Gustavo Villapalos

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La imprudencia como sistema

LA IMPRUDENCIA COMO SISTEMA ELOGIO DE LA AUDACIA Y CRÍTICA DEL MÉTODO EN EL PENSAMIENTO CIENTÍFICO Gustavo Villapalos La imprudencia es un riguroso método científico; y la historia de la ciencia viene a ser un mantenido ejercicio de audacia imaginativa de los científicos, que compromete todo su pensamiento, hasta teñirlo de filosofía. Uno de los mejores alumnos del físico Niels Bohr presentó a su maestro una teoría que, aparentemente, resolvía la disimetría formal de un universo escindido en dos tipos de leyes, las cuánticas para explicar el mundo de los objetos subatómicos, y las clásicas para el mundo macroscópico. Bohr desautorizó el intento de complementariedad de su discípulo con palabras parecidas a éstas: su hipótesis no tiene ninguna posibilidad de ser real. No es lo bastante loca. La imaginación es una conditio sine qua non de la investigación, porque el oficio de desvelar las opacidades del mundo consiste en conocer lo que otros han aprendido y en pensar lo que nadie ha pensado todavía. Por eso afirma Popper que la historia de la ciencia no es una historia de inventos puramente técnicos de nuevos instrumentos, sino, por el contrario, una historia de ideas. En fin, me enfeudo a Gastón Bachelard para concluir este exordio con una ley que él acuñó: en el mundo del pensamiento la imprudencia es un método. Y sobre eso, principalmente, propongo esta reflexión, la de la imprudencia como sistema. ¿Al dictado de qué lógica dibuja el viento sus arabescos en la epidermis del agua? ¿Qué ley regula la morfología de los encajes de la escarcha en los cristales? ¿Hay alguna gramática subyacente en los sueños? ¿Cuál es la relación de causaefecto entre el batir de alas de una mariposa en Nueva York y un tifón devastador en el Pacífico? ¿Por qué los objetos subatómicos viajan por los abismos infinitesimales de la materia sin brújula, sin agenda y con absoluta ignorancia de los códigos de circulación? Y sobre todo, ¿existe el mundo como algo más que una visión del mundo impuesta al mundo? Hasta donde yo sé éstas son, por el momento, preguntas para las que la ciencia no tiene una respuesta. Y no la tiene porque, frente a la soberbia de un PierreSimon Laplace que profetizó el imperio del determinismo absoluto, de un Universo sometido a severas leyes, de una razón todopoderosa que destronaba a un Dios entretenido en jugar a los dados, frente a la soberbia, digo, del sueño cartesiano y de tutti quanti iluminados de las Luces que celebraron la apoteosis de Prometeo y el triunfo del cerebro humano sobre los arcanos del mundo, hoy es la propia ciencia la que ha invitado a su cerrado huerto a conceptos como azar, caos, catástrofes, complejidad, incertidumbre y demás nombres de lo imprevisible. El misterio, concepto teológico, vuelve a ser un concepto asimismo científico. El desconcierto de lo real La revolución de los quanta destrozó todos los modelos tradicionales del pensamiento en física. Incluso acogiéndose desesperadamente a la solución propuesta por Rutherford del átomo planetario, era necesario admitir...
Nueva Revista

Unidad y diversidad en los sistemas educativos europeos

No se trata de intentar superar la diferencia entre culturas –o incluso, su oposición— en una abstracta cultura de la humanidad unificada bajo un concepto de "europeidad", genéricamente universal, que podría acabar siendo una especie de pobre esperanto: hay que defender una política de movimiento de cada una de las culturas históricas para lograr la apertura de unas a otras. Quizá la construcción de un "sistema educativo europeo" plural, amplio, compatible y no excluyente sea un primer paso para eliminar obstáculos a la comunicación entre culturas en general, y a la unión de Europa, en particular.