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Van a recordar esta sesión toda su vida, la van a recordar». Con esas palabras Ignacio Amestoy, director de UNIR Teatro, presentó y epilogó el Enrique VIII de William Shakespeare, interpretado anoche por la compañía Rakatá en el Teatro Cofidis/Alcalá, en Madrid.

Eran las 20:30 y el aforo completo: unas setecientas personas, muchas de ellas ligadas a UNIR. Al terminar la función, como pronosticó Amestoy, los comentarios de alabanza resultaron unánimes, al estilo de una señora que declaraba: «He disfrutado mucho porque he visto grandes actores, grandes artistas, jóvenes, llenos de creatividad. Me voy muy contenta».

Con tres puertas y dos columnas, es decir, con una escenografía espartana, se gozó de gran arte dramático. La clave estaba en la maestría de los actores y en la profundidad de los diálogos y de lo que se representaba. No fueron necesarios más adornos.

Ernesto Arias, director de Enrique VIII, declaró: «Quiero agradecer a la UNIR esta sesión, y también felicitarla por producir Tomás Moro, una utopía, que se estrenará el 5 de julio en el Festival de Almagro. De la misma manera que a la reina Catalina se le hace justicia en esta obra que hemos visto de Enrique VIII, a Tomás Moro se le honra en esa otra obra de Shakesperare y demás autores isabelinos».

En Enrique VIII, que de alguna manera es «un acto conmemorativo de homenaje al régimen», Shakespeare evita a ciertos personajes conflictivos para la monarquía de entonces, como Tomás Moro, Thomas Cromwell, o el padre de Ana Bolena. De hecho, en Enrique VIII, el nombre de Tomás Moro solo aparece una vez.

El actor Jesús Fuente, que interpreta magníficamente al cardenal Wolsey, afirmó: «En Enrique VIII se vive la problemática de una época, un momento clave en la historia de Inglaterra y en la historia de Europa. El personaje de Catalina (Elena González) es el único verdaderamente honrado, verdaderamente sincero y verdaderamente valiente, sin mácula».

Según Fuente, «Enrique VIII explica el carácter compasivo de William Shakespeare», porque expone la caída de tres personajes, pero deja que se justifiquen ante el público. El primero que se hunde es Buckingham, al que se le tiende una trampa, un noble de una importancia grande. El segundo es Wolsey, que representa la ambición. Wolsey quería ser Papa. En torno a su palacio vivían ochocientos nobles. Poseía más riquezas que el propio rey. La tercera es Catalina. Shakespeare permite que exprese todos sus sentimientos sobre unos hechos y en una tierra que no era la suya.

Arias abundó más: «La versión original duraría tres horas y media o cuatro. Shakespeare quiso condensar en esas tres horas y media o cuatro toda la transformación el país, todo el cambio social, y sobre todo religioso, de Inglaterra, el paso del catolicismo al anglicanismo«. De algún modo, «Enrique VIII es una alegoría donde el catolicismo está materializado por el cardenal Wolsey, un cardenal corrupto, y por la reina Catalina, que es una reina devota. En muchas de las puestas en escena que se han hecho en Londres, se ríen de ella, la retratan como una suerte de bufón, siempre la suele interpretar alguna actriz británica, con acento español e inglés deficiente. Pero a nosotros nos interesaba hacer justicia a la reina Catalina», con base a lo que ofrece el mismo texto de Shakespeare. José Padilla, el autor de la versión española, completó: «Básicamente, lo que tratamos de hacer fue rescatar a Catalina y sacarla a primer plano. Sabíamos que la cara dramática estaba ahí. Es un personaje a la altura de los grandes de Shakespeare. Catalina de Aragón es un personajazo».

A la pregunta de cómo había vivido la noche, Elena González (la reina Catalina) respondió: «Es difícil. Para mí, ahora, es un poquito más fácil, pero cuando leí el texto y luego cuando empecé con los ensayos, ¡madre mía, no sabía si llegaría a la altura de esa mujer!».

Fernando Gil estuvo soberbio en su papel de Enrique VIII, con su gesto de barbilla subida y explosiones de cólera. Al igual que Rodrigo Arribas, Northfolk en la ficción, Sara Moraleda (Ana Bolena), Jesús Teyssiere (Thomas Cranmer), vestido de franciscano y con miradas fulgurantes, y el resto del reparto.

En efecto, una noche para no olvidar. Véase:

http://tv.unir.net/videos/3954/32/UNIR-TEATRO-coloquio-sobre-Enrique-VIII

Y véase también:

Director de «Nueva Revista», doctor en Periodismo (Universidad de Navarra) y licenciado en Ciencias Físicas (Universidad Complutense de Madrid). Ha sido corresponsal de «ABC» y director de Comunicación del Ministerio de Educación y Cultura.