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Ver productosLas grandes revoluciones técnicas y económicas de los ultimos siglos contribuyeron decisivamente a asentar las bases políticas del mundo contemporáneo.
17 de diciembre de 2024 - 7min.
Fareed Zakaria. Politólogo y ensayista indo-estadounidense, especializado en relaciones internacionales. Fue profesor de Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Editor de Time, columnista de The Washington Post, dirige el programa de televisión GPS (CNN). Autor, entre otros libros, de El futuro de la libertad, De la riqueza al poder y El mundo después de USA.
Avance
Fareed Zakaria dedica una primera parte de su ensayo a analizar las revoluciones del pasado, partiendo de la Revolución Gloriosa y de los éxitos de Holanda en banca y navegación. Los avances económicos y técnicos se tradujeron en reformas políticas que han forjado el mundo contemporáneo durante los últimos cuatro siglos, con el auge de la democracia liberal como su mayor logro. En la segunda parte, analiza la revolución actual, fruto, esta vez, de la globalización, la innovación tecnológica y el cambio cultural. Pero los avances provocan, inevitablemente, retrocesos y reacciones en contra. Lo estamos viendo ahora con los movimientos populistas, tanto de derecha como de izquierda, frente a cuestiones tan complejas como los movimientos migratorios, y con la reafirmación nacionalista y autocrática de Putin y Xi Jinping ante los valores de la democracia y la globalización.
Advierte Zakaria que el éxito continuo de nuestro experimento liberal dependerá de la forma en que seamos capaces de afrontar esos pulsos y de superar esos retrocesos. Propone, para afrontar el reto, una serie de consejos a los gobernantes de Occidente, tales como implementar los cambios mediante la persuasión y no imponer ideas radicales desde arriba, sino desde el tejido social; evitar la trampa de la política de identidad, que es fundamentalmente antiliberal, porque ve a las personas como categorías en lugar de individuos; y aceptar el compromiso como una virtud esencial en democracia, al tener en cuenta las aspiraciones de los demás.
El autor de la reseña califica a Zakaria como «el rey del contexto», por distinguirse del exceso de opinión reinante, al ser capaz de analizar los temas en perspectiva y hacer diagnósticos certeros. Y elogia La era de las revoluciones como un ensayo de un influyente analista que puede servir de orientación a los responsables políticos ante los complejos envites actuales.
Fareed Zakaria sostiene en La era de las revoluciones que el cambio más significativo en los últimos cuatrocientos años es el auge de la democracia liberal. Pero, como deja claro su interesante relato, ha sido un camino lleno de altibajos, de «acción y reacción incesantes, avance y retroceso». De la forma en que seamos capaces de gestionar el último retroceso dependerá el éxito continuo de nuestro experimento liberal.
La era de las revoluciones se divide en dos partes. La primera es un recorrido histórico por distintos casos, comenzando por los triunfos de los holandeses de los siglos XVI y XVII en la banca, la navegación, la gestión del agua y la recuperación de tierras ganadas al mar. La llamada Revolución Gloriosa, con la que el rey holandés Guillermo de Orange llegó al trono de Gran Bretaña, sirvió de estímulo de la Primera Revolución Industrial, con su máquina de vapor y la desmotadora de algodón. Y el éxito de Gran Bretaña, a su vez, ayudó a impulsar la notable industrialización del ferrocarril, el telégrafo, el acero y la electricidad en los Estados Unidos de los siglos XIX y XX.
Estas revoluciones reestructuraron fundamentalmente la base política y socioeconómica de sus sociedades. Las reformas políticas extendieron el voto a todos los ciudadanos, pero su logro de más calado fue la emancipación de la mujer, destaca Zakaria.
La segunda parte del libro analiza la situación actual, argumentando que estamos viviendo en otra «era de revolución», impulsada esta vez por la convergencia de la globalización, la innovación tecnológica, el cambio cultural y un exceso de información no siempre fiable.
A diferencia de anteriores revoluciones, el cambio nos llega cada vez más rápidamente. Y este cambio, afirma Zakaria, provoca inevitablemente una «profunda reacción» porque «la libertad y la autonomía» se logran a expensas de «la autoridad y la tradición», incluyendo la disrupción de la identidad personal y comunitaria.
Nos felicitamos por el potencial que internet y las redes sociales tienen para conectar el mundo y reactivar comunidades, pero si bien podemos estar más conectados que nunca, los estudios revelan que también estamos más solos y ansiosos.
Zakaria cuenta que comenzó a pensar en este libro a medida que observaba más de cerca el movimiento Tea Party. Aunque la inseguridad económica era parte de su queja, su mayor temor provenía de cuestiones culturales, como el multiculturalismo, la «concienciación» feminista y, en particular, la inmigración.
En efecto, las olas de migración hacia Estados Unidos y Occidente se están acelerando, debido al cambio climático y a la pobreza e inestabilidad política de los países de origen de los migrantes. Ningún factor anima tanto al populismo moderno como la migración descontrolada, que para el ciudadano medio parece ser una cuestión inmanejable. Esta ansiedad está en el epicentro de los movimientos populistas, tanto de derecha como de izquierda. Zakaria afirma que los líderes occidentales necesitan reformar y acordar un régimen de inmigración que sea visto por todos como justo y basado en reglas.
El cambio también afecta a la geopolítica. Aunque Xi Jinping y Vladimir Putin creen que las democracias están agotadas, les preocupa la influencia de los «valores occidentales» y, por lo tanto, están reafirmando sus intereses y cultura nacionales por encima de la democracia, el cosmopolitismo y la globalización.
Al examinar el registro histórico de las revoluciones, Zakaria concluye que el caos social, la violencia generalizada y, en última instancia, la dictadura, fueron el resultado final de los levantamientos violentos y la imposición de ideas radicales desde arriba que caracterizaron a las revoluciones francesa, rusa y china. Para que las reformas se consoliden y se mantengan, dice Zakaria, el cambio debe ser gradual y orgánico. Proporciona a los responsables políticos los siguientes consejos:
«No impongas el cambio desde arriba. En lugar de eso, trabaja dentro del tejido de la sociedad, con comunidades y personas reales, para educar, persuadir y convencerlos de tu causa. No renuncies a la libertad de expresión solo porque en un momento dado desprecias un mensaje que se está extendiendo por todas partes. No te dejes seducir por la política de identidad, que es fundamentalmente antiliberal, ya que ve a las personas como categorías en lugar de individuos. Moverse demasiado rápido y con demasiada fuerza causará, a menudo, más reacciones negativas que progresos. Acepta que el compromiso es un aspecto inevitable de la democracia; de hecho, es una virtud porque tiene en cuenta las pasiones y aspiraciones de los demás».
Zakaria ofrece una serie de recetas para ayudar a las democracias a fortalecer los lazos familiares, comunitarios y nacionales. Para reforzar la vida familiar, recomienda la gratuidad en preescolar, el cuidado infantil subsidiado y licencia parental remunerada; para conectar a los vecinos, sugiere crear centros comunitarios municipales, invertir en escuelas locales y promover la participación cívica; y para cohesionar internamente a los países, propone que, al terminar la secundaria, los jóvenes hagan el servicio nacional, que incluiría responsabilidades comunitarias y cívicas, trabajo en escuelas y hospitales, así como en fuerzas de seguridad, bomberos, etcétera. Nada de esto es nuevo, pero todas estas iniciativas entran dentro de la categoría de lo gradual y lo orgánico.
Fareed Zakaria se ha ganado una posición y un prestigio como lúcido comentarista de política internacional. GPS, su programa televisivo de la CNN, es cita obligada tanto para los estrategas profesionales como para los aficionados. Activo en el circuito de conferencias, su red de contactos es mejor que la de la mayoría de los ministros de Asuntos Exteriores y, probablemente, recibe sus llamadas más rápido que la mayoría de los líderes nacionales.
Zakaria ha sabido forjar una voz de análisis propia, en medio de un exceso de opinión, gracias a que es el rey del contexto. Al igual que sus columnas en The Washington Post, sus libros son perspicaces y divulgativos. La era de las revoluciones está a la altura de su anterior ensayo, The Post-American World (2008), [publicado en España con el título El mundo después de USA, Espasa, 2009]. Si después de leer La era de las revoluciones los responsables de los gobiernos se piensan dos veces las implicaciones de una iniciativa política, Zakaria habrá logrado su objetivo.
Reseña del libro de Fareed Zakaria, La era de las revoluciones, escrita por Colin Robertson y publicada inicialmente por © Policy. Nueva Revista la reproduce con la autorización del autor y de la publicación.