Vicente Moret Millás

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Secretario General de la Delegación del Gobierno en la Comunidad Valenciana. Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado
Nueva Revista

La UE ante el reto de la seguridad

Lo que se ha venido en llamar el Espacio de Libertad, Seguridad y Justicia en el seno de la Unión Europea, es la respuesta necesaria a un éxito. Una respuesta al éxito de la plena consecución de uno de los fundamentos básicos de la Comunidad Europea; la libre circulación y residencia de personas, no sólo en su vertiente de trabajadores, sino como uno más de los derechos que abarca la ciudadanía de la Unión. No obstante, del mismo modo que se habla de la libre circulación de personas, también la delincuencia encuentra mucha más libertad de movimientos en el nuevo marco europeo. Si a ello le unimos la desaparición de las fronteras interiores que ha supuesto Schengen, el resultado es que la criminalidad se puede también mover libremente por el territorio de una Unión con veinticinco países, veinticinco sistemas judiciales y veinticinco sistemas policiales distintos, con lo que ello supone de fragmentación de la acción judicial y policial, limitadas ambas a sus respectivos marcos de soberanía nacional. Aquí radica el problema y la razón de ser de las disposiciones que regulan el llamado tercer pilar de la UE. EL BINOMIO LIBERTAD-SEGURIDAD Hay dos conceptos clave que sobrevuelan constantemente esta materia y que hay que conocer antes de entrar en cualquier otra consideración: la tensión entre el binomio libertad-seguridad. Y es que uno de los principales rasgos distintivos del acervo comunitario europeo que se ha consolidado a lo largo de los últimos cincuenta años, y que distingue precisamente a Europa de otros sistemas políticos, sociales, económicos e incluso culturales, es precisamente la libertad del individuo y sus garantías como eje vertebrador de todas las instituciones jurídicas y políticas del Estado. Es más, todo el aparato jurídico-administrativo se concibe con un fin primordial, que es la defensa de las libertades individuales y de los derechos fundamentales, lo cual constituye una de las razones por las cuales Europa es hoy un modelo exitoso y estable de convivencia observado con envidia por el resto del mundo. Pero este, como podríamos llamarlo, imperio de la libertad, no sería tal y quedaría desvirtuado si esas libertades individuales no se desarrollasen en un marco estable protegido por unas altas cotas de seguridad. Sin seguridad no hay libertad posible porque precisamente esas libertad no sería real sin un sistema legal, judicial y administrativo que articule mecanismos de protección de esas libertades y derechos. Por tanto, de la tensión entre estos dos conceptos, que aparentemente son contradictorios, ya que la seguridad suele comportar en muchos casos una limitación de algunas libertades del individuo en aras a proteger las libertades de los demás individuos, debe nacer la justa medida que permita equilibrar el logro de razonables cotas de seguridad, conjugadas con el pleno respeto a los núcleos esenciales de las libertades públicas...