Palabra de embajador

Domingo de Silos Manso publica «Embajadores de España. La Patria habla a través de nosotros», un conjunto de entrevistas con diplomáticos

Palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores
Carlos Delgado; CC-BY-SA
Ángel Vivas

Domingo de Silos Manso es diplomático. Entre otros cargos, ha sido embajador en Gabón. Ha sido alumno de la ENA francesa y alumno del Colegio de Defensa de la NATO (Nato Defence College), en Roma, y del CESEDEN, en Madrid. Es autor de Diplomacia ayer y hoy. España en el mundo, 1939-2022 y de la novela Onza de oro.

Avance

La política exterior no parece ser de los asuntos que más interesan a los españoles; ni siquiera en el Congreso ocupa el espacio que debería. Su importancia, sin embargo, es evidente, y quienes se dedican a ella vienen publicando interesantes trabajos. Domingo de Silos Manso, que ya publicara Diplomacia ayer y hoy. España en el mundo 1939-2022, saca ahora Embajadores de España. La patria habla a través de nosotros, en el que da voz a los propios embajadores. El resultado es un recorrido por los problemas y asignaturas pendientes de la política exterior española, junto con una serie de reflexiones de los entrevistados sobre el propio oficio de la diplomacia

Análisis

La diplomacia es un trabajo que hace de quienes se dedican a él émulos de Don Juan, subiendo a los palacios y bajando a las cabañas, alternando los salones y las selvas, las vajillas lujosas y el comer con las manos. Un trabajo que ha dado pie a muchas frases irónicas, desde la definición educación y descanso a lo de que los diplomáticos son más peligrosos cuando trabajan que cuando no lo hacen. También ha dado figuras irrepetibles, como el chileno Carlos Morla Lynch, al que su colega y compatriota Jorge Edwards recordaba yendo al Palacio del Elíseo en metro, para evitar los embotellamientos del tráfico parisino, vestido de frac y lleno de condecoraciones.

Pero si esto es una anécdota, la trayectoria de Morla Lynch presenta hechos que son pura categoría. Destinado en España en 1936, acogió en la embajada a centenares de personas de derechas en peligro, y, tres años después, hizo exactamente lo mismo acogiendo a perseguidos de izquierdas. Hechos como este demuestran la importancia de la diplomacia, además de las grandes cuestiones de la política exterior. Por lo que se refiere a la española, no faltan los libros que se ocupan del asunto. Siendo ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo publicó hace diez años un completísimo análisis en Todos los cielos conducen a España. Más recientemente, José María Beneyto ha publicado un volumen con voluntad de manual, Política exterior española.

Domingo de Silos Manso. Diplomacia ayer y hoy. Ed. Sílex, 2023

Domingo de Silos Manso García, diplomático de larga trayectoria, publicó hace tres años una panorámica de las relaciones exteriores españoles desde 1939 (Diplomacia ayer y hoy. España en el mundo, 1939-2022). Ahora da una vuelta de tuerca al mismo asunto. En Embajadores de España. La Patria habla a través de nosotros (Sial Pigmalión), de inminente publicación, da la voz a sus compañeros de carrera. Son un conjunto de entrevistas realizadas en dos momentos distintos (1991 y 2024) que permite asomarse a la política exterior española de la mano de sus principales protagonistas. El libro aúna una visión de las grandes cuestiones en ese campo con las experiencias personales de los embajadores y las reflexiones sobre su propio oficio. Ese acercamiento personal complementa perfectamente el análisis más objetivo que constituía el libro anterior.

Los jalones históricos son conocidos: aislamiento internacional en la década de los cuarenta; paulatina integración internacional (acuerdos con los Estados Unidos, concordato con la Santa Sede, ingreso en la ONU, a la vez que se producen la independencia del protectorado de Marruecos y la guerra de Ifni) en la década siguiente; desarrollo económico, llegada masiva del turismo y emigración en los sesenta; firma de un tratado comercial preferencial con la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) en 1970. La muerte de Franco y el restablecimiento de la democracia suponen el establecimiento de relaciones diplomáticas con todos los países, así como el ingreso en la OTAN y en la CEE (hoy Unión Europea).

La realidad siempre da la razón a aquello de Borges («le tocaron, como a todos los hombres, malos tiempos en que vivir»). De modo que si al final de la década de los ochenta la democracia parecía abrirse paso en el mundo hasta el punto de que podía pensarse en un final de la historia, aquel sueño se esfumó después en los Balcanes y hoy la pesadilla continúa en Ucrania, por no hablar de crisis económicas, sanitarias o migratorias. España, integrada en la OTAN, con complejas relaciones de vecindad con Marruecos y una amistad oscilante con Estados Unidos, se ve afectada por todos los vendavales que sacuden un mundo que ya está siendo multipolar. Esto es así, aunque en la sociedad española haya poca sensibilidad por la política exterior y la ciudadanía no tenga conciencia de que lo que ocurre en otra parte del mundo, aunque esté lejos, nos afecta, como señala uno de los embajadores entrevistados en el libro. También para Inocencio Arias «los españoles tienen un mediocre conocimiento de la política internacional». Lo mismo venían a decir, en el libro anterior del autor, voces tan autorizadas como las de Emilio Lamo de Espinosa o Charles Powell.

Para Domingo de Silos Manso, la importancia de estar atentos al mundo internacional no necesita demostración. Lo que conlleva contar con un buen servicio diplomático. «Nos va mucho en ello», dice. «En este mundo de las comunicaciones rápidas y de internet, un buen embajador sigue siendo un tesoro».

Domingo de Silos Manso. Embajadores de España. La Patria habla a través de nosotros. Ed. Sial Pigmalión, 2025

Las declaraciones de los embajadores entrevistados en el libro son, como queda dicho, un recorrido por los grandes asuntos de la política exterior española y una reflexión sobre el oficio de la diplomacia. Oficio que es, antes que nada, de servicio al Estado, y en el que sus protagonistas –destaca uno de ellos– siempre tienen la capacidad de expresar su verdadera opinión ante sus jefes, rematando, eso sí, los informes con la clásica fórmula: No obstante, V.E. resolverá.

Por lo demás, los grandes retos y desafíos de España en el mundo son los que el autor señalaba al final de su libro anterior: las relaciones con Portugal, Francia e Italia por razones de vecindad; con Estados Unidos y Alemania, por la potencia económica de ambos países; con Marruecos, por la delicada frontera compartida y asuntos como la emigración o el Sáhara; la escasa atención al gigante emergente africano; la limitada presencia en la vital área, cargada de futuro, del Indo-Pacífico; incluso el retroceso en las siempre agitadas repúblicas hermanas de Latinoamérica, en las que hoy crece un populismo antiespañol.

En las relaciones internacionales no hay historias de amor perfectas. Para España dos ejemplos muy claros de esto son Marruecos y Méjico. A ambos países se refiere Amaro González de Mesa García San Miguel: «La Historia de España, desde luego la del siglo XX, está condicionada por Marruecos. Y ellos lo saben». Y: «Las relaciones de Méjico y España: son de amores y desamores, de riñas y tensiones, como los novios de los pueblos». Alfonso de la Serna y Gutiérrez-Répide, con experiencia en Marruecos, insiste en el primer caso: «Nuestra relación con Marruecos es las más compleja que cabe imaginar, porque es la relación del amigo y del enemigo». Jorge Dezcallar habla de «una relación en dientes de sierra, más visceral que racional, con viejos conflictos que no han desaparecido».

El amigo americano

Tampoco han faltado históricamente las fricciones con Francia. Juan Durán-Lóriga Rodrigáñez recuerda «las dificultades que ponía Francia para la entrada de España en el Mercado Común», así como el asunto, «dramático, de la cooperación contra el terrorismo».

Tan lejos y tan grande, Estados Unidos es otro ejemplo de relaciones con altibajos: del Maine a las bases, de los pies en la mesa de Aznar (la mesa era de Bush, los pies de Aznar) al culo en la silla de Zapatero. Así, Jorge Dezcallar recuerda que Estados Unidos tienen una imagen de España como país poco fiable.

El europeísmo está, como no podía ser menos, presente en las páginas del libro de Domingo de Silos Manso. Raimundo Bassols Jacas se recuerda como un soñador de Europa desde su juventud, al que se le hicieron eternos los ocho años transcurridos entre la presentación de la solicitud de entrada a la CEE y la firma del acuerdo de adhesión en 1985. Marcelino Oreja confiesa la misma ilusión por Europa y define la integración europea como «una de las grandes aventuras logradas del siglo XX».

El embajador Eugenio Bregolat -que lo ha sido tres veces en China- avisa de que «sin un modus vivendi, o coexistencia pacífica, entre EEUU y China el mantenimiento de la paz y de la prosperidad en el mundo, así como la solución de los grandes retos globales… serían punto menos que imposibles».

Volviendo a las relaciones de vecindad, las de España con Portugal nunca han sido lo estrechas que deberían ser. Lo dice María Jesús Figa López-Palop: «España debería cultivar más la relación con Portugal». Claro que para conflictos hispano-lusos, nada como el asalto a la embajada española en Lisboa por quienes protestaban por los últimos fusilamientos de Franco en septiembre de 1975. El embajador de entonces, Antonio Poch Gutiérrez de Caviedes, recuerda en el libro que, «después de no pocas dudas», decidió no quedarse en la embajada. «¿Qué ocurre si hubiera sido vejado, o muerto, el embajador español? Para siempre hubiera sido un daño en las relaciones. Que hubiera costado muchos años superar». Más de cuarenta años después, a un sucesor suyo en el cargo le tocó recibir en la misma embajada a un importante político portugués, conservador a la sazón, que, en su airada juventud izquierdista había participado en aquel asalto. Cuando llegó la hora de enseñarle el edificio, el embajador no se privó de añadir: «Aunque creo que usted ya lo conoce».


La imagen que acompaña el artículo es de Carlos Delgado (CC-BY-SA), y tiene licencia Creative Commons.