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Hay libros que desde el título influyen en la comunidad política. Así ocurrió en 2002 con la obra de Joseph Nye The paradox of american power. Desde entonces es un lugar común referirse al soft power y al hard power al reseñar las diferentes opciones políticas, económicas, militares, o culturales a la hora de ejercer el poder.

Desde que hace unos meses aparecieran estas memorias de Haass, es frecuente la utilización de los términos guerra de necesidad y guerra de elección, en esta ocasión referidos a la cuestión de Afganistán. Lo hizo Obama en su discurso del pasado agosto en el que defendió la necesidad de una escalada de tropas al afirmar que el conflicto era una «guerra de necesidad». Lo han hecho los críticos con dicha política al entender que en caso de incrementarse la presencia de tropas en Afganistán se convertiría en una «guerra de elección». Precisamente como consecuencia de este debate, la Administración Obama entró en un proceso de revisión de su estrategia que se espera finalice a la conclusión de la gira por Extremo Oriente.

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Richard Haass es desde 2003 el presidente del influyente Council on Foreign Relations y durante las Administraciones Carter, Reagan y los dos Bush tuvo diversas responsabilidades en los Departamentos de Defensa, Consejo Nacional de Seguridad y en la Secretaría de Estado. Es decir, en los tres órganos desde dónde se diseña la política exterior de Estados Unidos.

Ha sido, por tanto, un testigo privilegiado de los principales cambios internacionales y de las más importantes crisis que se han afrontado en los últimos treinta años.

Esta obra hace un recorrido por los principales acontecimientos que le tocó afrontar aunque se centra especialmente en las dos guerras de Irak. La primera, bajo mandato de George H. Bush, que se desencadenó como consecuencia de la invasión de Kuwait en agosto de 1990 por tropas iraquíes. En dicho momento Haass era el responsable para Oriente Medio en el Consejo de Seguridad Nacional. La segunda, en 2003, durante el mandato de George W. Bush, Haas era el director de la Oficina de Planificación Política del Departamento de Estado.

Dos guerras diferentes, dirigidas por dos presidentes distintos y que él vivió desde responsabilidades diversas. La primera como asesor directo del presidente en la Casa Blanca, con lo que era parte directa del proceso de toma de decisiones. La segunda, como asesor del secretario de Estado, el autor reconoce que apenas pudo influir en una decisión de la que discrepaba. En este sentido, uno de los momentos más importantes que narra es una reunión que mantuvo con la que había sido su amiga y en esos momentos era la consejera nacional de Seguridad, Codoleezza Rice en julio de 2002. Cuando Haass trató de llamar la atención de Rice sobre los errores de una escalada bélica con Irak, la respuesta de la consejera fue «ahorra esfuerzo, el presidente ha tomado ya su decisión».

Sobre eso también reflexiona el autor, sobre el liderazgo y la forma de ejercerlo, pero también sobre el papel de los asesores ante decisiones o políticas que juzgan erróneas. No es por tanto un mero libro de recuerdos y anécdotas ni un libro de relaciones internacionales. Es un libro de historia en el más alto sentido de la expresión, donde se entrelaza la información de primera mano, la observación personal y el análisis sobre circunstancias y personajes. No es un político que hace historia de sus actuaciones, sino más bien un historiador que ha tenido oportunidad de intervenir en acontecimientos políticos.

A diferencia de las autobiografías al uso, en ésta apenas hay lugar para la acritud ni para el reproche aunque sí lo hay para crítica constructiva. Es más duro con su entonces amiga Rice que con Bush, a quien reconoce afabilidad personal y capacidad de liderazgo.

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Uno de los aspectos más interesantes del libro son sus reflexiones sobre el papel de los asesores, la necesaria independencia de criterio, el ejercicio de la crítica desde el sentido de la oportunidad y el deber de lealtad con los superiores y el momento de la dimisión cuando la disconformidad es con la mayoría de las políticas impulsadas por la Administración. Eso fue lo que hizo Haass en 2003.

Por las páginas vemos desfilar los personajes que tomaron decisiones clave en la política exterior de Estados Unidos en los últimos veinticinco años como Baker, Rice, Scowcroft, Powell, Shultz…, crisis internas como el escándalo Irangate, relevos de Administraciones, las luchas entre los diferentes departamentos de la Administración, el peso real de los que acceden al oído del presidente y en todo momento un acertado encuadre de las responsabilidades del protagonista con el contexto general.

Nadie pudo predecir que el muro iba a caer de la forma que lo hizo. Tampoco que la decisión de Sadam Hussein de invadir Kuwait el 2 de agosto de 1990 fuera a desencadenar un conflicto que en diferentes fases, aún no se ha terminado por resolver. El propio Haass narra el desencanto inicial con el que asumió en 1989 su papel como responsable de Oriente Medio en el Consejo de Seguridad. Lo que se planteaba una tarea menor en un momento en el que Europa era el centro de atención terminó manifestándose como el núcleo del interés estratégico de Estados Unidos. No es sólo que la historia no tuvo el final que predecía Fukuyama, es que además apareció de forma inopinada. Por eso la vida política es tan interesante y merece tanto la pena.

Pablo Hispán Iglesias de Ussel es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Navarra. Universidad en la que se doctoró en Historia Contemporánea. Ha desempeñado distintos cargos en la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid. Es autor de varias publicaciones sobre diversos temas como la Economía sumergida, Política monetaria, Política regional, Globalización y temas de la Unión Europea.