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Tres de la mañana. Carretera nacional. Una amargada ama de casa y una abuela recién fugada del geriátrico coinciden inopinadamente haciendo autostop en el mismo arcén y deciden emprender un viaje juntas. Las dos huyen de lo que ha sido su existencia hasta ese momento y buscan una nueva oportunidad lejos de la vida que les oprime. Carmen (María Galiana) es anciana, caradura y representa la experiencia, la vitalidad, las ganas de hacerlo todo y probar cada situación que se le presenta. Por el contrario, Marga (Rosario Pardo) es una mujer aburrida y hastiada, indecisa, que se conforma con los modelos establecidos y que necesita del impulso de otro para encontrar su camino hacia la felicidad. Durante su singladura se verán sumergidas en situaciones límites, absurdas y muchas veces hilarantes; y de sus avatares, discusiones y desgracias nacerá una relación que durará y cambiará para siempre sus vidas.

Cualquier obra se sostendría sobre el arte de estas dos actrices tan consolidadas en la pequeña pantalla. Sin embargo, Fugadas no es sólo una road comedy, sino un viaje surrealista y ridículo, un cartel con apellidos que contiene un buen texto, un montaje muy básico y bastante mala uva que recuerda en muchos de sus ingredientes, aunque en un tono más suave y con final feliz, a la famosa película Thelma y Louise.

La música y la escenografía son dos elementos fundamentales que mantienen la estética surrealista y el tono cómico de este viaje sin destino. La archiconocida directora teatral Tamzin Towsend realiza un limpio, dinámico y sencillo ejercicio de dirección y apuesta por la presencia de elementos audiovisuales en la escenografía, combinando un proyector que ocupa todo el escenario con elementos sencillos (arbustos, rejas, puentes o una vaca de cartón) que contextualizan cada una de las escenas, consiguiendo una decoración casi de cómic, divertida y naïf.

Utilizando herramientas como el humor amable y la sensibilidad social, Towsend dirige su mirada introspectiva hacia la amarga pulpa de la insatisfacción, la falta de perspectiva de futuro, el desamor y la triste rutina en que se agosta la vida de muchas mujeres a cierta edad.

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Fugadas es una peripecia inverosímil contada a través del humor de dos cómplices actrices en un ambiente de sitcom americana. Se trata de una historia de amistad rebosante de ternura y llena de ingenuidad en la que dos mujeres comparten una misma inquietud: dar un último manotazo a sus vidas antes de que el aburrimiento entierre su alegría para siempre. La fluidez y naturalidad del guión y la extraordinaria interpretación de Rosario Pardo y de María Galiana, rescatan la obra del peligro de empalago para dejarla donde corresponde: en un ejercicio teatral de sencillez ejecutado con gran ritmo y eficacia en hora y media de entretenimiento sin pretensiones de grandeza.