El impacto de la inteligencia artificial en la enseñanza presencial y online

La interacción entre la inteligencia artificial y la educación resulta inevitable y ya está cambiando la forma en que se conciben y experimentan los entornos de aprendizaje

Foto: © iStock / mikimad

Alejandra Casis Pareja. Profesora de Inglés de Moda en la Universidad Nebrija.

Óscar Sanjuán Martínez. Director de la Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología (ESIT) en la UNIR.

Avance

La inteligencia artificial (IA) está transformando la educación al ofrecer unos niveles de personalización y dinamismo inéditos hasta ahora. Entre otros escenarios, su uso permite crear un entorno educativo inclusivo, brindando soporte a estudiantes con necesidades especiales mediante traductores, asistentes de voz y tecnologías de accesibilidad. Por otro lado, plataformas como DreamBox y Khan Academy, junto con herramientas de realidad aumentada y virtual, permiten una experiencia educativa ajustada al ritmo del alumno, a la vez que fomentan un aprendizaje inmersivo. Esta personalización del contenido y de la metodología ofrece importantes oportunidades para el rendimiento académico y la motivación de los estudiantes, lo que hace de la IA un poderoso recurso para la educación.

Sin embargo, este uso de la inteligencia artificial entraña también importantes riesgos. Uno de ellos es el aumento de las desigualdades educativas, fruto de la disparidad en los niveles de accesibilidad a dispositivos y conexiones adecuadas. Otro peligro es el de los sesgos presentes en los algoritmos de IA, que pueden afectar a la equidad en las evaluaciones. Una tercera amenaza está relacionada con la privacidad y con el uso que se da a los datos relativos a los estudiantes que recopilan estas herramientas.

El empleo de la IA en la educación es también un ámbito de desafíos tanto para los docentes como para los alumnos. Los primeros deben aprender a utilizar las nuevas tecnologías y, al mismo tiempo, encontrar el equilibrio adecuado entre la automatización y el contacto humano, esencial para el desarrollo socioemocional de los estudiantes. Los segundos han de sortear el peligro de una dependencia excesiva de estas herramientas, así como la reducción de las oportunidades de interacción social directa.

El papel de la inteligencia artificial en la educación es ineludible, pero su éxito dependerá de una integración ética y equilibrada que busque complementar y no sustituir las capacidades humanas fundamentales, como la creatividad, la empatía y el pensamiento crítico. Para que alcance su verdadero potencial en la educación, será fundamental una colaboración activa entre educadores, desarrolladores de tecnología y legisladores, garantizando que estos avances contribuyan al bienestar de todos los estudiantes.

Artículo

La inteligencia artificial (IA) está cambiando por completo los fundamentos de la educación y trae consigo transformaciones que desafían las prácticas tradicionales y requieren una adaptación inmediata. En un mundo donde la tecnología progresa a gran velocidad, de forma constante y acelerada, los métodos de enseñanza corren el riesgo de volverse obsoletos si no se ajustan a enfoques más flexibles y dinámicos, que permitan actuar preventivamente ante estas incertidumbres del futuro próximo. Los entornos educativos inteligentes han surgido como una respuesta necesaria para hacer frente a esta nueva realidad. Personalizan las experiencias de aprendizaje según las necesidades únicas de cada estudiante e integran elementos interactivos como la realidad aumentada, para enriquecer el proceso educativo. Adicionalmente, la realidad virtual está en constante evolución y es cada vez más accesible. Todos estos cambios representan una oportunidad para personas que tienen necesidades especiales. Esta revolución tiene el potencial de derribar las limitaciones tradicionales de las aulas y promover una cultura de aprendizaje continuo y adaptable, centrado en la colaboración y la diversidad.

¿Qué ha provocado esta revolución?

La aceleración sin precedentes que experimenta el desarrollo y la adopción de la inteligencia artificial está transformando completamente nuestro entorno actual, impactando especialmente en el campo de la educación. En un escenario donde la IA es omnipresente, las áreas del conocimiento que solían ser fundamentales empiezan a perder relevancia, mientras que otros aspectos emergentes cobran gran importancia, como la habilidad de comunicarnos de manera más efectiva al interactuar con las máquinas.

Mientras que la inteligencia artificial y las redes neuronales no son algo nuevo −los primeros trabajos sobre redes neuronales artificiales datan de los años 50, cuando Frank Rosenblatt propuso el modelo de perceptrón en 1958−, lo verdaderamente sorprendente es la velocidad a la que estas tecnologías han comenzado a progresar recientemente. Este rápido avance se debe principalmente a la enorme cantidad de datos disponibles, al crecimiento en la capacidad de procesamiento −uso de GPU (Graphics Processing Unit, unidad de procesamiento de gráficos) y otros hardware (soporte físico) o componentes especializados− y a los desarrollos en los algoritmos −aplicación de los sistemas de transformación a las redes neuronales. La llegada de los grandes modelos de lenguaje (los LLM: Large Language Models), como GPT-3 (Generative Pre-trained Transformer 3, transformador generativo preentrenado: GPT-3 por sus siglas en inglés) y GPT-4 (Generative Pre-trained Transformer 4, GPT-4 por sus siglas en inglés), ha sido un factor clave en este avance tecnológico. Estos LLM son modelos de inteligencia artificial que han sido entrenados utilizando enormes cantidades de texto, principalmente obtenido de internet, para comprender y producir lenguaje natural de manera extremadamente precisa.  No solo son una tecnología revolucionaria, sino que, a diferencia de otras, ha sido puesta al alcance del gran público de forma muy rápida y gratuita.

Dentro de estas herramientas destaca ChatGPT como una de las más populares y utilizadas en la actualidad. ChatGPT funciona mediante un modelo LLM y ha demostrado cómo la inteligencia artificial puede ser aprovechada para una amplia gama de funciones distintas, como responder preguntas elaboradas o asistir en el desarrollo de contenidos educativos. Es importante destacar, sin embargo, que ChatGPT es solo uno de los varios ejemplos de aplicaciones de IA que están surgiendo. Cada vez se crean más herramientas similares que se están desarrollando y aplicando en diferentes ámbitos, lo cual evidencia el enorme potencial y alcance de esta tecnología.

La interacción entre la inteligencia artificial y la educación resulta inevitable y ya está cambiando la forma en que se conciben y experimentan los entornos de aprendizaje. La IA no solo actúa como una herramienta para acceder al contenido educativo más fácilmente, sino que también impacta directamente en la metodología educativa y en nuestra comprensión del proceso de enseñanza. Además, cada vez es más común encontrar sistemas basados en IA integrados en las plataformas de aprendizaje, con el objetivo de adaptar los recursos educativos según el nivel y las necesidades individuales de cada estudiante.

Esta potencial sinergia también hace que cambien de manera significativa las prioridades a la hora de valorar las inversiones en los sistemas educativos. A medida que la inteligencia artificial asume tareas repetitivas o automáticas, las habilidades humanas, como la creatividad, la capacidad de adaptación y la empatía, se vuelven todavía más cruciales. Hoy en día, la IA nos brinda herramientas, pero es responsabilidad del ser humano dotarlas de un propósito dentro del ámbito educativo.

Desde un punto de vista ético nos vemos obligados a formular preguntas muy importantes que necesitan respuesta: ¿Quién tiene el control sobre los algoritmos educativos? ¿Qué sesgos podrían estar presentes en los sistemas que guían el aprendizaje de nuestros estudiantes? Esta complejidad demanda una colaboración entre educadores, desarrolladores y legisladores para garantizar que la integración de la IA en el ámbito educativo sea inclusiva, equitativa y esté dirigida hacia el bienestar de todos. Es nuestra responsabilidad preparar de manera efectiva a las generaciones venideras para enfrentar un mundo cada vez más tecnológico y donde quizás los seres humanos ya no sean la inteligencia dominante.

¿Apunta la IA a la obsolescencia del sistema educativo?

Si bien la inteligencia artificial promete transformar la educación de manera significativa y positiva​, es importante no caer en la creencia equivocada de que podría hacer innecesario el proceso de aprendizaje​. A medida que la IA progresa y se integra más profundamente en nuestras vidas​, es posible que algunos se vean abrumados o incluso desanimados por su rápido desarrollo​. Sin embargo​, en lugar de renunciar al aprendizaje, debemos enfocarnos en adquirir nuevas capacidades que complementen el potencial de la IA y nos permitan utilizarla como una herramienta eficiente y valiosa.

La inteligencia artificial impulsa y potencia el aprendizaje, pero no sustituye la necesidad de comprender lo aprendido en profundidad para luego reflexionar y aplicarlo de manera efectiva. El punto crucial radica en emplear la IA como una herramienta que facilite el trabajo y el proceso de aprendizaje humano, permitiendo así, que nos enfoquemos en habilidades fundamentales, como la creatividad, para resolver problemas complejos y cultivar la empatía. Por ejemplo, cada vez es más crucial en la educación aprender a comunicarnos eficientemente con las máquinas, así como saber manejar herramientas de inteligencia artificial que permitan mejorar procesos o ser capaces de interpretar los resultados que estas tecnologías producen. Todo esto sin contar, además, con la urgencia de entender en mayor profundidad cómo funcionan los sistemas de IA y de averiguar cómo lograr que sean éticos, para alcanzar así el tan manido «alineamiento» (término que se refiere a la idea de lograr que los objetivos de las inteligencias artificiales persigan el bienestar de la humanidad).

Un ejemplo de conocimientos que podrían tener menos importancia es la memorización de datos que se obtienen fácilmente a través de asistentes de IA, como fechas históricas precisas o fórmulas matemáticas específicas. En cambio, es mucho más valioso comprender los contextos históricos y saber cuándo y cómo aplicar una fórmula para resolver un problema, en lugar de simplemente memorizar. Además, habilidades como la mecanografía rápida o el cálculo aritmético manual pueden ser menos relevantes, ya que las máquinas son capaces realizar estas tareas de forma más eficiente.

Por otra parte, hay aptitudes que se vuelven aún más importantes como la capacidad de plantear preguntas relevantes («el arte de preguntar», conocido como prompt engineering o «ingeniería de instrucción»), la creatividad para utilizar la información proporcionada por la IA y el desarrollo del pensamiento crítico para evaluar las respuestas generadas. También es crucial aprender a colaborar eficientemente con herramientas de inteligencia artificial, saber cómo supervisar su rendimiento y comprender sus limitaciones para reducir los errores causados por las llamadas «alucinaciones», los resultados incorrectos que en ocasiones proporcionan.

Los métodos convencionales que ponían énfasis en la memorización de datos están siendo sustituidos por enfoques más orientados al desarrollo de habilidades interdisciplinares y competencias prácticas. En el ámbito presencial, esto podría traducirse en clases más dinámicas y orientadas a proyectos, donde la inteligencia artificial facilita el acceso a información y aumenta los recursos disponibles. En el mundo virtual también se requiere la incorporación de experiencias de aprendizaje inmersivas respaldadas por inteligencia artificial para que los estudiantes puedan explorar conceptos de forma dinámica y personalizada, según sus intereses o necesidades especiales.

¿Cómo adaptar y perfeccionar los ambientes de enseñanza?

La revolución en la educación impulsada por la inteligencia artificial se manifiesta en la adaptación de los entornos educativos para satisfacer las necesidades individuales de los estudiantes de forma innovadora y eficiente. Este nivel de personalización no solo mejora la eficiencia del proceso de aprendizaje, sino que también estimula a los estudiantes, al recibir contenido ajustado a sus habilidades y avances. Se evita así tanto la frustración por tareas demasiado complicadas, como el aburrimiento por desafíos poco estimulantes. En lugar de una educación estandarizada, la inteligencia artificial está impulsando un enfoque educativo que se adapta individualmente, aumentando los logros académicos y la vivencia educativa en su conjunto. Esto es posible, por ejemplo, gracias a la facilidad para generar, mediante inteligencia artificial, contenidos adaptados a un contexto de alumnos con necesidades especiales, reduciendo casi a cero el coste de personalización de los contenidos.

Un ejemplo específico de personalización se observa en DreamBox y Khan Academy, plataformas que, a través del análisis de respuestas y conductas del usuario, utilizan algoritmos para adaptar el contenido matemático según el nivel de cada estudiante. Estas plataformas ofrecen ejercicios que refuerzan las áreas en las que los alumnos encuentran dificultades, aumentado la complejidad de las tareas conforme se detecta el dominio de ciertos conceptos. Se permite así que cada estudiante siga una trayectoria de aprendizaje única, adaptada a su ritmo y habilidades, a la vez que se maximiza la eficiencia del alumno.

Otro ejemplo es el programa Smart Sparrow, que brinda la oportunidad de que los profesores diseñen clases personalizadas, empleando inteligencia artificial para adaptar la enseñanza de acuerdo con las diversas formas de aprendizaje de los alumnos. Este sistema no solo modifica el material educativo, sino que además propone distintas estrategias para explicar conceptos, basándose en la retroalimentación individual de cada estudiante, garantizando así una mejor comprensión y retención del contenido.

Estos casos son quizás los más espectaculares, pero incluso si solo mencionamos la capacidad de traducción automática de la IA, esto ya aumenta dramáticamente el acceso a contenidos que antes resultaban inaccesibles para millones de personas debido a su lengua madre.

En la universidad también se emplea la inteligencia artificial a través del Proyecto Minerva, que recolecta información acerca de la manera en que los alumnos se relacionan tanto entre sí como con los materiales de estudio. Estos datos se utilizan para personalizar el contenido educativo y los enfoques pedagógicos, promoviendo una metodología de aprendizaje activo que refuerza la participación continua por parte de los estudiantes.

Estos ejemplos ilustran cómo la personalización impulsada por la inteligencia artificial va más allá de simplemente ajustar el contenido. También se centra en adaptar la metodología educativa para atender las necesidades individuales de cada estudiante, ofreciendo así un aprendizaje más efectivo y capaz de marcar la diferencia para el estudiante y la sociedad.

Impacto de la realidad aumentada y virtual

Las experiencias inmersivas que ofrecen la realidad aumentada y la realidad virtual están transformando la manera en que se presenta y asimila el conocimiento. Estas herramientas tecnológicas permiten a los estudiantes interactuar de forma más dinámica y enriquecedora que en el entorno educativo convencional. Imaginemos a un estudiante explorando las calles de la antigua Atenas a través de un entorno virtual, o a un alumno de biología adentrándose en el cuerpo humano desde una perspectiva interna usando realidad aumentada. Estas vivencias no solo hacen que el aprendizaje sea más interesante y memorable, sino que también facilitan una comprensión más profunda de conceptos complejos, difíciles de explicar de otras formas.

Un caso específico es la utilización de Meta Quest, de la empresa Meta, que proporciona entornos virtuales para que los estudiantes puedan viajar en el tiempo y aprender sobre historia de una manera más práctica e inmersiva. El uso de estos dispositivos permite explorar civilizaciones antiguas como el Imperio romano y experimentar en primera persona cómo era la vida en esos tiempos pasados. Al sumergirse en un entorno tridimensional, los estudiantes no solo estudian la historia, sino que también la experimentan directamente, lo cual resulta en un aprendizaje más profundo e indeleble.

Además de esto, plataformas como Engage VR ofrecen a los profesores la capacidad de crear entornos virtuales educativos donde los estudiantes pueden sumergirse en una variedad de realidades, desde conceptos históricos hasta simulaciones científicas complejas, abordando así temas tremendamente dispares. La fusión de la realidad aumentada y la realidad virtual ayuda a superar las barreras físicas del entorno educativo tradicional, transportando a los alumnos a lugares y momentos históricos imposibles de experimentar de otra manera. Estos recursos son especialmente beneficiosos para aumentar la motivación y retención de lo aprendido, ya que transforman el proceso educativo en una experiencia interactiva e impactante, por ejemplo, activando zonas emocionales del cerebro que habilitan nuevas formas de entender y aprender.

Accesibilidad de estudiantes con requerimientos especiales

Uno de los principales puntos a favor de la inteligencia artificial en el ámbito educativo es su capacidad de mejorar la accesibilidad de todos los estudiantes en general, y de aquellos que tienen necesidades especiales en particular. Las herramientas desarrolladas gracias a la IA permiten adaptar el contenido educativo según las necesidades específicas de cada estudiante. Estos recursos incluyen lectores de pantalla y asistentes virtuales que facilitan la interacción, así como aplicaciones que traducen el texto a lenguaje de signos, si es necesario. Algunas de estas tecnologías ya existían antes, pero la IA las ha hecho avanzar al siguiente nivel y ha facilitado su democratización. Gracias a estas innovaciones tecnológicas, los alumnos que enfrentan dificultades físicas o cognitivas pueden acceder al mismo conocimiento que sus compañeros sin limitaciones previas. Además de ello, la inteligencia artificial es capaz de identificar pautas en el proceso de aprendizaje de dichos alumnos y recomendar modificaciones que mejoren su experiencia de aprendizaje, contribuyendo de esta manera a un sistema educativo más incluyente y equitativo.

Los entornos educativos innovadores no solo transforman la manera en que se imparte la enseñanza, también revolucionan cómo se interactúa y colabora dentro de la dinámica escolar actual. Se fomenta una mayor cooperación entre los estudiantes, a través de sensores y dispositivos conectados en plataformas digitales, facilitando así el trabajo en equipo y el aprendizaje compartido.

Gracias al avance tecnológico, los alumnos pueden comunicarse entre sí y sus docentes de forma instantánea, superando las barreras físicas y temporales que antes limitaban su interacción. Se está promoviendo una cultura de aprendizaje constante en la que los estudiantes pueden acceder a recursos educativos y recibir apoyo en cualquier momento y lugar necesario. Además de esto, la inteligencia artificial ayuda a identificar tanto las fortalezas como las áreas de mejora dentro del grupo estudiantil, lo que facilita a los educadores dirigir actividades colaborativas de manera más eficiente.

Desafíos para la educación

Aunque la inteligencia artificial brinda oportunidades significativas para revolucionar la educación, también plantea una serie de riesgos que requieren una cuidadosa evaluación desde el punto de vista ético y social, más allá de las meras consideraciones económicas. Uno de los principales peligros es la disparidad en el acceso a la tecnología. No todos los alumnos cuentan con dispositivos adecuados o con una conexión estable a internet, lo cual podría intensificar la distancia digital y dejar rezagados a los menos privilegiados. La implementación desigual de la inteligencia artificial en entornos educativos podría exacerbar las disparidades ya existentes más que disminuirlas. De hecho, en este aspecto los modelos de inteligencia artificial de código abierto, que pueden ser descargados y usados por cualquiera, a pesar de entrañar riesgos evidentes, son la esperanza de no crear una nueva brecha digital, incluso más acentuada que la actual.

Un riesgo significativo adicional es el de los sesgos algorítmicos en inteligencia artificial. Los sistemas de IA se entrenan utilizando conjuntos extensos de datos y, si estos contienen sesgos potenciales, los algoritmos podrían perpetuar y exagerar tales prejuicios en su funcionamiento interno o replicarlos en sus resultados externos y aplicaciones prácticas. Esto podría tener consecuencias negativas, tanto en la evaluación del desempeño de los estudiantes como en la adaptación personalizada de los contenidos educativos para distintas audiencias. Es crucial garantizar que los datos empleados para entrenar la IA sean inclusivos y representativos de todos los sectores poblacionales.

El posible desplazamiento del rol del maestro es otro tema preocupante en esta área, aunque podríamos asumir que no ocurrirá, o no lo hará inminentemente, ya que también se debe tener en cuenta que la conexión emocional y el desarrollo socioemocional son esenciales para los alumnos.

Por último, el uso de inteligencia artificial plantea serias inquietudes éticas en relación con la privacidad de los datos personales de los estudiantes en contextos educativos. Es fundamental asegurar que la recopilación de datos por parte de los sistemas de IA se realice de manera segura y que se respeten en todo momento los derechos de privacidad de los alumnos. La ausencia de regulaciones claras sobre el manejo de información en entornos educativos podría derivar en situaciones donde la información personal sea utilizada indebidamente.

Son solo un puñado las universidades que están integrando la inteligencia artificial en sus procesos y no solo en sus planes de estudio. UNIR es una de ellas y, desde la aparición de los últimos avances, ha estado incorporando el uso de la inteligencia artificial a todos los niveles. UNIR aspira no solo a ser la Universidad de Internet, sino un referente en el estudio, desarrollo y utilización de la inteligencia artificial en español. Este interés se manifiesta también en una preocupación por el uso ético y responsable, lo que le llevó a publicar su Declaración para un uso ético de la Inteligencia Artificial en educación superior que presentó en la Unesco, convirtiéndose en pionera con este tipo de acciones.

La inteligencia artificial tiene la capacidad de transformar el ámbito educativo, sin embargo, para lograrlo de forma efectiva y justa es crucial abordar estos desafíos y asegurar que la tecnología se aplique de manera responsable y enfocada en el bienestar de los alumnos.

Desafíos para el profesorado

La incorporación de la inteligencia artificial en el ámbito educativo también plantea diversos desafíos importantes para los docentes. A pesar de que la IA puede ser una herramienta útil para mejorar la enseñanza, implica dificultades que los educadores deben abordar para aprovechar al máximo estas tecnologías sin comprometer la excelencia de la educación ni su importancia clave en el proceso de aprendizaje.

Uno de los desafíos principales consiste en ajustarse al uso de herramientas basadas en inteligencia artificial. Herramientas como ChatGPT, HiBob, Open eLMS o Deel facilitan la automatización de ciertas tareas administrativas y la personalización de la enseñanza; sin embargo, requieren que los profesores se familiaricen y aprendan a incorporarlas en sus métodos docentes. Este proceso de adaptación puede resultar complicado, sobre todo para aquellos educadores sin experiencia previa en tecnologías avanzadas. Por ejemplo: Open eLMS es una plataforma gratuita que empleando inteligencia artificial para evaluar el desempeño de los alumnos y proporcionar sugerencias ha demostrado ser beneficiosa; sin embargo, implica un significativo proceso de aprendizaje inicial por parte del profesor para comprender e implementar apropiadamente los resultados.

Otro desafío crucial es encontrar un equilibrio entre la automatización y el contacto humano en la educación. Si bien la inteligencia artificial puede realizar labores como valorar automáticamente o crear material educativo, resulta fundamental que los docentes sigan manteniendo una relación directa con los estudiantes, para brindar empatía genuina y motivación personalizada, ya que esos elementos son incapaces de ser completamente imitados por la inteligencia artificial. En esta situación específica se debe combinar el empleo de recursos como Knewton −que ajustan el material de enseñanza a las particularidades de cada estudiante− con la participación activa del docente, para asegurar que la formación sea profunda y personalizada. 

Desafíos para los estudiantes

Al integrarse en la educación, la inteligencia artificial plantea desafíos para los estudiantes y es crucial considerarlos cuidadosamente. Uno de los principales es la posible dependencia excesiva de la IA. Herramientas como ChatGPT y Grammarly −asistente de escritura− pueden ser útiles para generar ideas o corregir textos, sin embargo, si se utilizan indiscriminadamente podrían fomentar la dependencia y disminuir el esfuerzo requerido para desarrollar capacidades fundamentales como la escritura o el pensamiento crítico. Los estudiantes pueden volverse menos comprometidos en su proceso de aprendizaje, al depender en exceso de la inteligencia artificial para realizar las tareas en vez de implicarse activamente en la adquisición de conocimientos.

Un desafío adicional es la complejidad para determinar la fiabilidad de la información disponible actualmente y la dificultad para construir un modelo crítico. Tradicionalmente las herramientas de inteligencia artificial presentan soluciones que pueden aparentar ser detalladas y exactas, no obstante, es fundamental que los educandos adquieran habilidades para analizar críticamente el contenido que les llega. Por ejemplo, Wolfram Alpha y otros sistemas de IA especializados en resolver problemas matemáticos brindan respuestas precisas. Sin embargo, resulta crucial que los alumnos comprendan el proceso y el razonamiento detrás de dichas soluciones para no depender exclusivamente de ellas al momento de resolver problemas por cuenta propia.

Además de eso, los sistemas de inteligencia artificial empleados en plataformas educativas como Khan Academy y su sistema de tutoría inteligente brindan sugerencias personalizadas, lo cual puede resultar ventajoso para el desarrollo individual de cada estudiante. Sin embargo, también surge la preocupación por la excesiva personalización, que podría restringir la exposición de los alumnos ante diversas problemáticas o campos del saber que no se ajustan a su perfil. Estas situaciones pueden limitar su capacidad de aprender cosas nuevas y, en ocasiones, llevarlos a enfocarse solo en lo que ya dominan, sin enfrentar sus debilidades.

Existe también el riesgo de carecer de habilidades socioemocionales en el uso cada vez más extendido de la inteligencia artificial en entornos educativos. Algunos alumnos podrían perder la oportunidad de interactuar directamente tanto entre ellos como con sus profesores humanos, interacciones esenciales para el desarrollo de destrezas sociales como la empatía y la colaboración. Si bien la inteligencia artificial puede ofrecer apoyo técnico, le falta la capacidad para generar las conexiones emocionales que se establecen durante una interacción humana directa.

Finalmente, es fundamental destacar la importancia de la privacidad y el manejo de información personal en relación con las herramientas de inteligencia artificial que recopilan datos sobre el desempeño y comportamiento de los estudiantes para personalizar su experiencia educativa. El conocimiento por parte de los alumnos y sus familias acerca de qué datos se recopilan y cómo se emplean es crucial para prevenir potenciales abusos o conflictos relacionados con la privacidad. Este es un aspecto fundamental del que mucha gente no es consciente. Cada vez que compartimos información y realizamos preguntas a una IA estamos compartiendo datos y conocimientos con ella.

Conclusiones

La inteligencia artificial está remodelando la educación al ofrecer niveles de personalización, accesibilidad y dinamismo nunca vistos. Plataformas como DreamBox y Khan Academy, junto con herramientas de realidad aumentada y virtual, transforman la manera en que los estudiantes interactúan con el contenido, permitiéndoles acceder a experiencias educativas que no solo se ajustan a sus habilidades y ritmos, sino que también fomentan un aprendizaje inmersivo y memorable. Además, la IA amplía la inclusividad en el entorno educativo, brindando soporte a estudiantes con necesidades especiales mediante traductores, asistentes de voz y tecnologías de accesibilidad. Esta personalización en contenido y metodología apunta a aumentar tanto el rendimiento académico como la motivación de los estudiantes, haciendo de la IA un recurso potente para la educación.

Sin embargo, la implementación de IA en la educación también plantea importantes riesgos y desafíos. La brecha digital es uno de los problemas centrales: la falta de acceso a dispositivos y conexiones adecuadas podría profundizar las desigualdades educativas y excluir a estudiantes menos privilegiados. Asimismo, los sesgos en los algoritmos de IA, que pueden reflejar prejuicios inherentes en los datos de entrenamiento, podrían impactar negativamente en la equidad de las evaluaciones y en la forma en que se adapta el contenido para diferentes audiencias. Esto subraya la necesidad de un enfoque ético en la recolección y tratamiento de datos, y en la implementación de regulaciones que protejan la privacidad de los estudiantes. La IA ofrece ventajas significativas, pero también representa un riesgo en cuanto a la manipulación de datos personales, donde la falta de control y transparencia podría llevar a usos indebidos.

Para los docentes, la IA plantea una adaptación compleja: aprender a utilizar nuevas tecnologías y encontrar el equilibrio adecuado entre la automatización y el contacto humano, esencial para la conexión emocional y el desarrollo socioemocional de los estudiantes. Esto requiere inversión en capacitación y en tiempo, así como la disposición para integrar la tecnología sin perder la humanidad y empatía que definen la profesión docente. Los estudiantes también enfrentan retos específicos, como la posible dependencia excesiva de las herramientas de IA y la limitación de su exposición a nuevos contenidos debido a la personalización. Además, el uso extendido de IA en el aula podría reducir las oportunidades de interacción social directa, afectando a habilidades sociales esenciales como la empatía y la cooperación.

De cara al futuro, el papel de la IA en la educación parece ineludible y promete seguir evolucionando. Sin embargo, su éxito dependerá de una integración ética y balanceada, enfocada en complementar y no sustituir las capacidades humanas críticas, tales como la creatividad, la empatía y el pensamiento crítico. El desarrollo de competencias digitales también será crucial, pues los estudiantes y docentes deberán aprender a interactuar de manera inteligente y crítica con las tecnologías de IA, cultivando aptitudes como el pensamiento crítico y la formulación de preguntas relevantes. Para que la IA en la educación logre su verdadero potencial, será fundamental una colaboración activa entre educadores, desarrolladores de tecnología y legisladores, garantizando que estos avances contribuyan al bienestar de todos los estudiantes, fomentando una educación equitativa, accesible y que valore tanto los beneficios de la tecnología como el rol indispensable de la interacción humana.


PARA APRENDER MÁS

Asimov, I. (1950). I, Robot. Gnome Press.

Este libro es un clásico que introduce las famosas Tres Leyes de la Robótica y explora dilemas éticos sobre la inteligencia artificial, aunque en un contexto de ciencia ficción. Asimov plantea preguntas clave sobre el control, la autonomía y la moralidad en las interacciones humano-máquina.

Vaswani, A., Shazeer, N., Parmar, N., Uszkoreit, J., Jones, L., Gomez, A. N., Kaiser, L., & Polosukhin, I. (2017). «Attention Is All You Need». Proceedings of the 31st International Conference on Neural Information Processing Systems (NIPS 2017), 5998–6008.

Este artículo presenta el modelo Transformer, el pilar técnico detrás de los modelos de lenguaje de gran escala (LLM) actuales. Es fundamental para entender cómo surgieron los LLM y por qué el mecanismo de atención transformó el campo del procesamiento del lenguaje natural.

Russell, S., & Norvig, P. (2020). Artificial Intelligence: A Modern Approach (4th ed.). Pearson.

Este es un libro de referencia amplio sobre inteligencia artificial, que cubre aspectos técnicos y éticos. La sección sobre ética y el impacto de la IA en la sociedad ofrece una perspectiva bien fundamentada de los desafíos y dilemas actuales en la implementación de IA.

Floridi, L., & Cowls, J. (2019). «A Unified Framework of Five Principles for AI in Society». Harvard Data Science Review.

Este artículo establece un marco ético específico para la implementación de IA, destacando principios de transparencia, justicia, no maleficencia, responsabilidad y privacidad. Es un recurso clave para profundizar en las implicaciones éticas de la inteligencia artificial en contextos reales.

Holmes, W., Bialik, M., & Fadel, C. (2019). Artificial Intelligence in Education: Promises and Implications for Teaching and Learning. Center for Curriculum Redesign.

Este libro examina el impacto de la IA en la educación, tanto virtual como presencial, y plantea cómo la tecnología puede transformar las dinámicas de enseñanza y aprendizaje. Aporta una perspectiva sobre los beneficios, retos y potenciales futuros de la IA en la educación.

Foto de cabecera: © iStock / mikimad