Tiempo de lectura: 5 min.

rosa_sala_img_0.jpg

En su novela París: suite 1940, publicada en 2007, el novelista y poeta mallorquín José Carlos Llop convertía al escritor madrileño César González-Ruano (1903-1965) en el protagonista de una investigación novelesca sobre su vida en el París ocupado por las tropas nazis. Basándose en entrevistas y testimonios, Llop, en clave de novela, indagaba en los años más oscuros de la vida de González-Ruano, de manera muy especial en los motivos de su detención en París por la Gestapo en 1942 y su estancia en la cárcel de Cherche-Midi durante setenta y ocho días. En clave novelesca, Llop sugería algunas posibles explicaciones para este suceso, en las que González-Ruano siempre aparecía como protagonista de negocios turbios. También el historiador Fernando Castillo habla de César González-Ruano en su ensayo Noche y niebla en el París ocupado. Traficantes, espías y mercado negro, publicado en la editorial Fórcola en 2012.

El marqués y la esvástica va mucho más allá que estos libros y entra de lleno en la vida de Ruano desde que en 1933 fuese enviado por el diario abc como corresponsal de prensa a Berlín hasta su regreso a la localidad española de Sitges en 1943, tras ser también corresponsal en Roma, nuevamente en Berlín y por último en París. La exhaustiva investigación que emprenden Rosa Sala, ensayista especializada en historia alemana, y Plàcid García-Planas, corresponsal de la sección internacional del diario La Vanguardia, tiene como objetivo verificar las sospechas vertidas por algunos testigos de aquellos años que involucran a González-Ruano en el tráfico de judíos de Francia a España no con fines humanitarios sino para hacerse con un dinero fácil.

Los autores, que han visitado más de veinte archivos en ocho países, han invertido tres años en la preparación de este libro. Casi al final, confiesan su decepción porque no han encontrado pruebas contundentes que aseguren que González-Ruano participara directamente en las redes de traficantes que tenían como principal objetivo aprovecharse de los judíos y, en algunos casos, hasta acabar con sus vidas para hacerse con las joyas y el dinero que llevaban para pasar la frontera y refugiarse en Andorra. Como escribe uno de los autores, «hemos encontrado cosas tremendas que no esperaba encontrar y no hemos encontrado otras que sí esperaba encontrar».

El resultado es un monumental reportaje periodístico que incorpora los mecanismos de la investigación cuasi policiaca y del testimonio personal. Los autores investigan en las redes de contrabando de personas que operaban en los Pirineos y que culminaban la mayoría de las veces en Andorra, lugar frecuentado por los autores para descubrir cómo funcionaba el negocio, los guías y la leyenda negra que sobre aquellos sucesos todavía circula. Los autores saben que se están metiendo en un terreno pantanoso, pues pocas son las personas, salvo excepciones —como el testimonio del periodista Eliseo Bayo—, que quieren hablar sobre unos hechos que han decidido sepultar bajo la nieve de su paisaje. En los testimonios de uno de estos contrabandistas, Eduardo Pons Prades, encuentran el cañamazo de su investigación, pues en sus memorias, publicadas en 2002, habla de las actividades de González-Ruano en París para encontrar judíos para estas redes.

Otra vía de investigación son los archivos alemanes, donde encuentran mucho material sobre la conexión de González-Ruano con los servicios de propaganda nazi, con los que tuvo una fructífera relación económica, que nace tras su regreso como corresponsal de Berlín en 1933. A finales de 1933 publicó su libro Seis meses con los nazis, financiado por la Embajada de Alemania en España, donde se recogen muchos de los artículos que publicó Ruano en la prensa mostrando de manera muy positiva la llegada al poder del nazismo. En los años siguientes continuó esta estrecha relación, especialmente cuando Ruano escribía en Informaciones, diario que también formaba parte de la nómina de la Embajada alemana. En la publicación de su monumental obra periodística, curiosamente no figuran los artículos que Ruano escribió desde 1936 a 1943, muchos de ellos antisemitas y filonazis.

También consiguieron los autores la documentación que sobre la estancia de González-Ruano en París habían elaborado los servicios secretos italianos. El testimonio del anónimo agente encargado del informe resulta revelador de la fama que ya tenía el autor madrileño en esos años, aspirante al marquesado de Cagigal, en los que se codeaba incluso con el rey Alfonso XIII, ya instalado en Roma tras la proclamación de la República: «… y conociendo muy bien a este periodista español, debemos decir una vez más que es un sujeto equívoco y sospechoso al máximo grado, que por dinero es capaz de las traiciones más elementales, que se vende al mejor postor, que a cambio no da la menor garantía de sus acciones, que admite cínicamente ser un oportunista pero que, por otro lado, es una persona inteligentísima y, por ello, doblemente peligrosa». La misma opinión tenían los servicios secretos alemanes, pero estos supieron utilizarle como confidente, delator y propagandista.

Si ya en Roma Ruano estaba metido de lleno en negocios turbios, lo mismo haría después en Berlín y en París, siempre llevando un alto tren de vida que poco tiene que ver con el dinero que recibía como corresponsal de prensa. Los autores desgranan sus numerosos trapicheos, su participación en estafas, las numerosas deudas que deja en todos los sitios, el tráfico de salvoconductos en el que está involucrado, etc. Y detrás, su vinculación con oscuras redes y con los servicios secretos y de espionaje. Hablan de su detención por la Gestapo en 1942 y de las actividades que realizó Ruano para los alemanes hasta su salida de Francia. También han encontrado los papeles del posterior juicio que se hizo contra Ruano en Francia por colaboracionista y por el que le condenaron a 22 años de trabajos forzados.

Ruano regresó a España en 1943. Primero estuvo en Sitges desde 1943 a 1947, año en el que se estableció ya definitivamente en Madrid. Ruano escribió miles de artículos periodísticos de gran calidad literaria —para Francisco Umbral, quien se consideraba su discípulo, era «uno de los mayores prosistas en castellano del siglo XX»—, reportajes, biografías de Baudelaire, Mata-Hari y Casanova, novelas, poesías y varios libros de memorias. Sobre estos sucesos, Ruano apenas habla nada en sus libros, y cuando lo hace siembra su testimonio de deliberadas lagunas y mentiras interesadas, como hace, por ejemplo, en sus memorias Mi medio siglo se confiesa a medias (1951) y en su Diario íntimo (1951-1965), publicado póstumamente en 1970. Como escribió Llop en la novela más arriba mencionada, «en sus memorias, como en sus novelas, anida el fomento de la leyenda personal, de la reconstrucción del personaje». Los escritores coetáneos del autor suscriben también la habilidad que tenía Ruano para transformar sus oscuros hechos amorales y biográficos en leyenda.

Rosa Sala Rose y Plàcid García-Planas convierten la rocambolesca investigación, con múltiples e interesantes meandros, en materia de su libro, introduciendo en la narración las vicisitudes y problemas con los que se van encontrando en sus gestiones e investigaciones, los hilos de los que tiran (aunque no lleven a ningún sitio), sus descripciones de los entrevistados, las reflexiones sobre estos hechos, los lugares que frecuentan, los increíbles personajes que van apareciendo —agradables y desagradables—. Aunque a veces resultan prolijos en el relato, sus pesquisas o la participación de algunos personajes con los que levantan deliberadamente falsas expectativas, el ingrediente del periodismo en acción beneficia mucho un ensayo muy bien escrito, con interesantes reflexiones y pasajes que, sin embargo, no resuelve el enigma del punto de partida.

La estrecha vinculación de González-Ruano con los servicios de propaganda nazis y sus oscuras actuaciones en Roma, Berlín y París mucho nos tememos que va a pasar factura a la consideración literaria del autor, uno de los grandes poetas, prosistas y articulistas del siglo XX. 

Adolfo Torrecilla (Madrid, 1960) es profesor y crítico literario. Dirige la sección de literatura de la agencia Aceprensa y colabora en diferentes revistas y medios de comunicación. Entre otras publicaciones, es autor de "Dos gardenias para ti y otros relatos".