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El último libro de José Mateos (Jerez de la Frontera, 1963) no puede llevar un título más sencillo ni tradicional: Canciones. Si el lector lo busca y lo lee, cosa que le recomiendo (está en Pre-Textos y apareció en 2000), se encontrará también con algunos de los poemas de emoción más honda y delicada de estas últimas décadas. Hacía mucho tiempo que el verso de arte menor y la rima asonante no eran manejados con tanta intensidad y solvencia. Y ese verso intenso y lleno de sentido lo pone José Mateos al servicio de los temas de siempre: la infancia, el paso del tiempo, la muerte… Es una poesía sin estruendos ni tardías filosofías existenciales al uso, que nos conquista con dulzura los cansados oídos y nos despierta a la vida el cansado corazón.

Antes de Canciones, Mateos había publicado otros dos poemarios: Una extraña ciudad (Renacimiento, 1990), en el que ya apuntaba un camino propio dentro de las opciones estéticas de su generación y Días en claro (Pre-Textos, 1995), que cabe considerar uno de los libros fundamentales para entender el giro hacia la intensidad que da a mediados de los noventa la que se dio en llamar poesía figurativa o poesía de la experiencia. José Mateos es autor también de un libro de pensamientos de título unamuniano: Soliloquios y divinanzas (Pre-Textos, 1998), en el que reflexiona sobre motivos teológicos, metafísicos y estéticos, sobre Dios, el alma y la inspiración…

El poema inédito «Desolación» retoma alguno de los temas esenciales de José Mateos y también alguno de sus escenarios preferidos: la muerte, los ecos de la infancia, el bosque de los cuentos, el bosque de la realidad, la vida como extravío, la vida como regreso y esos signos, los de la poesía, que utiliza el alma para no perderse y para alejar el miedo.

INSPIRACIÓN , SINCERIDAD , SENTIDO.. .
José Mateos

La inspiración es lo esencial en poesía. El resto —técnica, inteligencia, buen oído…— tan importante, en realidad sólo sirve para sujetarla al poema (…).

El arte está hecho de obligaciones que cada artista utiliza libremente. En la obra fallida esas obligaciones se sienten como convenciones y caprichos, como un estorbo; y en la obra bien hecha como necesidades.
Por eso, en arte ser sincero consiste sencillamente en engañar; en engañar a la mentira con sus mismos métodos, es decir, disfrazando y callando (…).

Ni sublimar lo invisible, ni deformar lo visible, sobrecargar de sentido la anécdota para no caer en lo anecdótico: el realismo ideal (…).

Gracias al silencio existe la música. Gracias a aquello que nunca puedo expresar, puedo expresarme (…).

Qué raro destino el de las palabras: desde siempre empeñadas en nombrar el mundo, fascinadas desde siempre por el silencio. Y, sin embargo, ay, siempre — ¿siempre?— diciéndose a sí mismas

(Del libro Soliloquios y divinanzas, Pre-Textos, 1998)

DESOLACIÓN

A veces pienso: todo es un engaño;
la muerte que nos tienta con vistosos
colores, formas, movimientos,
para hacernos entrar donde la sangre
hiela la risa, y cesa el juego.
Subo
penosamente esa escalera rota
y rezo. No se escucha nada.

Ahora me acuerdo que, al dormirnos, madre
ya nos lo dijo en sus amargos cuentos:
no era de chocolate aquel palacio,
oculto en el camino hay siempre un lobo,
y la anciana de negro te envenena
mientras muerdes el fruto
y te seduce con algún milagro.

Llueve sobre las tumbas. Llueve
sobre estatuas y muertos que despiertan.
Estoy lejos de casa y cruzo el bosque.
Migas de pan pensando en el regreso
son estos pocos signos,
son estas melodías
que voy silbando para huir del miedo.

Poeta y escritor