Tiempo de lectura: 4 min.

Hugh Thomas (1931-2017) fue un autor clandestino por partida doble. Sus obras circularon por canales ocultos tanto en la España de Franco como en la Cuba de Castro. Quizá no haya mejor carta de presentación de quien se convirtió en uno de los principales hispanistas del siglo XX. Como sucedió con sus otros compañeros de viaje, pensemos especialmente en clásicos de la altura de Raymond Carr (1919-2015), John H. Elliot (1930) o Gabriel Jackson (1921), el azar quiso que Thomas visitara nuestro país en las Navidades de 1955 para encontrarse con sus padres, que llegaron desde Marruecos donde se encontraban trabajando para el menguante Imperio británico. Por aquel entonces, Thomas era un joven que trabajaba en el Foreign Office y que había presenciado la entrada de España en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York. En nuestro país, pudo visitar ciudades como Madrid, Ávila, Sevilla o Córdoba y se quedó prendado por todo lo que descubrió. El museo del Prado fue una constante revelación estética que se unía a los paisajes que atravesó y que le atraparon. Cuando quiso comprender mejor la historia reciente, fue consciente de que no existía ningún trabajo solvente que fuera capaz de explicar la Guerra Civil, un acontecimiento que seguía vivo aunque el régimen franquista pretendía mantenerlo cegado.

Hugh Thomas fue un pionero y un maestro. Pocos años después, enviaba a la imprenta un voluminoso trabajo, The Spanish Civil War(1961), que se convertiría en un hito historiográfico del hispanismo de aquellos días junto a The Spanish Republic and the Civil War 1931-39 (1965) de Gabriel Jackson y a la sugerente síntesis Spain, 1808-1939 (1966) de Raymond Carr, otras dos obras que se convirtieron en lecturas obligadas para propios y extraños. Durante cinco años se sumergió en las bibliotecas españolas para desentrañar las lagunas de una prensa que era de escasa utilidad y sortear el silencio de muchas fuentes que todavía no eran accesibles. Al final, consiguió entrevistar a numerosos voluntarios de las Brigadas Internacionales en Gran Bretaña y pudo consultar nuevos archivos en Alemania. Dentro de España, fue derribando las reservas de los republicanos que vivían en su propio exilio interior, pero también de algunos de los vencedores, para que le abrieran algunos archivos privados. La traducción al español en París un año después de este libro por parte de la recién fundada Ruedo Ibérico favoreció la expansión y reconocimiento de sus hipótesis de trabajo. Nadie había narrado la contienda española con semejante profundidad, conocimiento y búsqueda de la objetividad.  La Historia de la guerra civil española se convirtió en uno de los libros más citados y debatidos desde su publicación. De hecho, la vida de The Spanish Civil War ha sido longeva: se revisó en 1977 y se reeditó en 2001 en un cuidado tomo que me acompaña desde entonces.

Hugh Thomas fue un pionero y un maestro

El hispanismo no puede ser comprendido sin él. Su éxito mediático favoreció que fuera una de las voces más respetadas en la esfera pública de la naciente democracia desde su cátedra en la Universidad de Reading. En 1994, fue nombrado miembro de la Real Academia de la Historia y también recibió, en 2001, la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. Pero su interés por la historia española no se detuvo en la historia contemporánea. En sus últimos años, Thomas quiso recorrer la evolución del Imperio español con una trilogía que lo coronó como un historiador de prosa cuidada y amplios horizontes: El Imperio español: de Colón a Magallanes (2006), El Imperio español de Carlos V (2010) y Felipe II: el señor del mundo (2013).

La producción de Hugh Thomas es inabarcable. En una deriva lógica se dedicó con insistencia a completar nuestro conocimiento de Hispanoamérica, entre su amplia bibliografía sobre el continente americano, podíamos destacar La conquista de México (2007)  o un trabajo como Cuba: la lucha por la libertad (1971), que todavía continúa siendo un recurso imprescindible para indagar sobre la isla. Asimismo, Thomas demostró su pasión por Madrid con una cuidada Antología de Madrid (2004), que reconstruye la historia de una ciudad que no se cansó de recorrer; se embarcó en la historia empresarial con un completa biografía de Eduardo Barreiros: el motor de España (2007); o se arriesgó a sintetizar la historia del mundo (1979). Tampoco podemos olvidar su pasión por las novelas por lo que no dudó en lanzarse a la aventura literaria con tres títulos que no han tenido tanta difusión en nuestro idioma como su labor académica. Aunque podríamos volver hoy a Klara (1988), que sí se llegó a publicar en España, una ficción situada en una Viena divida durante la naciente guerra fría y con la búsqueda de la desaparecida corona de Carlos V de fondo.

La producción de Hugh Thomas es inabarcable

El perfil de Hugh Thomas que pretenda ser completo tampoco puede dejar de lado su participación en la política de su tiempo. No nos encontramos, ni mucho menos, ante un espectador impasible. A pesar de sus colaboraciones con los laboristas en la década de los setenta, el historiador británico ha sido reconocido como un inteligente conservador. Thomas mantuvo una magnífica relación con Margaret Thatcher y representó en la Cámara de los Lores a los tories. Es más, durante dos décadas fue el director del londinense Centre for Policy Studies, un think tank vinculado a la dama de Hierro. Eso sí, él mismo se apartó de la disciplina del partido para acercarse a los liberaldemócratas al final de su vida. Y es que Thomas siempre fue un europeísta que no comprendía la deriva de su país. El Brexit le sumió en la tristeza, que sufrió desde su casa de Notting Hill.

Enrique Krauze lo entrevistó hace años en México – una conversación incluida en su último trabajo publicado en España, Personas e ideas (Debate, 2017). Krauze le preguntó por la actitud de los anglosajones hacia el mundo hispánico. Thomas respondió que eran tres las palabras que resumían dicha mirada: fascinación, prejuicio e ignorancia. Pero una predominaba sobre las demás: la ignorancia. Por suerte, la obra de sir Hugh Thomas han fascinado a miles de lectores y se ha enfrentado a los prejuicios y al desconocimiento. Merece la pena hacerle un hueco en nuestras estanterías.