Tiempo de lectura: 2 min.

La doctora en literatura española por la Universidad de Santiago de Compostela, Magdalena Aguinaga Alfonso, nos presenta la segunda edición de María de Magdala, segunda y última novela de Ernestina de Champourcin, una de las pocas mujeres del grupo poético español del 27.

La primera edición vio la luz en México D. F. en 1943, donde se encontraban exiliados ella y su marido, Juan José Domeschina, por sus afinidades republicanas.

La autora de esta segunda edición (publicada por «Aracne editrice int.le S.r.l.», di Aricia (RM), 2015), nos la presenta junto a un estudio muy pormenorizado e interesante de la figura de la poetisa vitoriana y de su obra literaria. La editora nos llama la atención sobre la poca repercusión que tuvo la primera edición de esta novela en México, y de los pocos datos informativos que existen acerca del proceso de su elaboración.

Se trata de una novela breve, que se lee con gusto. Ernestina de Champourcin sigue los textos bíblicos y los embellece con su prosa poética. Sabe captar como nadie los innumerables matices de la protagonista, inconformista, caprichosa e insolente. De personalidad apasionada y libre, en permanente búsqueda de aquello que acabe dando sentido a su gran insatisfacción, a su vacío interior, a pesar de todo lo que ha conquistado gracias a su belleza e inteligencia. Magdalena ha conseguido reconocimiento, prestigio, fortuna y protección en un mundo duro y hostil, especialmente por parte del romano Licio que se ha enamorado de ella. Pero ella, aunque le aprecia es incapaz de amarle. Un día se produce el encuentro con Jesús de Nazaret y desde ese momento se origina en ella el cambio que tanto anhelaba.

La autora nos descubre a una Magdalena fuertemente impactada por el encuentro con Jesús, pero a la vez, nos la muestra volviendo a su vida de cortesana. Su transformación no va a ser instantánea sino en proceso. Ernestina, de manera magistral, dejará que el personaje de María de Magdala evolucione psicológica y afectivamente poco a poco. Hasta que se vea con fuerzas para abandonarlo todo por seguir al Maestro sin mirar atrás. Por fin ha encontrado lo que buscaba.

Ernestina de Champourcin. ARACNE, 2015, p. 172.