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Los estudios de historia religiosa están mucho más desarrollados en otros países —Francia, Italia, Alemania, Estados Unidos— que en España. Por eso son interesantes libros como éste, que se inserta precisamente en ese campo histórico. Ha sido inicialmente la tesis doctoral en historia del autor, doctor también en teología, investigador en la Universidad de Navarra y especialista —incipiente aún— en la vida religiosa de principios del siglo XX en España. Son credenciales suficientes para esperar un trabajo sólido y objetivo. Sólido, ya que está basado en una amplia documentación de archivos, desde el Vaticano a la diócesis de Madrid, y objetivo, ya que, en gran medida, nos da datos sobre número, condición, trabajos, sueldos, vivienda, etc., de los sacerdotes madrileños durante la II República.

Está dividido en cuatro capítulos. En primero analiza el grupo, es decir, cuántos había, cómo se llega a ser sacerdote, cómo era la carrera sacerdotal, cuánto ganaban y qué nivel de vida tenían. En el segundo se ve cómo se insertaban en la vida madrileña. Se da una visión de la geografía del Madrid republicano y en él se rastrea dónde vivían o se concentraban y dónde actuaban pastoral o educativamente.

Hasta aquí la primera parte, que podríamos considerar como una foto fija del clero madrileño. En la segunda —capítulos tres y cuatro— se pone en movimiento, cada vez a más velocidad. En el capítulo tercero se estudia la vida política del clero en la II República, sus posiciones políticas y su reacción ante las leyes republicanas que les afectaban directamente. El último capítulo presenta la situación en la calle, es decir, el anticlericalismo creciente del tiempo republicano, que se notó de una manera muy fuerte en Madrid. Y ahí el autor da ya títulos de impacto en los distintos apartados, como «Una primavera trepidante » o «Caída en el abismo» sobre los momentos previos a la Guerra Civil.

El autor hace un trabajo muy minucioso de reconstrucción del grupo a través de los expedientes personales del archivo diocesano, de lectura de la prensa de la época, de testimonios y de entrevistas a sacerdotes que vivieron, muy jóvenes, la llegada de la República. Con todo ello construye lo que él mismo llama una biografía colectiva del clero matritense, de esos 600 religiosos y 1.100 diocesanos —casi la mitad de fuera de la capital— que componían el clero madrileño.

Aunque no es una historia del clero en la República, sino centrado en Madrid, el libro puede servir a lectores variados. Al aficionado a lo matritense le da datos curiosos sobre instituciones peculiares, como el clero palatino o los reales patronatos. Al especialista en historia contemporánea le aporta datos imprescindibles para la visión de conjunto. Al interesado en historia general le da una visión de lo que fue la República, a partir de un grupo esencial en la tempestuosa vida de la República, mostrando una realidad muy variada, más allá del estereotipo, en un texto que se lee agradablemente, siendo menos árida, lógicamente, la segunda parte, que muestra el desarrollo de los acontecimientos entre 1931 y 1936.

Historiados. Titular del CSIC (Instituto de Estudios Gallegos P. Sarmiento)