Sergio del Molino
“Lo que a nadie le importa”. Un fragmento
Éramos pobres pero teníamos Francia. Tras el divorcio de mis padres, Michel trajo a mi madre un amor sencillo y diurno, y a mí me regaló Francia entera, unos abuelos franceses, otro idioma y otros veranos, verdes y fluviales. Todo lo que a uno le regalan en la adolescencia le pertenece para siempre, y yo me hice francés a los quince años, con la determinación inapelable de los quince años.