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América Latina es una región con buenas expectativas de estabilidad y crecimiento económico. Los incrementos del pib de los principales países de la región, que se prevén de entre un 3 % y un 6 % en 2006, la importante reducción de los niveles de deuda de los países (en 2005, del – 53, 4 % en Argentina, el – 46, 2 % en Chile o – 18, 5 % en Brasil), así como el incremento de un 25 % de la inversión con destino a la región entre 2003 y 2005, lo confirman. No obstante, América Latina sigue siendo una de las regiones del mundo que registra mayores niveles de desigualdad, siendo responsabilidad de toda la tarea de consolidar un entorno estable y de progreso que permita revertir esta situación.

Ante este reto, la Organización de las Naciones Unidas y los principales organismos internacionales, junto con 189 Jefes de Estado y de Gobierno, dieron un paso adelante al respecto lanzando, en el marco de la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas (septiembre de 2000), un programa dirigido a combatir la pobreza, el hambre, las enfermedades, el analfabetismo, la degradación del ambiente y la discriminación contra la mujer. Estos objetivos y metas mesurables debieran cumplirse en el año 2015.

En este contexto, ¿cuál es el papel de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC ) ? ¿En qué medida pueden las TIC apoyar al crecimiento, al progreso y al desarrollo de una región rica, como América Latina, pero con grandes elementos de desigualdad? Es evidente que el desarrollo de la Sociedad de la Información favorece el progreso de la sociedad, el desarrollo de la economía y la mejora de la productividad, jugando al mismo tiempo un papel esencial en la aparición de nuevas formas de relacionarse entre las personas y de hacer negocio en las empresas, en el marco de un entorno cada día más globalizado. Asimismo, la Sociedad de la Información puede ayudar a reducir desigualdades en aspectos tales como el acceso universal a la sanidad, la educación o el empleo, entre otros. En el sector de las telecomunicaciones, esta desigualdad se denomina «brecha digital» y establece el desigual acceso a las tecnologías por parte de los sectores socioeconómicos con mayores recursos y las personas con rentas más bajas. En realidad, la brecha digital no es el problema en sí mismo, sino que es una consecuencia más de las brechas económicas, geográficas y de capacitación existentes entre los distintos grupos sociales.

Es ahí donde las TIC y la sociedad de la información cobran su verdadero valor en América Latina.

ACCIONES PARA REDUCIR LA BRECHA ECONÓMICA

Uno de los pilares a la hora de favorecer el avance de la sociedad de la información es la reducción de las barreras de entrada, facilitando el acceso de todos los segmentos de la sociedad a las redes de comunicaciones fijas y móviles. Las empresas de telecomunicaciones deben apostar por el desarrollo y oferta de productos adecuados a las necesidades de consumo de los ciudadanos y a sus posibilidades económicas para contribuir a facilitar el acceso a un teléfono en el hogar o a un teléfono móvil.

En este contexto, en América Latina cabe destacar el crecimiento del servicio de telefonía básica en los segmentos más desfavorecidos de la sociedad. Por citar algunas cifras, en abril de 2006 Telefónica había multiplicado por dos el número de líneas fijas en São Paolo (desde 1998), por 2,3 en Argentina (desde 1990), por 4,1 en Chile (desde 1990) y por tres en Perú (desde 1994), alcanzando un total de 23,9 millones de accesos en la región en junio de este año. Podemos decir así que se han dado pasos importantes en el incremento de la penetración del servicio de telefonía básica en todos los segmentos de la sociedad latinoamericana, sin olvidar al mismo tiempo que queda un largo trayecto por recorrer en términos de progreso y oportunidades, tal como refleja el gráfico 1.latino.png

Esta positiva expansión del servicio de telefonía fija se ha sustentado fundamentalmente en dos factores:

En primer lugar, hemos asistido a un drástico descenso de los precios del servicio, facilitando que amplias capas de la población pudieran permitirse, por primera vez, disponer de un teléfono fijo en el hogar. Así, el coste de instalación de un teléfono fijo en São Paulo se redujo de 1.200 dólares en 1997 a 38 en 2006, mientras que en Argentina el coste pasó de 2.500 dólares en 1990 a 58 en 2006.

En segundo lugar, hay que destacar el importante esfuerzo realizado en la mejora de la calidad del servicio, como se refleja en la espectacular reducción del tiempo de instalación de las líneas adecuándose a las expectativas de los clientes. En concreto, Telefónica alcanzó en 2005 un tiempo promedio de 5,67 días en la instalación de líneas fijas en la región, cifra que contrasta con los 40 meses que un cliente tenía que esperar en Brasil en 1997 —desde que solicitaba una línea hasta que podía disponer del servicio—, los 49 meses en Argentina o los 72 meses en Perú, por citar unos ejemplos. Sin duda estos datos hablan por sí mismos.

Si el crecimiento en el número de líneas por hogar ha sido importante en los últimos años, la expansión de la telefonía móvil en América Latina ha seguido una evolución similar, convirtiéndose en una herramienta de comunicación cada vez más necesaria. La movilidad permite a las personas optimizar su tiempo de ocio y trabajo, redundando en un mayor dinamismo y eficiencia, tal y como se recoge en el gráfico 2.latino_2.png

Como podemos observar en este cuadro, la penetración de la telefonía móvil en América Latina ha seguido una satisfactoria evolución en los dos últimos años con un incremento de más de veinte puntos porcentuales. No obstante, la realidad del mercado de telefonía celular en la región está lejos de otras zonas geográficas como Europa del Este, siendo por tanto necesario mantener los niveles de inversión así como una oferta a la altura de las necesidades del mercado.

ACCIONES PARA REDUCIR LA BRECHA GEOGRÁFICA

El éxito y la consolidación de la sociedad de la información en Latinoamérica pasa necesariamente por disponer de servicios de banda ancha de la misma calidad y prestaciones que otras regiones del planeta, al ser ésta una pieza indispensable como motor de modernización de las sociedades. La ausencia de servicios similares entre países se denomina brecha geográfica internacional.

El esfuerzo inversor de Telefónica para impulsar la banda ancha se refleja en la digitalización de la planta de telefonía fija que alcanza el 100 % en Argentina, Brasil y Chile, y el 97 % en Perú. Esta digitalización de la red ha facilitado obtener una elevada cobertura de los servicios de banda ancha sobre la red de telefonía fija, que alcanza el 9 7 % en São Paulo (Brasil), Perú y Chile, y el 89, 5 % en Argentina.

La brecha geográfica tiene una segunda dimensión que es reflejo de la diferencia de acceso entre las zonas urbanas y rurales de un mismo país. En varios países de América Latina los operadores de telecomunicaciones vienen realizando fuertes inversiones para mejorar su cobertura, ya no sólo en las grandes ciudades donde se concentra la población, sino en localidades menores y con difícil acceso físico, donde amortizar la inversión es muy difícil.

La telefonía móvil viene colaborando de manera sustantiva en la mejora de la cobertura geográfica en los diferentes países debido a sus potencialidades de acceso inalámbrico. De acuerdo a la Unión Internacional de Telecomunicaciones, es apropiado medir el acceso individual a través de la penetración y cobertura de la telefonía móvil.

En otras palabras, tanto las comunicaciones básicas como la banda ancha brindan también una oportunidad para facilitar el acceso a distintos servicios a sectores de la población, como el rural, satisfaciendo sus expectativas e incrementando su grado de integración con el resto del país. Para asegurar su desarrollo sostenible es necesaria una alianza público-privada a largo plazo que combine la necesidad de ofrecer acceso universal a los servicios de telecomunicaciones con la necesidad de recompensar las inversiones de aquellos que ofrecen el servicio.

ACCIONES PARA REDUCIR LA BRECHA DE CAPACITACIÓN

Las previsiones de crecimiento del mercado de banda ancha en Latinoamérica nos permiten afirmar que ésta va a seguir siendo un pilar indispensable en la masificación de las nuevas tecnologías.

Sin embargo, la difusión de las nuevas tecnologías a través de infraestructuras adecuadas no es suficiente para hacer realidad la sociedad de la información, existiendo barreras de capacitación que pueden ser más difíciles de superar que las estrictamente tecnológicas, en especial en países en vías de desarrollo y en colectivos de personas mayores o discapacitadas.

Por esta razón, Telefónica, a través de su Fundación, colabora con instituciones y organismos reguladores para impulsar programas destinados a formar a la población en el uso de las nuevas tecnologías. La labor de la Fundación, que ha desembolsado más de 66 millones de euros en Latinoamérica desde el año 2000, se centra fundamentalmente en tres ámbitos:

INTEGRACIÓN SOCIAL Encaminada a la erradicación del trabajo infantil y la escolarización. Tiene su máximo exponente en Proniño, un programa a través del cual más de 22.000 niñas y niños pueden acceder a una escolarización que les asegure logros educativos significativos. Proniño desarrolla su labor en Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Uruguay, Guatemala, México, Perú y Venezuela.

EXCELENCIA EN LA EDUCACIÓN Telefónica impulsa el uso de las tecnologías entre la comunidad escolar en la región. Cabe destacar Educared que ha puesto a disposición de la educación primaria y secundaria la tecnología educativa más avanzada, a través de herramientas que han reunido en comunidades virtuales a alumnos, docentes e investigadores del ámbito iberoamericano. La iniciativa Huascaran, en Perú, o Escuelas y Ciudadanía en Méxicoson otros ejemplos de este compromiso, capacitando en el uso de Internet a estudiantes de los ciclos primario y medio de escuelas públicas y privadas. En Chile, el proyecto Internet en las Escuelas ha permitido que 3. 435colegios cuenten con acceso de banda ancha y 2.265 centros con servicio conmutado.

CREACIÓN Y DIFUSIÓN DEL CONOCIMIENTO Creación de un centro sociológico de investigación, debate y conocimiento sobre la Sociedad de la Información.

Asimismo, se han impulsado acciones como el proyecto FuTuRo, la primera iniciativa internacional que tiene como objetivo utilizar las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, así como la educación en valores, para promover hábitos saludables entre niños y adolescentes en situación de riesgo que residen en centros de acogida, residenciales o abiertos, y el programa EducaRed, un portal que introduce a los estudiantes en el mundo de la ciencia, la tecnología, la literatura y las artes a través de contenidos audiovisuales, juegos y experimentos con recursos on-line.

La banda ancha ofrece, además de una conexión a Internet de alta velocidad, una serie de funcionalidades que facilitan la convergencia y la provisión de servicios de valor añadido en ámbitos como el ocio y el entretenimiento, la educación, la salud y los negocios…, en definitiva, el progreso social.

CONCLUSIONES

Podemos decir que el sector de las telecomunicaciones ha jugado y juega un papel esencial en el desarrollo económico y social de Latinoamérica, invirtiendo significativamente en infraestructuras de telecomunicaciones y contribuyendo al desarrollo de la Sociedad de la Información en la región. En concreto, Telefónica desempeña un rol económico muy importante en la región, con una contribución al PIB de entre el 1 – 2 % en todos los países en los que mantiene operaciones, generando 132.000 empleos directos y contribuyendo a la dinamización del sector financiero.

Podemos estar satisfechos de los logros alcanzados, pero es mucho el camino que queda por recorrer. Es necesario seguir avanzando en una serie de elementos claves para el desarrollo de la región. En primer lugar, en lo relativo a la cohesión social, es preciso continuar los esfuerzos para reducir la desigualdad social, que a pesar de los avances logrados — trece millones de personas salieron de la pobreza en la región entre 2003-2005, y la asistencia escolar se ha incrementado significativamente alcanzando niveles del 70 – 80 % en la mayoría de países—, sigue siendo uno de los problemas fundamentales de la región afectando a la estabilidad política y económica.

En segundo lugar, la situación y perspectivas macroeconómicas actuales deben potenciarse en los próximos años, de manera que la región esté preparada para una posible desaceleración de la economía mundial. En tercer y último lugar, la región debe seguir avanzando en el desarrollo de instituciones fuertes, que promuevan y garanticen la libre competencia y un marco legal estable. Porque no debemos olvidar que, como he señalado al comenzar estas líneas, es tarea de todos, instituciones públicas y sector privado, favorecer el impulso y expansión de la Sociedad de la Información, contribuyendo a hacer realidad las positivas perspectivas de crecimiento de América Latina.

En definitiva, si la sociedad de la información redunda en beneficio de todos, resulta evidente que su desarrollo requiere asumir responsabilidades por parte de todos. Si queremos asegurar que los ciudadanos se puedan beneficiar de la expansión de las telecomunicaciones, es necesaria una colaboración público-privada para favorecer la inversión en infraestructuras adecuadas y la capacitación de las personas en el uso de las nuevas tecnologías.

Esta corresponsabilidad requiere de las empresas privadas que ofrecen servicios públicos de comunicaciones un compromiso de permanencia y de inversión en la región. A l mismo tiempo, requiere de los gobiernos compromisos y avances a favor de la estabilidad jurídica y regulatoria. Este doble compromiso debe provocar un desarrollo equilibrado y sostenible de los países, orientado a alcanzar una mayor cohesión social que provoque el crecimiento de las capas medias de la sociedad.

Presidente de Telefónica Internacional