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Las Lyrical Ballads de Wordsworth y Coleridge, así, al alimón, con bastante más material poético del primero que del segundo, vieron su primera luz en 1798. Pero de todo lo contenido en ese volumen (al que seguiría un segundo en 1800, que completaría la obra) lo más impactante fue la primera versión de The Rime of the Ancient Mariner, de Samuel Taylor Coleridge. Más tarde, en 1817, aparecería una segunda versión de ese maravilloso poema, que es la que habitualmente viene imprimiéndose desde entonces. Pero fue en las Lyrical Ballads de 1798 donde la historia del albatros y del viejo marino se contó por primera vez. Recuerdo haberla leído en castellano hace muchísimos años, en traducción de Marià Manent, dentro de una Antología de la poesía inglesa en un tomo de papel biblia editado por Plaza & Janés. Se me hace la boca agua pensando en la felicidad que me procuró, y sigue procurándome cada vez que la perpetro de nuevo, la lectura de esa balada singular, atípica, misteriosa que supone, de alguna forma,el pistoletazo de salida de la poesía romántica anglosajona.Fue compuesta por Coleridge entre 1797 y 1798,muy poco antes de su aparición impresa, y está escrita enclave onírica, como el poema Kubla Khan, entreverada con los hilos del sueño (y si el sueño es opiáceo, pues mejor que mejor). Resulta enternecedor que dos amigos decidiesen firmar juntos una recopilación de su obra poética juvenil, saltándose la norma obligatoria del narcisismo individualista,y eso es lo que Wordsworth y Coleridge hicieron al dar a las prensas los dos tomos de sus Lyrical Ballads (1798-1800). Era un tiempo de inauguración perpetua:la Revolución Francesa había puesto a cero el reloj de la Historia, y todo volvía a empezar, renaciendo de las cenizas del Antiguo Régimen, con unas ansias desmedidas de comunicar otros mensajes, de abrir cajas cerradas durante siglos que contenían tesoros ocultos de espiritualidad,de libertad omnímoda, de sensibilidad rayana en lo enfermizo. En el terreno de la prosa, los novelistas góticos del último tercio del siglo XVIII —los Walpole, Radcliffe,Lewis— ya habían impulsado esa nueva cosmovisión regida por los sentimientos más oscuros y no por la razón, engendrando una aurora de modernidad révoltée e individualista,alma mater del malditismo decimonónico. En poesía,esa misión estuvo protagonizada por los Lake Poets, o sea, por Wordsworth y por Coleridge, inmediatamente antes de que Byron, Shelley y Keats ratificasen con su auctoritas el romanticismo.

Filólogo. Profesor de investigación del ILC/CCHS/CSIC. Poeta. De la Real Academia de la Historia.