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Ver productosAunque cada vez es más relevante en el escenario internacional, el país se enfrenta a obstáculos que dificultan su liderazgo
14 de julio de 2025 - 9min.
Avance
India avanza imparable en el panorama global. Ya es la nación más poblada del planeta y la quinta economía mundial. Este ascenso vertiginoso hunde sus raíces en estrategias iniciadas hace décadas, pero se ha visto acelerado en los últimos años, desde la llegada de Narendra Modi al poder, en 2014. El primer ministro apuesta decididamente por la política internacional, aspirando a hacer del país una superpotencia. Pero ¿puede la India realmente convertirse en un nuevo líder mundial? No son pocas las sombras que acechan: enfrentamientos internos, grandes desigualdades sociales, políticas nacionalistas que dejan de lado a las numerosas minorías que conforman el país, conflictos fronterizos… A partir de distintos artículos publicados en Foreign Affairs ofrecemos un análisis de las posibilidades que tiene la India para escalar en el escenario internacional y de los obstáculos con los que se enfrenta.
Desde su independencia del imperio británico en 1947, India apareció en el escenario internacional como un país con un grandísimo potencial. A pesar de su accidentado recorrido en los siguientes años, nunca abandonó ese status, siendo considerada, a menudo, como «la democracia más grande del planeta». Los últimos años han presenciado un desarrollo vertiginoso de este potencial: India es ya el país más populoso del planeta, con 1.438.000.000 habitantes; ha alcanzado también el quinto puesto entre las economías mundiales; es el séptimo país más extenso del mundo y, además, uno de los pocos que cuentan con armamento nuclear.
El impulso que India ha experimentado en los últimos años bebe, como es lógico, de toda una trayectoria anterior, pero también debe mucho a Narendra Modi, el líder del Bharatiya Janata Party (BJP), el Partido Popular Indio, que alcanzó la presidencia en 2014 y ha renovado por tercera vez su mandato en las últimas elecciones de 2024.
Una de las claves de la política de Modi es la apuesta por la proyección exterior de la India, con la clara intención de convertirla en una de las principales superpotencias. En los últimos años esta prioridad ha calado también entre la población, que cada vez entiende más su país como un actor decisivo en el panorama internacional. Así, en una encuesta que el Pew Research Center llevó a cabo en 2022, el 68% de los indios afirmaron que consideraban que la influencia global de su país se estaba fortaleciendo. Una de las consecuencias de esta creciente apreciación de la relevancia de su país es el aumento del interés por los asuntos de política internacional entre la población india.
La propia figura del primer ministro ha contribuido a la forja de esta conciencia. Tras décadas de gobiernos liderados por distintos miembros de dinastías políticas, alcanzó el poder Narendra Modi, proveniente de una Other Backward Class –calificación oficial del gobierno para comunidades desfavorecidas– e hijo de un vendedor de té. Como sostiene Rohan Mukherjee, profesor de Relaciones Internacionales en el London School of Economics, este acontecimiento lanzó un claro mensaje para el país: «Si el partido puede catapultar a un “ciudadano de a pie” como Modi a la prominencia mundial, puede hacer lo mismo por un país que ha languidecido en la pobreza y la debilidad».
La política del BJP en la última década ha ido desarrollando la idea de que la dimensión internacional de India forma parte de su propia misión nacional. No se trata, pues, de una mera opción política, sino de saber estar a la altura del rol que como potencia demográfica, económica, territorial y militar le corresponde en el escenario mundial. Incluso entre los acérrimos partidarios de Modi hay quienes no dudan en aplicarle el calificativo de vishwaguru, que significa maestro y guía del mundo.
El marcado carácter nacional que se aplica a esta misión internacional explica el acercamiento agresivo con el que en ocasiones India se plantea su política exterior. Así lo vemos en los enfrentamientos con Pakistán, constantes desde la creación de ambos países en 1947, y que han vuelto a la actualidad en 2025, o en el choque fronterizo con China en 2017, a raíz de la construcción de una carretera cerca del territorio disputado de Bután.
No obstante, a pesar de estos conflictos, el planteamiento de la política exterior india sigue, a grandes rasgos, las mismas coordenadas que durante la Guerra Fría lo convirtieron en el país no alineado por excelencia. Bajo el nombre de «autonomía estratégica» pretenden ser socios de todos y aliados de nadie, buscando el mayor beneficio para India sin comprometerla con ninguna potencia o ideología. Algunos analistas sostienen que con esta postura buscan reivindicar su derecho a ocupar un lugar en el mundo sin estar sujetos a ninguna otra potencia, evitando así que se repita la experiencia de más de dos siglos de dominio imperialista británico.
Las potencias internacionales han visto este avance indio con buenos ojos, por la oportunidad que supone de ejercer como contrapeso de China en el continente. Para ellas India, de momento, no supone una amenaza como la del gigante asiático y, mientras sea así, seguirá recibiendo apoyo extranjero para su crecimiento. Así lo sostiene Manjari Chatterjee Miller, catedrática de India Global en el Munk School of Global Affairs and Public Policy de la Universidad de Toronto. En su artículo analiza especialmente el apoyo que Estados Unidos lleva brindando durante décadas, que explica, en parte, el auge de India.
Como expone Miller, Estados Unidos ha incluido a India en su red de socios cercanos y ha convertido el país en una parte importante de su cadena de suministros. Ha desarrollado también fuertes lazos de defensa, ampliando el acceso de India a nuevas tecnologías y aumentando el intercambio de datos de inteligencia. Por otro lado, el país americano ha impulsado a Modi en la escena mundial, dándole un trato de preferencia en múltiples ocasiones, y evitando mostrar preocupación por los distintos escenarios que nublan la democracia india. Además de ser un aliado para hacer frente a China, India constituye un enorme mercado para Estados Unidos y, a su vez, puede ofrecerle recursos con los que no cuentan los demás socios del país americano. Por otro lado, a pesar de los retrocesos, el país no deja de ser una democracia, lo que lo convierte en un socio más cómodo que otros.
El apoyo norteamericano, que ha permitido a India convertirse en un poder fuerte en la región Indo-Pacífica, parece apuntar a la intención de convertirla en un tercer polo, entre China y Estados Unidos. En opinión de Miller, este mundo tripolar no necesariamente calmaría el escenario internacional, sino que podría generar «una dinámica global más inestable», «plagada de incertidumbres y cambios constantes». La política de «autonomía estratégica» y la postura agresiva en determinados asuntos exteriores no parecen respaldar la idea de que la conversión de India en un polo vaya a propiciar la estabilidad del orden mundial.
Los recelos que despierta la política exterior india encuentran su eco también en los asuntos nacionales. Son varios los obstáculos que afectan al país desde dentro: altos índices de desempleo, escasa representación de la mujer en el ámbito laboral, desequilibrios en el desarrollo científico, tecnológico e industrial… Pero, sin lugar a duda, uno de los principales son los conflictos internos.
Sushant Singh, profesor en la Universidad de Yale, analiza en su artículo el conflicto en Manipur. Esta región, situada al Este del país, se ha visto envuelta en un enfrentamiento étnico entre los Meiteis, la población mayoritaria en la zona, y los Kukis, el segundo grupo poblacional más grande. Los primeros pretenden expulsar a los segundos, ya que se consideran los pobladores originarios de la zona. Este planteamiento de exclusión no solo está generando miles de víctimas, sino que, además, no recibe denuncias por parte del gobierno central, en gran medida impulsor él mismo de políticas excluyentes. Sin embargo, este conflicto amenaza con desestabilizar el país más allá de la región, pues podría dar alas a otros movimientos étnicos y separatistas. Y no solo eso, también contribuye a la inestabilidad de los países vecinos, en donde buscan refugio quienes huyen del enfrentamiento. Todo esto dificulta el liderazgo internacional de la India pues, como sostiene Singh, «las grandes potencias necesitan estabilidad», algo que parece muy lejano en este panorama.
India es uno de los países de mayor diversidad del planeta. Entre sus más de 1.400 millones de habitantes coexisten un gran número de pueblos, culturas, etnias, lenguas, comunidades y religiones. Con estas dimensiones, el país necesita gestionar con maestría su diversidad, ya que no puede prosperar si se encuentra sumido en conflictos internos. No obstante, ya desde su partición los gobiernos no han dudado en emplear mano dura hacia los distintos grupos con ambiciones separatistas o características especialmente diferenciadoras, postura que se ha fortalecido en los últimos años.
En el núcleo de la política de Modi y del BJP se encuentra el proyecto de convertir la India en un país nacionalista hindú. Se inspiran en la ideología Hindutva formulada por Vinayak Damodar Savarkar en un libro con el mismo título publicado en 1924. El planteamiento de esta postura podría resumirse en el slogan “Hindi-Hindú-Hindustán”, que hace referencia a la cohesión fruto de una única lengua, religión y territorio. Para esta ideología, solo lo que responde a estos rasgos es realmente originario del país. Así, por ejemplo, los millones de indios musulmanes o cristianos serían vistos como venidos de fuera, de distinta categoría a la mayoría hindú del país.
A pesar de que la Constitución de la India fue diseñada para salvaguardar la diversidad y proteger a las minorías, asegurando sus tierras, lenguas y cultura, la realidad del dominio de la mayoría hindú no es nueva en la historia de la nación, sino, más bien, una constante en su trayectoria política desde su independencia. No obstante, en los últimos años ha ido ganando terreno, como se puede comprobar en la cuestión de Jammu y Cachemira. Este estado, el único con mayoría musulmana en todo el país, fue dividido en dos en 2019 por el gobierno de Modi y sus divisiones, Ladakh por un lado y Jammu y Cachemira por otro, convertidas en territorios de la Unión. A diferencia de los estados, que ahora son veintiocho, los territorios de la Unión, que en la actualidad ascienden a siete, no cuentan con autonomía gubernamental y dependen directamente del gobierno central. Así, con este movimiento, se ha hecho más honda la brecha que separa a las diferentes comunidades indias.
El nacionalismo hindú no se limita a sus fronteras pues, entre quienes lo fomentan, hay sectores que pretenden establecer el Akhand Bharat. Con este término hacen referencia a un mundo indio unificado que, bajo el gobierno de Nueva Delhi, comprendería los territorios de Afganistán, Bangladesh, Bután, Myanmar, Nepal, Pakistán, Sri Lanka y el Tíbet. Como es lógico, esta idea entra en conflicto con todos los países con los que la India hace frontera.
Conflictos internos, problemas sociales, enfrentamientos fronterizos, creciente nacionalismo… ¿puede realmente India convertirse en una nueva superpotencia? Ser la mayor población del planeta y la quinta economía mundial son características suficientes para aspirar al status de líder global, pero los analistas coinciden al afirmar que, para ello, India necesita primero forjar un marco de estabilidad en el que encuentren cabida los distintos elementos que conforman este país tan diverso. Si lo logra, su puesto entre los líderes mundiales estaría asegurado. Si no, se preguntan: ¿puede una nación amenazada por el conflicto interno y externo alcanzar la autoridad sobre el resto de los países?
La entrada ha sido elaborada a partir de varios artículos de Foreign Affairs enlazados a lo largo del texto. Las citas textuales son traducciones propias. En la imagen de cabecera aparecen Narendra Modi y Xi Jinping visitando East Lake en Wuhan, China, en 2018. La foto es de la Oficina de Información de Prensa del Gobierno de la India, se alberga en Wikimedia Commons y puede consultarse aquí.