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Jordi Gual. Doctor en economía en la Universidad de California, catedrático en IESE Business School y presidente del Consejo de Administración VidaCaixa. Publica artículos en Financial Times, El País, La Vanguardia y Revista de Occidente.


Avance

Jordi Gual: Confiar no tiene precio. La confianza en el capitalismo y las políticas públicas. Debate, 2024
Jordi Gual: Confiar no tiene precio. La confianza en el capitalismo y las políticas públicas. Debate, 2024

«La confianza es valiosa, aunque no tenga precio», es capaz de mejorar el bienestar y la cohesión social, siempre que los distintos actores en juego sean fiables, dignos de confianza. Esa es la tesis principal de este libro de Jordi Gual, que el título avanza y que reseña seguidamente el economista Rafael Pampillón. Muchas de las crisis de la actualidad son crisis de confianza. ¿Cómo revertir la situación? Algunas claves apuntan al refuerzo de la confianza con instrumentos jurídicos solventes (leyes, contratos, garantías) e instituciones fuertes y creíbles: desde los gobiernos y los partidos políticos, hasta las empresas y organismos reguladores.

Las empresas, por ejemplo, deberían tener en cuenta que sus decisiones no tienen consecuencias únicamente sobre su cuenta de resultados, sino efectos para la sociedad y el medio ambiente. Una empresa que los contemplara se haría así digna de confianza. Respecto a las administraciones públicas, se constata una caída de confianza en ellas. Las razones pueden ser diversas, pero una de las más poderosas es la corrupción. Gual la analiza en sus distintas variantes. En relación con las administraciones públicas, las políticas financieras y su efecto corrosivo sobre la confianza, el autor del libro se detiene en un ejemplo: las causas de la crisis de 2007-2008, resultante de errores claros en las políticas económicas. ¿Cuáles fueron esos? Básicamente, el diseño de políticas monetarias y regulatorias muy laxas y desacertadas. El autor avisa sobre nuevas turbulencias y se moja, por ejemplo, lamentando que el Banco Central Europeo y la Reserva Federal de Estados Unidos tomasen decisiones llamativas durante las primeras décadas de este siglo, como el mantenimiento de tipos a corto plazo negativos. De vuelta a la actualidad, se moja también con la práctica de algunas administraciones de generar «déficits públicos crónicos y niveles de deuda muy elevados, poniendo en riesgo la capacidad de financiar el estado del bienestar».

Una excepción en esta maraña de desconfianzas sería la construcción del proyecto europeo. Los estados de la UE han sabido integrarse en una organización supranacional, aceptada por sus ciudadanos. Aunque tenía un objetivo inicial marcadamente comercial, ha llegado a alcanzar una fuerte dimensión política gracias a la confianza de los estados en las instituciones comunitarias.



Artículo

Si un viajero, al llegar a Estados Unidos, mira detenidamente el billete verde que se utiliza allí, le sorprenderá el mensaje religioso que aparece impreso: «En Dios confiamos». No es un exceso ni una cita gratuita. Ciertamente la confianza resulta fundamental a la hora de establecer la moneda de un país. Por eso se hace una invocación tan solemne.

Jordi Gual parece tener la misma visión que la primera potencia del mundo. Y apuesta por la confianza como hilo conductor para elaborar este libro.

A continuación, se van a sintetizar las ideas-fuerza de esta obra, siguiendo su estructura, para facilitar la comprensión del lector. Se trata de una reflexión sobre la actividad económica analizada como una red de intercambios, basada en la confianza. Cuando la cita del libro es textual, se pone entre paréntesis la página.

El libro empieza con una introducción, después vienen tres partes claramente diferenciadas, con una serie de capítulos, y un epílogo. Termina con 81 páginas de notas y bibliografía.

La confianza promueve el progreso

Gual afirma que «la confianza es valiosa, aunque no tenga precio» (pág. 14). Y pone varios ejemplos para demostrar la importancia de este concepto. En primer lugar, el nombramiento para un puesto directivo. Esto supone otorgar nuestra confianza, es decir, ponernos en manos de alguien para que gestione una organización o una parte de ella. Por otro lado, para las empresas resulta también esencial contar con clientes y proveedores de los que se puedan fiar. Si hay esa confianza se va a generar una relación de transparencia que va a mejorar el bienestar y la cohesión social.

También resulta muy relevante la relación entre los ciudadanos y los periodistas. En un mundo convulso y con gran cantidad de mensajes y de fake news, hacemos una apuesta fuerte cuando decidimos a través de qué medios de comunicación nos vamos a informar. En efecto, confiamos en unos medios, y no en otros.

Otro ámbito clave para que una sociedad funcione es la confianza en los políticos. Los gobernantes deben prometer sólo aquello que estén en dispuestos a cumplir. Y orientarse hacia el interés general. Sólo en ese caso, conseguirán obtener credibilidad. Algo que, en los tiempos que vivimos, resulta manifiestamente mejorable y que se ha ido perdiendo como consecuencia de la polarización, la corrupción y el clientelismo.

Efectivamente, las buenas prácticas de los actores privados se deben complementar con políticas públicas transparentes y fiables, tal como se desarrolla a lo largo de este libro. Gual expresa su preocupación por el desprestigio de los líderes políticos. Y por su mala praxis en la gestión de la economía. De ahí que uno de los temas que reitera es que muchas veces las políticas económicas no han sido las adecuadas porque han sido cortoplacistas o partidistas. Pongamos tres ejemplos: 1) las políticas regulatorias han permitido «un crecimiento desordenado del sector bancario, infravalorando muchas veces los fallos que se suelen producir en el mercado financiero» (pág. 23); 2) las políticas fiscales se han orientado en demasiadas ocasiones hacia el déficit público, buscando la gratificación en términos electorales; 3) las políticas monetarias han sido en ocasiones excesivamente laxas por falta de la debida supervisión bancaria y la indebida generación de la cantidad de dinero en la economía.

El autor apuesta por seguir el modelo de países «confiables», que basan su estabilidad en políticas económicas ortodoxas y en instituciones sólidas. Y esas buenas políticas y la independencia de sus instituciones les ha permitido alcanzar altos niveles de renta y bienestar. Según Gual, esta confianza es «clave para que tengamos un capitalismo que al mismo tiempo genere riqueza y sea compatible con la justicia social y el funcionamiento de una democracia liberal vigorosa» (pág. 26). Un ejemplo, de estas prácticas son las buenas relaciones de confianza en la Unión Europea. Se trata de un proyecto de integración con un objetivo inicial marcadamente comercial y que en este momento ha llegado a alcanzar una fuerte dimensión política. Los Estados miembros confían, actualmente, en las instituciones comunitarias hasta el punto de que han hecho cesiones de su soberanía en favor de ese club europeo.

Sin confianza el capitalismo no funciona

En esta primera parte, Jordi Gual señala que el mundo en el que vivimos experimenta grandes cambios sociales y tecnológicos, que generan incertidumbre. Una situación que genera un permanente cuestionamiento en las instituciones políticas y económicas que desemboca, en ocasiones, en una pérdida de confianza. Un terreno en el que «las alternativas nihilistas o materialistas, y el populismo encuentra un campo fértil de actuación» (pág. 87). Entonces, ¿qué se puede hacer? Entre otras cosas, reforzar la confianza con instrumentos jurídicos solventes y con instituciones fuertes y creíbles. Entre los primeros, estarían las leyes, los contratos, las garantías. Entre las segundas, los gobiernos, los partidos políticos, las administraciones públicas, las empresas y los organismos reguladores.

¿Cómo pueden las empresas generar confianza?

En una sociedad dinámica como la actual, las empresas tienen nuevos retos. Ya no deberían orientarse sólo hacia los accionistas (share-holders), es decir, hacia el beneficio. Sino que deberían prestar más atención a todos los grupos de interés relacionados con la empresa (stake-holders). En el siglo XXI, se están produciendo profundas transformaciones económicas y sociales, con un fuerte impacto sobre las compañías: la revolución digital, el cambio climático, el envejecimiento de la población, la globalización y las secuelas de las crisis sucesivas (gran recesión de 2007-2008, pandemia, Guerra de Ucrania). Y esto requiere pensar en términos globales y no sólo corporativos.

El modelo de los stake-holders ya no está solamente apoyado por idealistas bienintencionados. Al contrario, grandes entidades empresariales e importantes fondos de inversión apuestan por este enfoque. Y lo hacen porque las decisiones de los directivos de una compañía no tienen consecuencias únicamente sobre su cuenta de resultados. Tienen también efectos relevantes para los empleados, los proveedores, los clientes, la sociedad y el medio ambiente, en definitivamente sobre los stake-holders.

¿Podemos confiar en las instituciones públicas?

Podemos y debemos. Pero desgraciadamente, está habiendo una caída de confianza en las administraciones públicas. Las razones pueden ser diversas: la percepción de que se reciban tratos discriminatorios; la impresión de que los funcionarios tienen retribuciones excesivas; el funcionamiento burocrático e ineficiente de las administraciones; y la corrupción. Gual analiza el fenómeno de la corrupción en sus distintas variantes. Es decir, puede haber una práctica ilegal que beneficie económicamente al político, su familia o su partido. Pero también puede haber decisiones políticas que favorezcan que el gobernante se mantenga, fraudulentamente, en el poder.

La confianza en las instituciones públicas no sólo tiene que ver con su comportamiento ético. También con la calidad y el acierto de las decisiones que se toman, por ejemplo, en materia económica. Hay un cierto consenso según el cual la gestión eficiente de un país requiere de gobernantes solventes capaces de aplicar buenas políticas económicas como, por ejemplo, una política monetaria independiente que alcance la estabilidad de precios o el control del gasto público que permita un cierto equilibrio fiscal. Desgraciadamente, no todas las corrientes ideológicas apuestan por este modelo económico «fiable».

Las políticas financieras y la erosión de la confianza

Se analiza, en esta segunda sección, por qué el sector financiero está generando cierta desconfianza en la sociedad. Los ciudadanos, en general, ven las finanzas como algo complejo. Además, se observa, que mucha gente no confía en los bancos, cuando, precisamente, este sector se basa en la confianza. Gual estudia en profundidad las causas de la crisis financiera de 2007-2008. Una crisis resultante de errores claros en las políticas económicas, que permitió la creación de una burbuja inmobiliaria y de deuda pública y privada en muchos países desarrollados. ¿Cuáles fueron esos errores? Básicamente, el diseño de políticas monetarias y regulatorias muy laxas y desacertadas.

El autor explica, con minuciosidad, por qué se llegó a aquella situación y como se debió evitar. Las consecuencias de aquella crisis han sido muy negativas para la confianza de la ciudadanía en el modelo de economía de libre mercado. No sólo fue una crisis de confianza en el capitalismo, sino que también hubo pérdida de credibilidad en los gestores económicos. Según Gual, las medidas que se tomaron para dar respuesta a la primera crisis de este siglo tuvieron fundamentos frágiles, buscaron efectos cortoplacistas y sirvieron para incubar la siguiente crisis. Por eso, el autor avisa de que se vislumbran nuevas turbulencias.

También hace una importante reflexión sobre el prestigio y la necesaria independencia de los bancos centrales. Para ello hace un análisis empírico de las políticas monetarias más o menos eficaces para alcanzar el objetivo de estabilidad de precios. Si los bancos centrales consiguen ese objetivo mantendrán su caudal de confianza.

Jordi Gual lamenta que el Banco Central Europeo y la Reserva Federal de Estados Unidos tomasen decisiones llamativas durante las primeras décadas de este siglo, como el mantenimiento de tipos a corto plazo negativos. Se trató de una decisión anómala. Permitió la aparición de tipos de interés negativos de los depósitos en determinados mercados. De esta manera, algunos ahorradores, como las grandes corporaciones, pagaban por depositar su dinero en los bancos.

¿Pueden los estados restablecer la confianza?

La confianza de la ciudadanía en las políticas públicas no sólo se basa en las políticas monetarias de los bancos centrales. Otras políticas tienen también su importancia. Entre ellas, la política fiscal y la política de redistribución de la renta. Son materias en las que las administraciones públicas tienen capacidad de actuación. Gual critica la práctica que siguen algunas de estas administraciones, que las lleva a generar «déficits públicos crónicos y niveles de deuda muy elevados, poniendo en riesgo la capacidad de financiar el estado del bienestar y satisfacer así las expectativas de la población» (pág. 233). Advierte de que, en los países muy endeudados, la combinación de una política monetaria expansiva unida a elevados déficits públicos pone en riesgo la solvencia, la estabilidad de precios, el crecimiento económico y el empleo. En cambio, los estados que disfrutan de unas finanzas públicas saneadas tienen una mayor confianza social. También porque en esos países los gobiernos evitan que se utilicen los recursos públicos como arma electoral.

Gual aborda también, en esta tercera parte, las políticas redistributivas, entre ellas, las presupuestarias y las regulatorias. Constata que, en Europa, las políticas redistributivas reducen significativamente la desigualdad generada por el sistema capitalista. Se analizan conceptos como la desigualdad y la justicia social. Se llega a afirmar que las políticas redistributivas pueden crear desconfianza, si no se utilizan para favorecer el bienestar general. Y se usan con fines partidistas para intentar ganar las elecciones. En los países en los que hay mayor confianza de la ciudadanía, existe un alto grado de inclusión social. Y las políticas estatales se orientan hacia el interés general y no solo a reducir la desigualdad en el nivel de renta.

Finalmente, en el último capítulo, se dedica a valorar el papel de la confianza en el proyecto europeo. Los estados de la UE se han integrado en una organización supranacional, que es aceptada por sus ciudadanos. A diferencia de lo que ocurre con la globalización, el proyecto ha tenido una dimensión política, y ha compensado a los países y sectores que han sufrido con la integración. «La confianza mutua ha sido clave en esta integración y será aún más importante en las próximas etapas de integración política necesarias en Europa» (pág. 233).

Decía Graham Greene que lo que escribimos lo hacemos fundamentalmente para tratar de entendernos a nosotros mismos. Parece claro que Jordi Gual, con este libro, además de entenderse a sí mismo y reflexionar sobre su trayectoria, nos ha ayudado a aprender y entender la economía. Y a comprender mejor la relación simbiótica entre economía y confianza.

Foto: Imagen de Karolina Kaboompics en el repositorio de www.pexels.com. Se puede consultar aquí


Video del seminario que Jordi Gual impartió en UNIR el pasado 03/06/24

Catedrático emérito de la Universidad CEU-San Pablo, doctor por la Universidad de Barcelona, MBA por el IESE y exdecano de la Facultad de Economía de la Universidad de Extremadura.