Los recientes descubrimientos del japonés Shinya Yamanaka (1,2) y el estadounidense James Thomson (3) han causado sensación en el mundo de la ciencia y menos en la sociedad. Quizás porque las revelaciones de la «reprogramación genética» de las células adultas o maduras de un individuo adulto, representan un golpe bajo al designio dominante en la biotecnología de células madre, basado en la experimentación con embriones humanos y en la clonación terapéutica. De «seismic shift» calificaba el editorialista de la revista Science la convulsión que, entre los investigadores, ha provocado la irrupción de la descomplicada técnica de la reprogramación celular y sus expectativas.En realidad, los descubrimientos han confirmado las previsiones del Consejo Asesor de Bioética del presidente norteamericano sobre la existencia de alternativas reales para la consecución de células pluripotentes —iguales o semejantes a las embrionarias— sin destruir embriones humanos (4,5). Es decir, obviando la hipoteca moral que gravita sobre el consumo y destrucción de embriones humanos para la investigación y sobre la mal llamada «clonación terapéutica» humana, en el intento de convertir a los posibles clones en fuente de células embrionarias, algo que el lobby de las embrionarias nunca ha querido aceptar.Abierto un nuevo sendero para la deseada pluripotencia, es previsible una clarificación entre los diferentes equipos de científicos en torno al debate ético que subyace en la elección de las fuentes de células madre para la terapia celular: a por las embrionarias naturales por encima de todo, por el camino más corto o por el más rentable, al margen de toda reserva moral por un lado; o respetando la vida de los embriones a través de la reprogramación genética de una célula madura, como fuente de células similares a las embrionarias, a las que llamaremos reprogramadas, por otro. Y como el propio Yamanaka ha sugerido, incorporando una regulación internacional vinculante que evite los excesos de la ambición, los intereses mercantiles y el relativismo moral dominante en ciertos ámbitos de la tecnociencia, aquel que León R. Kass ha denominado «cientifismo sin alma» (6).En esta breve reflexión sobre el significado moral de la reprogramación de células adultas del organismo, sólo abordaremos una visión general de la cuestión, entrando de puntillas en la compleja perspectiva ética que subyace en este tipo de investigaciones. El científico sabrá perdonar el obligado reduccionismo de los conceptos técnicos, que asume el autor, en aras de una comprensión más fluida de los mismos por todos los lectores,EL SIGNIFICADO BIOLÓGICO DE LA REPRODUCCIÓN GENÉTICA Los científicos Yamanaka y Thomson han venido a decir que, respetando la racionalidad científica, la inclusión de tres o cuatro genes específicos y mantenedores de las características del estado embrionario, en cualquier célula madura del organismo humano adulto, da lugar a su transformación en célula embrionaria o muy similar a la embrionaria natural. La célula adulta se retrotrae a los orígenes más indiferenciados de su extirpe. Dicho de otro modo, los genes que mantienen en la célula embrionaria natural su «plasticidad» (esto es, la capacidad de transformarse en cualquier tipo de célula del...