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Ver productosLas empresas necesitan capital humano para contribuir al desarrollo socioeconómico del entorno en el que se encuentran
19 de diciembre de 2024 - 15min.
Antonio Peñafiel Velasco es director del Servicio de Empleabilidad y Emprendimiento en la Universidad de Málaga.
Avance
Una forma eficaz de transferir conocimiento de la universidad es formar talento e incorporarlo a la sociedad, lo que se denomina capital humano cualificado. Para ello, la universidad no solo proporciona formación académica al estudiante, sino también le dota de las competencias transversales que demandan las empresas; le procura experiencia mediante prácticas, tanto curriculares como extracurriculares; posteriormente, sigue formando al egresado a lo largo de la vida, capacitándole para actualizar sus competencias y para recalificarlo como profesional en activo. Al propio tiempo, la universidad colabora con las empresas en la captación y retención de talento, mediante servicios de empleabilidad o de intermediación laboral, apoyo al emprendimiento e incluso impulsando la creación de nuevas empresas promovidas tanto por estudiantes y egresados universitarios como por personal docente e investigador.
Para ilustrar estos procesos, pone el autor como ejemplo la estrategia de la Universidad de Málaga y su contribución al entorno empresarial del territorio. El Vicerrectorado de Estudiantes, Empleabilidad y Emprendimiento creó una marca para fomentar la empleabilidad por cuenta ajena, llamada Talent Tank («centro de talento»), y otra para fomentar el emprendimiento en el marco de la relación universidad-empresa, la denominada LINK (espacio conector). La primera pone en contacto la oferta de las empresas y la demanda de los candidatos, a los que selecciona de forma automática mediante inteligencia artificial, teniendo en cuenta no solo sus conocimientos sino también su perfil personal y de competencias. El espacio LINK by UMA-ATech opera como un hub (núcleo) de emprendimiento de la Universidad de Málaga para la realización de proyectos de innovación y de creación de empresas basadas en el conocimiento. Gracias a esa actividad, la de Málaga fue la primera universidad española en obtener el reconocimiento como Universidad Emprendedora, otorgado por la Accreditation for Entrepreneurial and Engaged Universities (ACEEU).
Concluye el autor subrayando la importancia de contar con el compromiso de los poderes públicos para favorecer la canalización del talento hacia la dinamización del territorio, mediante inversiones en planes de vivienda, incentivos fiscales e infraestructuras.
Las universidades juegan un papel esencial en el desarrollo de la sociedad y su misión principal gira, como no puede ser otra manera, en torno al conocimiento, razón en la cual se fundamentan las tres funciones básicas de la universidad y que son la docencia, es decir, la transmisión del conocimiento; la investigación o generación de nuevo conocimiento; y la conocida como tercera misión, que es la transferencia de conocimiento para contribuir al desarrollo socioeconómico del entorno. Esta transferencia de conocimiento se produce de varias maneras. Una de ellas, tal vez la más conocida, es aquella que se produce al introducir en el mercado o en la sociedad los avances científico-técnicos resultantes de la investigación realizada en el seno de la universidad en todas y cada una de las disciplinas del saber y en todos y cada uno de los sectores empresariales, y que van desde la tecnología a las humanidades pasando por las ciencias sociales y la salud; pero otra forma muy eficaz, y más voluminosa si cabe, es la que se produce mediante la incorporación a la sociedad del talento formado en la universidad, del capital humano cualificado.
Desde esta perspectiva, la universidad juega un papel fundamental en cuestiones que tienen que ver con la cualificación y recualificación de los recursos humanos, su capacitación y la dinamización del entorno en base a las necesidades de la sociedad y especialmente del sector productivo. Pero lógicamente esta misión no corresponde solo a la universidad; para que estos procesos sean realmente efectivos debe existir una implicación decidida tanto de las empresas como de las administraciones, que deberán articular los procedimientos adecuados para ello.
En este artículo hago una reflexión sobre estos aspectos, analizando cómo desde la universidad se puede contribuir a la dinamización de un territorio, partiendo de la base de que si para avanzar es necesario el conocimiento, la clave va a estar en la captación y retención del talento, algo que a priori puede no resultar fácil cuando estamos preparando a nuestro estudiantado para enfrentarse a un mundo globalizado con oportunidades profesionales no siempre tan cerca de sus lugares de origen o estudio. Como ejemplo para ilustrar esta reflexión se presenta la estrategia de la Universidad de Málaga para contribuir al desarrollo de su entorno.
Partimos de una demanda ampliamente expresada por el sector productivo y que es la cualificación del personal, cuestión que siempre ha sido una preocupación pero que, hoy en día, debido a los continuos cambios que se producen en el sector productivo y al avance del conocimiento, se ha convertido en una exigencia para las empresas. Esto conlleva, en este mundo tan competitivo, un doble problema al que las empresas necesitan dar solución y que es, por un lado, el acceso a más personal cualificado y, por otro, la recualificación del personal con el que se cuenta, siendo conscientes de que deben invertir en cualificación para poder avanzar y crecer.
Desde este punto de vista, se plantea entonces la necesaria colaboración entre el sector empresarial, necesitado de personal cualificado, con las instituciones educativas que pueden y deben contribuir en esta cualificación, entre las cuales, por supuesto están las universidades, por lo que vamos a exponer cómo estas contribuyen en esta labor.
Partimos de la premisa de que las empresas, el sector productivo que representa al mercado de trabajo, necesitan capital humano para su desarrollo y crecimiento para contribuir así al desarrollo socioeconómico del entorno en el que se encuentran. De este capital humano, las empresas requieren no solamente conocimientos específicos para la labor que vayan a desarrollar, sino también una serie de competencias y habilidades que contribuyan a realizar el trabajo de una forma más eficaz, y también, en la medida de lo posible, demandan experiencia profesional. Por otro lado, como se ha mencionado, además de la incorporación de nuevo talento necesitan seguir formando al personal con el que cuentan para su recualificación. Todo ello con el fin de innovar y poder crecer para con ello generar más empleo y por lo tanto más progreso.
La universidad juega un papel esencial en la cualificación del capital humano a través de su principal función que no es otra que la formación de los estudiantes, y, por lo tanto, en la adquisición por parte de estos de los conocimientos necesarios para desempeñar un trabajo, y que se ofrece en las universidades a través de su oferta de grados, másteres y doctorados. Pero también las universidades están realizando una labor muy importante en la formación de competencias transversales que demandan las empresas y que dan respuesta a las necesidades que estas tienen relacionadas con sus procesos de innovación, gestión, producción, digitalización o internacionalización, entre otros aspectos; y que si bien es cierto que aún no han sido ampliamente introducidos de manera curricular en los planes de estudio sí que se ofrecen, por lo general a través de los servicios responsables de la empleabilidad del estudiantado, de manera extracurricular y en muchos casos en colaboración con empresas y profesionales.
Un aspecto importante es el de la experiencia profesional. Es evidente que la universidad no puede ofrecer experiencia profesional a su estudiantado, pero sí que facilita un acercamiento al mundo laboral a través de la realización de prácticas en empresa. Desde que se implantara el Plan Bolonia para unificar los sistemas educativos universitarios en Europa, con el objetivo, entre otros, de mejorar la empleabilidad de las titulaciones universitarias, la mayoría de los grados incluyeron en sus planes de estudio la asignatura de prácticas en empresa y por tanto es de carácter obligado para su realización por parte de los estudiantes. Además, las universidades propician la realización de prácticas extracurriculares, que, junto con las curriculares, persiguen que los estudiantes puedan «aplicar y complementar los conocimientos adquiridos en su formación académica, favoreciendo la adquisición de competencias que los preparen para el ejercicio de actividades profesionales, faciliten su empleabilidad y fomenten su capacidad de emprendimiento», facilitando a estos la posibilidad de aplicar sus conocimientos en un entorno empresarial y aprender la metodología de trabajo adecuada a la realidad profesional. Por lo tanto, aunque de manera indirecta, las universidades contribuyen a una primera experiencia profesional muy valorada por las empresas, siendo esta una de las fórmulas más eficaces de incorporación al mercado laboral una vez finalizados los estudios.
En esta línea, además, las universidades están empezando a incorporar la formación dual promoviendo que la formación se imparta entre la universidad y las empresas, proporcionando así a los estudiantes una experiencia educativa compartida vinculada completamente con las necesidades laborales de las empresas.
Pero la labor formativa de la universidad no acaba una vez el estudiantado la abandona; lejos de eso, la universidad se preocupa por una cuestión tan importante para todos, incluidas las empresas, como es la formación a lo largo de toda la vida, por lo que la universidad puede y debe participar en los procesos de recualificación del capital humano en las empresas sumándose, en su caso, a los planes formativos que las propias empresas puedan desarrollar.
Para ello, la universidad ofrece la posibilidad a las empresas, o a sus empleados, de poder actualizar sus conocimientos y por tanto su cualificación a través de varias fórmulas entre las que destacaría las siguientes. Por un lado, la universidad cuenta, además de la oferta de titulaciones oficiales, con una oferta de enseñanzas propias de distinta duración, que tienen como objetivo principal precisamente la formación permanente destinada a mejorar tanto las competencias como las cualificaciones de los recién egresados y la recualificación de los profesionales en activo, permitiendo compatibilizar la mayor competitividad de las empresas con la formación individual de sus empleados, formación que se desarrolla con la necesaria colaboración de las empresas. Otra fórmula posible es la contratación a la universidad para la impartición de una formación ad hoc que podrá ser impartida por personal docente e investigador experto en el área para la que se requiera la formación. Y una fórmula que se está desarrollando actualmente en las universidades y que va a permitir la formación de los trabajadores de las empresas son las llamadas micro credenciales universitarias, que son experiencias de aprendizaje breves que pueden incluso no requerir titulación universitaria previa y que están enfocadas en la recualificación profesional tanto de las personas que buscan insertarse laboralmente como de los trabajadores en activo que necesiten afrontar nuevos retos formativos, ofreciéndose para facilitar su realización la posibilidad de hacerlas tanto de forma presencial como a distancia.
Hasta aquí podríamos pensar que la universidad ha hecho su papel contribuyendo en la formación, cualificación y recualificación del capital humano y que el resto le corresponde a las empresas, las cuales están en una lucha continua no solo para captar talento sino para retenerlo, pues, como se ha mencionado también, es tan amplia la oferta, sobre todo en el sector tecnológico, que la retención del talento se hace especialmente difícil. Lejos de ser así, cosa que sería inadmisible, las universidades también colaboran con las empresas en la captación y retención de talento. Con respecto a la captación de capital humano cualificado, las universidades desarrollan diferentes medidas que facilitan la incorporación de los egresados a las empresas mediante la canalización de las ofertas de empleo de estas.
La primera medida que entiendo que debe ser conocida por las empresas es la existencia en prácticamente todas las universidades de una unidad o servicio cuya actividad está centrada en la empleabilidad del estudiantado universitario y que es la responsable, en general, de los programas de prácticas en empresa, orientación profesional, formación en competencias y fomento del emprendimiento. Muchas de estas universidades, además, cuentan con servicios de apoyo a la intermediación laboral, llegando algunos a ser incluso agencias de colocación reconocidas por el Servicio Público Estatal de Empleo. Por lo tanto, estas unidades están al servicio de las empresas para buscar candidatos para cubrir sus puestos de trabajo.
Por otro lado, las universidades realizan foros de empleo donde las empresas tienen la oportunidad de acudir a presentar su actividad y sus ofertas de empleo a los estudiantes y egresados universitarios con el fin de captar a aquellos que consideren más adecuados para cada puesto en cuestión. Y aquí, tanto para captación como para la retención de ese capital humano, es importante tanto lo que la empresa pide y ofrece al futuro empleado como lo que el empleado ofrece a la empresa y requiere de esta. Y es que, cuando hablamos del personal cualificado, el empleado de hoy no se conforma solo con percibir un salario, sino que busca algo más. La empresa pedirá conocimientos y competencias (idiomas, iniciativa, capacidad de trabajo en equipo, competencias digitales…) y el empleado cualificado de hoy podrá ofrecer todo esto, pero además analizará las posibilidades de aprendizaje, de promoción en la empresa, requerirá reconocimientos o incentivos por su labor, buscará un buen ambiente laboral, saludable y con la posibilidad de conciliar, entre otras cosas buscando, casi más que un trabajo, un proyecto de vida. Desde esta óptica, la retención del talento sí que es una misión fundamental de las empresas.
Por su parte, la universidad contribuye en la retención del talento en los territorios; por supuesto aportando, como se ha visto, en una formación de calidad y una adecuada cualificación de los recursos humanos, pero también lo hace fomentando las competencias emprendedoras entre el estudiantado. Es especialmente interesante, como una forma directa también de contribuir al desarrollo socioeconómico, el trabajo que hacen las universidades en el fomento del emprendimiento y en el apoyo al desarrollo de iniciativas emprendedoras, impulsando la creación de nuevas empresas promovidas tanto por los estudiantes y fundamentalmente los egresados universitarios, con base en el conocimiento adquirido en sus estudios, como por personal docente e investigador que crea empresas basadas en los resultados de investigación producidos en la universidad como mecanismo de transferencia de conocimiento. La creación tanto de start-ups (empresas emergentes) como de empresas basadas en el conocimiento suponen, además, una fuente importante de captación y retención de personal cualificado que va a aportar mucho en el desarrollo territorial.
Se podría poner como ejemplo cualquier universidad española, simplemente se expone el caso de la Universidad de Málaga por ser la del autor de este artículo. Y con él lo que se busca es ilustrar de alguna forma cómo la universidad ha contribuido en el crecimiento de una ciudad que hoy está en la vanguardia de la tecnología y siendo considerada en 2024 la cuarta ciudad de España que más empleo crea en innovación, siendo un foco importante de atracción y retención de talento.
La Universidad de Málaga cuenta con un servicio con competencias en empleabilidad desde hace más de cuarenta años, pero hay dos elementos que impulsaron su actividad. Son, por un lado la creación de un vicerrectorado específico para el fomento de la empleabilidad y el emprendimiento, siendo una de las primeras universidades en hacerlo; y por otro lado, el reconocimiento de la empleabilidad como uno de los cinco ejes el Plan Estratégico de la Universidad, lo que obliga a reorganizar la gobernanza universitaria en torno a esta actividad y da una mayor visibilidad a la importancia que se concede al futuro profesional de sus estudiantes tanto dentro como fuera de la propia universidad.
Para aumentar esa visibilidad, en el Servicio de Empleabilidad y Emprendimiento, en el ahora llamado Vicerrectorado de Estudiantes, Empleabilidad y Emprendimiento, se crearon dos marcas para representar a cada una de las líneas, la marca Talent Tank (banco de talento) para fomentar la empleabilidad por cuenta ajena, y la marca LINK (espacio conector) para fomentar sobre todo las relaciones universidad-empresa, poniendo el foco en el emprendimiento.
Tanto en una línea como en otra, se desarrolla toda la actividad que tanto en materia de empleabilidad como de emprendimiento ya se ha comentado; por lo tanto, me centraré en dos aspectos diferenciales que son los que han contribuido de manera más decidida en la incorporación del capital humano al sector productivo.
Por un lado, está la plataforma de intermediación para el empleo denominada también Talent Tank, que es la que da nombre a la marca del espacio para la empleabilidad. Esta plataforma permite a las empresas publicar sus ofertas de empleo y a los candidatos, solicitar su incorporación a las mismas. La particularidad de esta plataforma es que la selección de los candidatos se hace de forma automática gracias a un motor basado en inteligencia artificial y machine learning (aprendizaje automático) en base no solo a los conocimientos sino al perfil tanto personal como competencial de los solicitantes, lo cual facilita a las empresas la labor de selección y una mayor adecuación de la persona contratada al puesto de trabajo ofertado. Igualmente, la plataforma es muy útil para los candidatos, pues en el momento del registro la plataforma invita a los usuarios a realizar hasta cuatro test que van a permitir a estos conocer sus perfiles de personalidad, competencias profesionales, actitud y la iniciativa emprendedora, identificando los puntos fuertes y débiles en cada cuestión analizada y proponiéndoles programas o actividades para trabajar aquellos aspectos que deban mejorar.
Por otra parte, en materia de emprendimiento es de destacar un hecho que ha impulsado de manera exponencial las relaciones universidad-empresa y que consistió en la construcción de un edificio de empresas del Parque Tecnológico de la ciudad en el propio campus universitario, y dentro de este edificio, ocupando uno de sus cuatro módulos, la creación del espacio LINK by UMA-ATech como el hub (centro o núcleo) de emprendimiento de la Universidad de Málaga para la realización de proyectos de innovación y de creación de empresas basadas en el conocimiento. Este lugar que se ha convertido en el espacio conector de la universidad y de todos aquellos agentes, personas o entidades que puedan sumar para, a través de las relaciones universidad-empresa, contribuir al desarrollo de la ciudad, constituyéndose como un elemento central del ecosistema de empresas y empleo. El éxito de este espacio está precisamente en la colaboración y co-creación de programas y actividades que fomenten la creatividad, la innovación y el emprendimiento, contando a día de hoy con más de 150 entidades colaboradoras.
Gracias a toda la actividad que se realiza en este espacio, junto con otras acciones desarrolladas en la universidad en relación con la transferencia de conocimiento, la Universidad de Málaga fue la primera universidad española en obtener el reconocimiento como Universidad Emprendedora, otorgado por la Accreditation for Entrepreneurial and Engaged Universities (ACEEU).
Pero no se puede terminar este artículo sin mencionar otro elemento clave en el proceso de dinamización del territorio y que no es otro que la administración. Si se quiere atraer y retener talento es fundamental crear un entorno adecuado para ello, lo que implica realizar una serie de inversiones que tienen que ver con los planes de vivienda, la financiación, los incentivos fiscales, las infraestructuras, las comunicaciones, la educación, la atracción de empresas, etc., cuya responsabilidad recae en las diferentes administraciones.
Málaga ha conseguido aglutinar todos estos elementos convirtiéndose en un foco de atracción de empresas, y por lo tanto de talento, con una alta tasa de empleo en tecnologías e innovación en el que la Universidad juega un papel esencial.
Pero no está todo hecho, es más, aún queda mucho por hacer y hay que seguir trabajando las relaciones entre la universidad y el sector productivo. No basta con que la universidad siga formando gente, sino que tiene que hacerlo escuchando las demandas de las empresas, intentando adaptar su oferta formativa y, en la medida de lo posible, hacerlo con mayor rapidez.
En resumen, concluyo este artículo con tres ideas: la gestión de los recursos humanos es importante, pero la gestión del capital humano (personas más cualificación) es esencial; si se quiere captar y retener talento es necesario atraer y retener empresas en los territorios; y la innovación basada en el conocimiento es la base del progreso, pero el talento es el protagonista del crecimiento. La clave está en la co-creación de valor y en el fortalecimiento de los ecosistemas de innovación y empleo.
Foto de cabecera: © Shutterstock / Franckreporter