Nueva Revista

Campos de Castilla (Antonio Machado)

Machado por Sorolla © Hispanic Society of America

Machado por Sorolla © Hispanic Society of America

En los manuales del bachillerato de una España con viva conciencia unitaria —y no por ello menos abierta a una concepción plural de su identidad e historia— era tributo obligado referirse al describir los caracteres definidores de la generación del 98, a la imantación por las gentes y tierras de Castilla experimentada por aquellos de sus integrantes nacidos fuera de la Meseta.

De entre todos ellos, fue el sevillano Antonio Machado (1875-1939) en el que cumplió de manera más completa y acabada tal destino. Transcurrida buena parte de su vida profesional en institutos de enseñanza media de la región entonces y hoy comunidad de Castilla-León, experimentó por su paisaje y habitantes una honda afección como alcaloide, en su opinión, de lo español.

«Castilla del desdén contra la suerte, Castilla del honor y de la muerte, tierra inmortal, Castilla de la muerte»…

La obra seleccionada vino a cerrar quizá su periodo de mayor identificación con la parte de la nacionalidad hispana. Dignidad —transmutada no pocas veces en altivez—, austeridad, reciedumbre, honestidad serán a sus ojos algunos de los principales valores que atesora el espíritu castellano y con los que el poeta sevillano se declara y siente singularmente vinculado: «Castilla del desdén contra la suerte, Castilla del honor y de la muerte, tierra inmortal, Castilla de la muerte»…

Ante ello, no es de extrañar que el autor de Juan de Mairena exclamara: «Campos de Castilla, conmigo vais, mi corazón os lleva». Lectura, pues, de todo punto recomendable para toda suerte de público, sobre todo, el juvenil, en una hora en que el sentimiento nacional tan profundamente albergado en el alma de los miembros de la generación del 98 se enfrenta a envites de sorprendente magnitud.

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