Fernando Igual

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Nueva Revista

El papel de los agentes indirectos en la cooperación descentralizada

La cooperación al desarrollo está experimentando en estos últimos años una importante evolución. Se ha producido un gran cambio de actitud de la comunidad internacional. Hemos pasado de un consenso general y carente de concreción sobre la necesidad de buscar soluciones al problema de la pobreza a una posición de compromiso firme en la adopción y ejecución de políticas que permitan establecer soluciones eficaces y estables en el tiempo.La mucha experiencia adquirida por los diferentes agentes implicados, tanto en los países donantes como en los receptores, ha permitido ir definiendo unos procesos concretos y regulados. Lograr que la ayuda ofrecida se convierta realmente en un eficaz instrumento de desarrollo sostenible en los países más necesitados es una obligación ya asumida como propia por todos los implicados.Estos procesos se adaptan a las especiales características de cada una de las diferentes modalidades de cooperación que han ido surgiendo. Así, por ejemplo, siguiendo una primera y genérica clasificación de la tipología de la ayuda nos encontramos con claras particularidades si se trata de proyectos de carácter asistencial, para situaciones de emergencia, o programas de sensibilización y educación para el desarrollo. De igual modo, dependiendo del tipo de actores, según se trate de cooperación directa entre administraciones públicas de los Estados donantes y receptores, o de cooperación indirecta a través de ONG y demás organizaciones de carácter privado se establecen unos protocolos y normas de actuación específicos.Sin embargo, no es objetivo de estas breves reflexiones analizar el diseño, la eficacia, deficiencias, o lo adecuado o no de estos procesos regulados. Nuestro propósito será analizar alguno de los principales principios que inspiran esas normas reguladoras y que son los que marcan las directrices a seguir en la gestión y tramitación de la ayuda al desarrollo. De modo más particular, prestaremos nuestra atención sobre la influencia de la descentralización en comandita con el fortalecimiento institucional, sus virtudes y aplicación práctica.La cooperación descentralizada tiene cada vez mayor peso dentro de la cooperación internacional. Por lo que respecta a España, según los datos recogidos por el Documento de Seguimiento del Plan Anual de Cooperación Internacional (PACI 2006), representa un 14,6% de la AOD española, suponiendo además cerca del 30% del total del gasto de la AOD bilateral española en donaciones para programas y proyectos.La descentralización opera o debe operar tanto en el ámbito de los países donantes como en el de los países receptores. La mala experiencia de los programas de cooperación, principalmente en África, donde la financiación destinada se perdía en muchas ocasiones en un océano de corruptelas ha tenido como consecuencia que los ojos de las administraciones donantes se fijen en lo que el Reglamento 1659/98 del CE denomina como «agentes descentralizados» y que el artículo 3 del Reglamento 625/2004 del CE por el que se modifica el anterior enumera un amplio listado incluyendo «poderes públicos locales (incluidos los municipales), organizaciones no gubernamentales, organizaciones de pueblos indígenas, agrupaciones, locales de comerciantes y agrupaciones cívicas locales, cooperativas, sindicatos, organizaciones de agentes económicos y sociales, organizaciones (incluidas...