Johannes Kabatek

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La crisis de Alemania

Así que los alemanes no han cambiado. A lo largo de los 45 años últimos se creía cada vez más que la sociedad alemana se había convertido en una verdadera sociedad basada en principios democráticos y humanos. Y ahora, de repente, vemos aparecer esas imágenes de los Skinheads que marchan por las calles de las ciudades alemanas gritando Deutschland den Deutschen, Auslander raus (Alemania para los alemanes afuera los extranjeros), que admiran a Hitler y aparecen con símbolos nazis, que amenazan, que tiran cócteles Molotov a las residencias de pobres e inofensivos refugiados políticos, que propagan ideas antisemitas, destrozan cementerios judíos y que matan a pobres indefensos. El odio, en su forma más irracional y cruel, ha vuelto a aparecer en Alemania. ¡En Alemania, país cuya historia reciente debería servir de lección para todos los futuros! ¿Cómo es posible todo esto? Y ¿qué ha pasado con la Alemania democrática? ¿Cómo reacciona la sociedad ante tal barbarie? La confusión de los hechos La reacción de la sociedad alemana se caracteriza sobre todo por las confusiones: se confunden las crueldades de los neonazis con la xenofobia en general, se confunde la violencia con el problema político de la inmigración, se confunden los aspirantes al refugio político con los refugiados políticos y los extranjeros en general. Es cierto que hay relaciones entre todo, y aún más, factores como la unificación alemana, la crisis económica o la búsqueda de identidad también juegan un papel importante, pero estos factores no se deberían confundir, sino separar claramente para ser comprendidos en su conjunto. Primero hay que separar a los Skinheads de la xenofobia como fenómeno mucho más amplio y complejo y profundamente arraigado en medidas variadas* en ciertos sectores de la sociedad alemana. Los cabezas rapadas existen a nivel europeo y presentan las típicas características de los grupos de marginados jóvenes que siguen una moda cruel e inhumana en este caso sin motivos propiamente políticos y juegan con símbolos que muestran su rebelión contra los valores vigentes en la sociedad. Pero en Alemania, hay que preguntarse primero por qué estos Skinheads son tan numerosos y además por qué tienen tantas posibilidades de actuar libremente: si no se tratara más que de cuatro gatos que tuvieran todo el resto de la población contra sí, no podrían actuar durante tanto tiempo y con tanta fuerza en todo el país. En los últimos meses ha habido numerosas reacciones de cientos de miles de personas que se han lanzado a la calle a masificarse en contra de la xenofobia, señal de que la Alemania actual no se puede comparar con la de los años 30 y que en Alemania hay gran número de verdaderos demócratas para quienes los principios constitucionales son más que meras frases. Sin embargo no sólo los Skinheads, sino una parte considerable de la sociedad comparte las ideas xenófobas, y cree que Alemania debería protegerse contra la masiva inmigración (que, en realidad, no es tan masiva) para no perder su identidad (que a veces no saben definir por...