Pablo Sagastibelza

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Vicepresidente de la Asociación para el Fomento y Desarrollo de Hispanoamérica (ADESH)
Nueva Revista

La necesidad de instituciones intermedias

 Es evidente que España está ligada con fuertes lazos a América Latina desde hace más de quinientos años. Quizá, en aquel momento dela historia, la dirección de influencia era en un único sentido este-oeste, sin embargo, hoy es preciso caer en la cuenta de que la corriente tiene igual intensidad en ambas direcciones. Las sociedades americanas aún son «desiguales» a la nuestra desde algunos puntos de vista —económico, cultural, en el desarrollo social...—, pero es indudable también que la pérdida del sentido de los valores humanos en gran parte de la sociedad española actual hace necesaria la reflexión sobre el papel de los países latinoamericanos en nuestro continente, y el modo de intercambiar entre ambos lo positivo de cada cual. El fenómeno migratorio en España es botón de muestra de lo que está pasando: miles de latinoamericanos aterrizan en nuestro país con deseos de trabajar en lugares donde los españoles no queremos estar o no podemos por falta de efectivos. A l mismo tiempo, son negativos algunos síntomas que ya aparecen con fuerza, como, por ejemplo, el aumento alarmante de la criminalidad, que nos hace pensar que no todos los que llegan tienen las mismas intenciones.España tiene una larga y rica historia que le ha hecho estar presente en el mundo entero como espectador y actor privilegiado durante los últimos veinte siglos. Hoy día, aunque en su momento no fuera así, somos protagonistas de segundo o tercer nivel en la política internacional. Hay continentes en los que, grosso modo, no hay presencia española relevante: Asia, África, Oceanía. A l mismo tiempo, es cierto que la importancia del castellano en el mundo hace que muchos de esos países comiencen a mirarnos con cierto interés. Si el castellano es importante lo es por los cientos de millones de hispanohablantes que viven en América del Norte, Central y del Sur.Se hace necesario volver a mirar a ese continente con ojos renovados para encontrar nuestro sitio en el panorama internacional, no sólo político, sino sobre todo cultural, social y económico. La globalización impone que los pequeños dejen de serlo a riesgo de desaparecer engullidos por los grandes. Estados Unidos o China por sí solos y el Reino Unido con su constelación de países aliados son un buen ejemplo. La Unión Europea, y España en particular, deben buscar el modo y las formas de conseguir esa mínima unidad, que se complementa con la incesante llegada de nuevos países a su seno. España tiene una gran oportunidad para convertirse de hecho en puente entre miles de millones de personas. Aprovecharla dependerá de lo que seamos capaces de ofrecer y del modo de trabajar.Estamos de suerte puesto que, de nuevo con sorprendente actualidad, tenemos como indiscutible e indiscutida herencia histórica el papel de enlace entre Europa y América. Nadie lo puede hacer mejor que nosotros y nadie tiene el bagaje suficiente para conseguirlo. Aún nos queda el prestigio suficiente a ambos lados del océano para intentarlo y conseguirlo. Intento que para España, además de por contarse...
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