Los retos de León XIV

La figura del nuevo papa despierta un extraordinario interés mediático

Foto: Edgar Beltrán. Wikimedia Commons
Foto: Edgar Beltrán. Wikimedia Commons
Nueva Revista

 

Avance

El flamante papa León XIV es, como la gran mayoría de sus predecesores por otra parte, un desconocido para casi todo el mundo, incluidos desde luego los católicos. Dos meses después de su elección, no son pocos los que se han apresurado a indagar en su vida (de dónde viene) y a tratar de ver cómo será su pontificado (adónde va). Las expectativas sobre el papado de León XIV se están concretando, junto con la atención a sus primeras declaraciones, en una serie de publicaciones sobre su figura. La editorial Duomo publicó muy pronto el libro de Saverio Gaeta El papa León XIV. Tras el preceptivo repaso al cónclave, el autor hace una presentación del nuevo pontífice, es decir, de sus orígenes y trayectoria, al que define como «el papa de la globalización» y enumera los desafíos que le esperan, entre los que destacan las finanzas del Vaticano, la autoridad moral, los delitos sexuales, la ecología, el papel de la mujer, el rito de la misa o la sinodalidad.

Entre esos asuntos, la ecología ha sido uno de los primeros de los que se ha ocupado el papa. En un mensaje con motivo de la X Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que se celebrará el próximo 1 de septiembre, ha advertido contra el evidente deterioro del planeta, afirmando que la creación no es un campo de batalla por los recursos vitales. «Parece que no se tiene conciencia de que destruir la naturaleza no perjudica a todos del mismo modo: pisotear la justicia y la paz significa afectar sobre todo a los más pobres, a los marginados, a los excluidos», dijo León XIV, señalando en concreto el sufrimiento de las comunidades indígenas. Que la naturaleza se convierta «en un instrumento de intercambio, en un bien que se negocia para obtener ventajas económicas o políticas… no es lo que Dios tenía en mente cuando confió la Tierra al hombre creado a su imagen», añadió.

Lo que el propio papa llama «justicia ambiental» le parece «una necesidad urgente que va más allá de la simple protección del medio ambiente» y «una cuestión de justicia social, económica y antropológica», que, para los creyentes, es, además, una exigencia teológica». «En un mundo en el que los más frágiles son los primeros en sufrir los efectos devastadores del cambio climático, la deforestación y la contaminación, el cuidado de la creación se convierte en una cuestión de fe y de humanidad», dijo también, antes de concluir con rotundidad: «Es hora de pasar de las palabras a los hechos».

La atención al desempeño de León XIV se muestra también en el número monográfico que le acaba de dedicar la revista italiana de geopolítica Limes. Otro libro más reciente es el que publica Deusto –León XIV. ¿Quién es, qué piensa y qué podemos esperar de Robert Prevost?– de Mario Escobar, con un esquema parecido al del italiano Gaeta: una primera parte en que se repasa la trayectoria del nuevo papa, y otras en que se analiza su visión del pontificado y los retos que le aguardan.

Robert Prevost nació en el seno de un matrimonio católico, no solo practicante, sino catequista. Fue monaguillo y miembro del coro de su parroquia, en cuya escuela estudió. Según el autor del libro, uno de los hermanos de Bob (así se le conocía de pequeño) asegura que unas vecinas dijeron que se convertiría en el primer papa estadounidense. Tras estudiar Matemáticas en la Universidad Villanova, llamada así por Santo Tomás de Villanueva, ingresó en el noviciado de la Orden de San Agustín Si bien la palabra vocación tiene que ver con llamada (en ese sentido se dice que la vocación por excelencia es la religiosa), no parece que el joven Prevost sintiera esa llamada en un momento concreto. Su vocación fue, más bien, un itinerario continuado y coherente con lo que pensó, sintió y fue su inclinación desde pequeño. En esa vocación destacaba el interés por las misiones, interés que se vio satisfecho cuando su orden le envió a Perú. Lo que ha dicho recientemente sobre que los más pobres sufren más el deterioro del planeta, probablemente lo aprendió allí, en una zona empobrecida y vulnerable ante los desastres naturales. Tras diez años en Perú, regresó a Estados Unidos. Su figura fue ganando proyección a la vez que iba asumiendo nuevos cargos dentro de la Iglesia, como el de prior provincial de Chicago. En los últimos años, ese ascenso progresivo fue de la mano del papa Francisco, que lo nombró cardenal.

A la muerte de este, Robert Prevost no estaba entre los considerados papables. Pero, representante de la línea más central de la Iglesia, innovador en cuanto a la reforma pastoral y partidario de luchar contra la injusticia, además de proceder de la periferia de la cristiandad y contar con capacidad de organización y con un perfil pastoral y misionero, reunía las mejores condiciones para convertirse en el nuevo pontífice.

Tras explicar de dónde viene y cómo llegó a la silla de San Pedro, Mario Escobar se ocupa de desentrañar la visión que pueda tener León XIV del pontificado y el modo en que se enfrente a los múltiples retos que le aguardan. En cuanto al funcionamiento de la propia Iglesia, el nuevo papa, según el autor del libro, fomentará la sinodalidad para conseguir una Iglesia más transversal y menos piramidal. Además, algo que León XIV ya ha demostrado es su compromiso con el ecumenismo y el diálogo interreligioso. Su experiencia en zonas pobres de Perú parece avalar su atención a la justicia social. El nombre elegido, el del papa de la doctrina social de la Iglesia, no hace sino reforzar ese convencimiento.

Pero es en el conflictivo escenario internacional donde le aguardan los retos más difíciles. Ahí, su condición de norteamericano debería facilitarle su relación con Donald Trump, sea para entenderse con él o para oponerse a sus políticas. Se sabe que el nuevo papa ha apoyado a candidatos de cada uno de los grandes partidos en diversas ocasiones, habiendo solicitado las papeletas correspondientes en cada ocasión.

Por otra parte, en su primer discurso habló de lograr una paz auténtica, justa y duradera; y en su primera bendición dominical, el pasado once de mayo, ya denunció la terrible situación que se está viviendo en Gaza, donde «los niños, las familias y los ancianos son llevados al hambre».

En cuanto a la otra gran herida de la humanidad en estos años, León XIV ha hablado de la martirizada Ucrania, y el presidente Zelenski le ha agradecido su apoyo espiritual y moral. Es sabido que los papas no cuentan con divisiones de tanques, como advirtiera Stalin, pero la atención de los medios de comunicación de todo el mundo a la persona del papa Francisco y al cónclave que ha elegido a su sucesor muestra que el papa es una figura respetada y un referente moral. Así, el llamamiento a la unidad y la reconciliación en el mundo que León XIV hizo en su primera homilía y su demanda de un amor fraternal que supere el odio, la violencia y la exclusión, son llamadas a la conciencia de todos, especialmente de los dirigentes mundiales, que deberían ser escuchadas.

Avance elaborado por Nueva Revista a partir del material de prensa del libro León XIV. ¿Quién es, qué piensa y qué podemos esperar de Robert Prevost? de Mario Escobar, publicado por Editorial Deusto.

La foto que encabeza el artículo es de Edgar Beltrán, tiene licencia de Wikimedia Commons y se puede consultar aquí.