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En La luz que se apaga, dos politólogos de renombre mundial, el búlgaro Ivan Krastev (1965) y el estadounidense Stephen Holmes (1948) aplican las ideas sobre los conflictos miméticos del antropólogo René Girard a analizar el apogeo y la decadencia de las democracias liberales tras la caída del Muro. Los diversos países no occidentales procedieron a imitar, con más o menos honestidad, el modelo occidental; pero pronto hasta los más convencidos (los países del Este de Europa) se desengañaron del sistema idealizado y han acabado abrigando cierto resentimiento orgulloso. La imitación de Rusia fue, ab initio, más taimada, casi un contraataque; la de China, apenas de las apariencias.

La luz que se apaga (Debate), 352 págs.

En La nostalgia del soberano, el profesor de Ciencia Política Manuel Arias Maldonado (Málaga, 1975), ensayista de fecunda trayectoria, hace un estudio del concepto de soberanía con gran perspectiva histórica hasta llegar a nuestro tiempo. Ahora la soberanía ha vuelto a ser un eje explícito (implícito lo ha sido siempre) de los discursos y las estrategias políticas.

Krastev ha urgido: «Sólo el espíritu crítico puede salvar a la democracia»

El común denominador es que, desde sendas posturas críticas con los populismos y los nacionalismos, ambos libros los estudian con seriedad intelectual, sopesando causas y razones. Se advierte, por tanto, un decidido abandono del desdén sistemático y táctico a los populismos de derechas, tal y como denunciaba el geógrafo francés Christophe Guilluy en su ensayo No society. Tanto Arias Maldonado como Krastev y Holmes adoptan una crítica muy sosegada, aunque profunda. Es una actitud consciente tal y como Krastev ha urgido: «Sólo el espíritu crítico puede salvar a la democracia».

Con la crisis del coronavirus parecería que todo eso ha pasado a un segundo plano; pero, como si fuera un premio a la probidad intelectual, el brutal estallido no ha disipado el valor de estos libros. Al contrario: su lectura ayuda a mirar más allá de las noticias actuales y a saltar al futuro, en buena medida porque cogieron carrerilla en el pasado.

Krastev y Holmes nos ayudan a entender hasta qué extremos la crisis actual puede implicar el apagamiento de la luz de Occidente y el encendido fulguroso de Oriente. ¿Cuántos análisis y cuántas voces no defienden la gestión de China y, sobre todo, la de Corea del Sur? Y si no las defienden, se las envidia o se las teme, y siempre se pone en ellas el foco de estudio. Son el referente. Véase el elogio que publicó Byung-Chul Han en El País o la resistencia numantina de Suecia a ceder al modelo imitativo.

El coronavirus ha acelerado el proceso de declive occidental en la pendiente que La luz que se apaga había previsto: con «la inminencia de un futuro chinocéntrico». Los autores diagnosticaron la «inversión de la ejemplaridad» que estaba padeciendo Europa y que parece haber completado estos días su vertiginosa vuelta de campana. ¿Es Corea del Sur la luz que se enciende? Krastev y Holmes dejaban una puerta entreabierta que ahora se abre de golpe, pues de cómo los países occidentales gestionen el nuevo magnetismo imitativo dependerá que esta nueva fase «traiga tragedia o esperanza».

Deviene imprescindible, por tanto, la advertencia de La luz que se apaga contra la imitación de procedimientos y mecanismos extraños a la propia cultura política. En consonancia con el pensamiento de Girard, se constata que la imitación provoca ineficacia, conflicto, frustración y, finalmente, resentimiento. Occidente tiene que encontrar su camino de gestión eficaz, de acuerdo con sus raíces culturales y sociales.

 

Nostalgia del soberano (La catarata), 192 págs.

Las tesis de Arias Maldonado vienen a confluir en la misma idea. Las democracias occidentales necesitan armarse de eficacia en su gestión para defender esos principios suyos que están por encima de la nuda eficacia, pero que se sustentan en ella. Han pasado los tiempos de vagas promesas de futuro y de discursos elevados incapaces de compaginarse con los mínimos resultados exigibles. Nuestras democracias deben solucionar sus carencias de gestión sin dejar de ser «nuestras» y «democracias», esto es, sin ceder a la cíclica tentación de una soberanía sin limitaciones liberales.

La defensa de Arias Maldonado de los viejos contrapesos políticos resulta más actual y urgente que nunca

Arias vio el peligro en la nostalgia de un pasado idealizado o de un poder legitimado por un apoyo popular directo. Las nuevas crisis (sanitarias, económicas, políticas) de un mundo cada vez más convulso e inestable, nos plantan ante una súbita hipertrofia de la tentación soberanista basada en criterios técnicos antiliberales, de nuevo, con la ejecutoria de las sociedades asiáticas de referencia. La defensa de Arias Maldonado de los viejos contrapesos políticos resulta más actual y urgente que nunca. Por ejemplo, recuerda que ya el Leviatán de Hobbes extiende su poder también sobre las opiniones, imponiendo una verdad oficial que busca acabar con la cacofonía hacia la que se desliza cualquier sociedad humana; y es, exactamente, a esa lucha enconada por el dominio de la opinión a la que estamos asistiendo hoy en España. Nostalgia del soberano nos advierte contra «la paradoja de un mundo cada vez más complejo con interpretaciones cada vez más simples». La actualidad nos ha sumido en un ámbito aún más complejo con interpretaciones todavía más simples.

Ambos libros podían haber sido sobrepasados por unos acontecimientos inesperados y gravísimos. No ha sido así gracias a la honestidad y profundidad de su factura intelectual. Leyéndolos se entiende mejor nuestra encrucijada y nuestras posibilidades de salir del laberinto. Occidente será el ámbito de los derechos públicos y privados o no será (Occidente).

Poeta, crítico literario y traductor.