tipográficos, creados por Gütenberg hacia cinco siglos, habían sido sustituidos por los nuevos equipos de fotocomposición e impresión en offset. A finales de 1965, más de 1.000 periódicos de todo el mundo habían incorporado ya la impresión en offset y, cinco años más tarde, en 1970, 80 de cada 100 diarios de Estados Unidos se editaban con el nuevo sistema. En Europa, la reconversión al offset era más lenta. Sin embargo, la construcción, en 1974, por la firma Koening and Bauer de su rotativa Jumbo, de nueve metros de altura, seis de ancho y 20 de largo, con capacidad para imprimir 144 páginas, acelera el abandono de la impresión tipográfica.

A los avances logrados en las técnicas de impresión se une, entre 1970 y 1975, la introducción masiva de terminales electrónicos en las redacciones de diarios. La Asociación Norteamericana de Editores de Diarios (ANPA) subvenciona, con cuantiosas ayudas, al Massachusetts institute of Technology para la construcción de ordenadores capaces de componer electrónicamente los textos. De esta forma, la industria y los investigadores universitarios se unen a la búsqueda de una herramienta tan prodigiosa como el videoterminal (vdt), el cual, desde 1976, comienza a arrinconar a los teclados de cinta perforada y a los lectores ópticos de caracteres.

Protagonismo de la redacción

Estos nuevos cambios sorprenden a las empresas periodísticas españolas que, sin haber concluido todavia su primera reconversión, se ven abocadas irremisiblemente a una transformación casi total, teniendo que incorporar la informática y la electrónica con el fin de hacer rentables sus procesos. En menos de 25 años, pues, una gran parte de las empresas periodísticas españolas tuvieron que afrontar dos etapas de reconversión y de transformación, con las consiguientes inversiones que dejaron endeudadas a gran número de ellas.

Entre 1980 y 1986, varias firmas, como Linotype, Itek, Raythom y Harris, lanzan al mercado potentes fotocomponedoras con capacidad para fotocomponer una página en dos minutos. Estas mejoras en los sistemas de composición se complementan con la incorporación del offset color para la impresión del diario. Durante este periodo, el cambio tecnológico de la prensa española es casi total. Según una encuesta de la AEDE, 27 empresas disponen ya, en 1986, de 534 terminales para las tareas de fotocomposición, frente a los 91 existentes en 1980. A estas innovaciones se une la renovación de las rotativas, el 54 por 100 de las cuales contaba con menos de cinco años de existencia, el 30 por 100 había sido adquirido en la década de los setenta y el Í6 por t()0 restante, en la de los sesenta.

Por otra parte, los redactores, tecnológicamente pasivos hasta entonces, adquieren, por primera vez, un amplio protagonismo en la elaboración técnica del diario. A través del videoterminal, como sistema periférico de un ordenador central, el redactor compone y corrige sus textos y, en algunos casos, procesa y trata su información, con lo cual se completa el ciclo de la pre-impresión. Este sistema de trabajo, denominado «de principio a fin» (esquema número l), supone aprovechar el primer «impulso» del redactor en la elaboración de la información hasta su transformación en material apio para la impresión.

Las nuevas tecnologías, sin embargo, van a modificar profundamente la estructura laboral que venían manteniendo las empresas periodísticas. Los sectores más afectados serán talleres y administración, debido a que, con la incorporación de los redactores a las tareas productivas, se suprime la duplicidad de algunos trabajos, como eran la reescritura, corrección y tratamiento de los textos. Por ello, los sindicatos de tipógrafos se opondrán a la reconversión, incluso con violencia, como ocurrió con el diario londinense The Times, que estuvo cerrado casi un arto. En España, el número de trabajadores del sector de prensa se reduce, entre 1980 y 1986, en un 10 por 100, pasando de 10.497 a 9.659.

El ordenador personal

En los últimos ocho años, los vídeoterntinales han invadido las salas de redacción; se han ensayado nuevos sistemas de diseño y de confección electrónica de ¡a página; se ha introducido el color en la impresión diaria, gracias a la incorporación de las técnicas digitales para el tratamiento de la imagen, las cuales simplifican sensiblemente el proceso de transmisión de los originales desde las agencias hasta los periódicos (esquema número 2); se ha recurrido a los rayos láser y a las fibras ópticas para la transmisión a distancia de páginas y para la grabación de las planchas de impresión; los gráficos y las ilustraciones en color se tratan en modernos videoterminales y visualizadores, y los periódicos hacen ediciones internacionales que se imprimen en las llamadas «imprentas satélites», situadas a miles de kilómetros de distancia de la redacción central.

Todo este conjunto de cambios ha supuesto echar sobre los redactores que han venido trabajando con sistemas integrados de composición —equipos conectados «on line» a un ordenador cenital— un conjunto de responsabilidades imprevistas, como componer sus propias informaciones, visualizarlas, corregirlas y justificarlas. Así, por ejemplo, el 99 por 100, por no decir el 100 por 100, de cuanto se publica en las páginas de un diario norteamericano está concebido y realizado técnicamente por los periodistas. Lo mismo podríamos decir de algunos periódicos británicos y españoles, como Hoy de Badajoz (esquema número 3) y El Sol, si bien en Europa la incorporación plena de los periodistas a los sistemas redaccionales es más lenta.

De acuerdo con una encuesta entre 160 profesionales de periódicos norteamericanos que utilizan terminales de paginación, existe un profundo descontento entre la mayoría de ellos. Los periodistas se quejan de la nueva «esclavitud» de los sistemas de paginación electrónica. El 11 por 100 dice tener menos tiempo ahora para realizar su trabajo; el 48 por 100 piensa que el aprendizaje del nuevo sistema ha sido insuficiente y sólo el 27 por 100 afirma que la utilización del videoterminal para la confección de la página ha permitido mejorar la calidad redaccional. A esto hay que añadir que, en algunas empresas, existe una compleja variedad de sistemas y de aparatos electrónicos, con lo que resulta casi imposible lograr una integración que permita una producción racional y económica de las páginas de un diario.

La solución a estos problemas puede estar, según los expertos, en esa nueva herramienta informativa que comenzó a introducirse en el mercado al inicio de los años ochenta. Se trata del ordenador personal, uno de los instrumentos de reflexión y de simulación más poderosos de este siglo, según lo definió Ylichael Spindler, presidente de Apple Computer Europe, en el simposio que, sobre el tema «el ordenador personal y el periódico», celebró IFRA a finales de 1988. Hoy, el ordenador personal, por su capacidad de creación, su versatilidad y su bajo costo, está sustituyendo a los grandes sistemas redaccionales, con lo que se abre una nueva etapa, revolucionaria y trascendente, para la prensa escrita.

Una nueva etapa

Ha sido USA Today, periódico que en sus ocho años de existencia ha logrado conquistar un mercado de cinco millones de lectores, el que ha originado un cambio radical en los métodos actuales de elaboración e impresión de un diario, mediante la descentralización de funciones y la incorporación masiva de ordenadores personales Macintosh para la composición de textos, elaboración de gráficos, diseño electrónico de la página y tratamiento integral del color.

Los gráficos, tanto en blanco y negro como en color, elaborados por ordenador, constituyen en la actualidad una novedad que refuerza la información y atrae la atención de los lectores, Gracias a la técnica llamada «vectorial», que convierte cada segmento de la ilustración en una fórmula matemática, ya no son necesarias las memorias masivas para almacenar las ilustraciones. Con un Mac II, un disco duro de 20 mg. o más, una impresora Láser Writer, una unidad de disco ROM y un scanner, se pueden elaborar gráficos, diagramas, cuadros y mapas meteorológicos, y todo ello en escasos minutos. Incluso algunos diarios, como The Miami Herald, recurren a equipos móviles de grafistas, los cuales, provistos no de plumilla y papel, como los «artistas» de finales del siglo XIX, sino de una cámara Polaroid y de un Macintosh, realizan gráficos «in situ» y los transmiten después por teléfono hasta la redacción del periódico.

Flexibilidad y creatividad

La incorporación de los ordenadores personales está suponiendo, por tanto, un cambio estructural en las salas de redacción tal vez más significativo que el que causó la introducción masiva de videoterminales. Cada redactor, desde su casa, desde la sede del Congreso o desde su oficina en Bruselas, París o Roma, puede enviar ya directamente su crónica hasta un sistema integrado de paginación, en el cual un especialista reúne los textos, las ilustraciones y los anuncios para montar la página. Con ello, se refuerza la descentralización y nos adentramos en una nueva etapa, la tercera desde que, hace unos 30 años, se inició el abandono de la composición en plomo por la nueva tecnología electrónica La Vanguardia y El Sol, cada uno con sus propias señales de identidad, constituyen dos prototipos de diario que marcan determinadas pautas de lo que puede ser el futuro escenario tecnológico de la prensa. El primero de ellos inauguró, en octubre de 1989, una planta de impresión de offset color en Poblenou, distante varios kilómetros de la redacción central. Al mismo tiempo, este centenario periódico incorporó un diseño gráfico muy sugestivo, con gran riqueza de fotografías, ilustraciones y gráficos informativos, elaborados con ayuda del ordenador personal. Por su parte, El Sol, aparecido en mayo de este año, se imprime en Illescas, a 32 kilómetros de su sede central, y cuenta con el sistema tecnológico más avanzado de cuantos existen en España para la integración de textos y de ilustraciones en la página.

Desde su aparición en 1881, La Vanguardia se venía imprimiendo en tipografía. En 1929, la empresa introdujo las páginas en huecograbado, nueva técnica que permitía reproducir fotografías con gran calidad, Al inicio de la década de los ochenta, la composición tipográfica fue sustituida por la fotocomposición, pero la impresión seguía siendo mixta, en tipografía y huecograbado. Ahora, el diario dispone de un grupo de rotativas offset-wifag, capaces de alcanzar una velocidad de 70.000 ejemplares por hora, con un total de 112 páginas, de ellas ocho en color.

El cambio tecnológico ha venido acompañado del rediseño del diario, tarea que fue encomendada al estudio neoyorquino de Millón Glaser y Waiter Barnard. Con la ayuda de elementos gráficos, se ha intentado, según nos manifestó Carlos Pérez de Rozas, director adjunto de Arte del periódico, facilitar al lector una doble lectura del diario: Ja primera, basada en los titulares y «leads» informativos, y una segunda lectura, documentada y en profundidad, de aquellos hechos o temas que más interesan al lector. «Lo importante es que se ha conseguido culminar un cambio tecnológico, al tiempo que se ha respetado el tradicional tratamiento de la información, propio de un diario centenario, ante el reto de una competencia más joven.»

Por un cambio tecnológico

Esta competencia joven está representada por El Sol, el último diario en salir a la calle, pero el primero en equipamiento tecnológico. La adopción de esta tecnología punta se lia debido, en gran parte, al equipo de producción, cuyo director, Francisco Martín Sauz, ha realizado con anterioridad la reconversión tecnológica de varios periódicos, entre ellos Hoy, El Ideal Gallego, Ya y Diario de Cádiz. Para Martín Sanz los aspectos más destacados del cambio tecnológico son los siguientes:

—Simplificación de tareas. La producción del periódico se ha simplificado hasta el punto de que el taller de composición ha quedado reducido, fundamentalmente, al tratamiento de la imagen, la introducción de la publicidad y la filmación de las páginas, Las actuales redacciones integran todos los procesos de elaboración electrónica de la página. Desde la redacción, la página puede llegar al taller con el texto y las ilustraciones, quedando, por tanto, el aporte de la publicidad para que la página esté totalmente terminada.

—Mayor flexibilidad y creatividad. Frente a los sistemas cerrados, el ordenador personal contribuye a flexibilizar y descentralizar las diversas tareas de elaboración del periódico. Por otra parte, la comunicación, desde cualquier lugar de España o del mundo, es ahora también más flexible, gracias a las antenas parabólicas. A ello se une la mayor creatividad que proporcionan herramientas tan poderosas como el ordenador personal. Por tanto, la mejor presentación del periódico depende ahora sólo de la imaginación del redactor.

—Tratamiento más rápido de! color. Con la introducción de las técnicas de tratamiento electrónico de la imagen se elimina el tabú de la fotomecánica para la reproducción de los originales en color. El sistema tradicional exigía más de una hora para realizar solamente la selección de los clisés para la cuatricomía. Ahora, todo el proceso se puede hacer en unos 20 minutos, con el ordenador personal.

—Adaptación a los nuevos sistemas. Entrar en las nuevas tecnologías es bastante costoso y, a veces, traumático para algunos profesionales de la información. Todo depende del espíritu de cada individuo, si bien el paso de los sistemas redaccionales que se han venido utilizando basta ahora al ordenador personal es bastante similar al que se produjo con la sustitución de la máquina de escribir por el videoterminal. La edad media de la redacción de El Sol es de 24 años, lo que ha hecho posible que, con su bagaje cultural, los recién licenciados en Periodismo se hayan podido adaptar, en un mes, a un sistema de trabajo tan avanzado como el que presenta este diario.