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A la hora de formular el listado de cien libros literarios que, en estos principios del siglo XXI, podrían configurar una representación mínima de la herencia que hemos llamado Biblioteca de Occidente en Contexto Hispánico, solamente dos obras han obtenido unanimidad en mi consulta, la Biblia y el Quijote. Es llamativo a primera vista que el volumen de la Biblia alcance tal unanimidad al respecto, cuando no es un libro, sino un extenso conjunto de libros y textos sueltos; no proviene de Occidente, sino del Próximo Oriente y no es acogido principalmente como literatura, sino como sagrada escritura de judíos y cristianos.

El nombre Tá Biblía (τὰ βιβλία) es el plural griego que significa los libros (sagrados) por antonomasia y comprende, en nuestra perspectiva, la colección de la Biblia judía, con los textos que han sido tomados a lo largo de la historia de Israel como manifestación de la relación y predilección de Dios por su pueblo, más el Nuevo Testamento cristiano, que recoge la vida y doctrina de Jesús de Nazaret, aceptada por sus seguidores como revelación del hombre Cristo Jesús en el que habita la plenitud de Dios corporalmente (Col. II, 9) (Dios y hombre verdadero) y que asume la manifestación de Dios a Israel como antecedente de la Buena Noticia, Euanguélion (εὐαγγέλιον), de que la salvación se dirige no solamente a un pueblo determinado sino a todos los seres humanos.

En la configuración del listado de la Biblia se registran variaciones (pequeñas en relación con el conjunto) acerca de los libros que la componen auténticamente, como palabra revelada. La Biblia católica acoge la admitida por la Iglesia católica, comunidad de los cristianos que están en comunión con el obispo de Roma, sucesor de Pedro de Galilea a quien Jesús de Nazaret encomendó confirmar a sus hermanos. Es la comunidad más numerosa y cuenta, a principios del siglo XXI, con más de mil millones de bautizados. Además, otros cristianos no católicos aceptan el mismo canon. No es de extrañar, pues, que la Biblia católica sea la más extendida en el cómputo de miles y miles de ediciones, en más de 2.300 lenguas, que se siguen acumulando hasta hoy.

Las biblias católicas constan de 46 escritos de Biblia judía (Antiguo Testamento) y 27 de Nuevo Testamento. A.T.: Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, Josué, Jueces, Rut, 1 Samuel, 2 Samuel, 1 Reyes, 2 Reyes, 1 Crónicas, 2 Crónicas, Esdras, Nehemías, Tobías, Judit, Ester, 1 Macabeos, 2 Macabeos, Job, Salmos, Proverbios, Qohélet (Eclesiastés), Cantar de los Cantares, Sabiduría, Sirácida (Eclesiástico), Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Baruc, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías. N.T.: Evangelio de Mateo, de Marcos, de Lucas, de Juan, Hechos de los Apóstoles, las Epístolas de Pablo de Tarso (o atribuidas a él), 1.ª y 2.ª a los Corintios, Epístolas a los Gálatas, Efesios, Filipenses. Colosenses, 1. ª y 2.ª Epístola a los Tesalonicenses, 1.ª y 2.ª a Timoteo, Epístolas a Tito y a Filemón, a los Hebreos, la Epístola de Santiago, la 1.ª y 2.ª Epístola de Pedro, la 1.ª, 2.ª y 3.ª Epístola de Juan, la Epístola de Judas, Apocalipsis.

Si no todos los textos son literarios, ningún libro recoge mayor y mejor conjunto de relatos de interés humano; de poemas grandiosos sobre el amor humano (Cantar de los Cantares) y el amor divino o caridad (Himno de la Caridad, I Corintios, 13, 4-9) y el dolor (Libro de Job). Y la oración de oraciones (Padrenuestro).

Si la noción de occidente tiene perfiles borrosos, quizás la definición más exacta es la de «cultura que mira a Jerusalén, Grecia y Roma». Pues bien, la Biblia es, como dice George Steiner, «en el ámbito occidental, aunque no solo en él, el libro que define la noción misma de texto. Todos nuestros demás libros, por diferentes que sean en materia o método, guardan relación, aunque sea indirectamente, con este libro de los libros. Guarda relación con los hechos de un discurso articulado, de un texto dirigido al lector, con la confianza en unos medios léxicos, gramaticales y semánticos, que la Biblia origina y despliega en un nivel y con una prodigalidad no superada desde entonces. Todos los demás libros, ya sean historias, narraciones imaginarias, códigos legales, tratados morales, poemas líricos, diálogos dramáticos, meditaciones teológico filosóficas, son como chispas, muchas veces desde luego lejanas, que un soplo incesante levanta de su fuego central».

He aquí la primera obra por excelencia (y orden de antigüedad) de la Biblioteca de Occidente que le vamos a presentar.

Especialista en Análisis del Discurso, ha sido catedrático de Gramática General y Crítica Literaria de la Universidad de Sevilla y profesor de investigación del Instituto de la Lengua Española (Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Madrid). Director de «Revista de Literatura» (CSIC) y editor-director de «Nueva Revista» (UNIR). Académico correspondiente de la Academia Argentina de Letras, Academia Chilena de la Lengua y Academia Nacional de Letras del Uruguay. Premio Internacional Menéndez Pelayo.