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La tercera sesión del foro de UNIR sobre la construcción de la opinión pública versó sobre Demoscopia y sondeos electorales. Se celebró ayer en Madrid y los ponentes principales fueron Narciso Michavila, sociólogo, presidente de GAD3, y Manuel Mostaza, politólogo y ex director de operaciones de Sigma Dos. El director del foro, el periodista Carmelo Encinas, resumió el seminario con dos titulares: «Las encuestas son influyentes sobre todo si el voto está ajustado y los votantes cada vez más deciden a última hora lo que van a votar».

El primero en intervenir fue Narciso Michavila. Puntos destacados de su charla fueron:

-En Francia ya solo se hacen encuestas online.

-Las encuestas como las del CIS se quedan «viejas» cuando se publican (se refieren a estados de ánimo y cuestiones de hace, por ejemplo, un mes).

-En EE.UU. no fallaron las encuestas: realmente ganó Hillary Clinton por número total de votos, lo que ocurre es que el sistema tan particular norteamericano puede dar la victoria al candidato que en realidad es el segundo en el recuento global.

-Cada vez más los votantes deciden más tarde.

-Las mejores empresas de sondeo de opinión son las locales.

-No cree que en Ecuador haya habido manipulaciones electorales, pero tiene sus dudas en Venezuela.

Manuel Mostaza se mostró de acuerdo con la exposición de Michavila y añadió:

-No está claro qué quiere decir eso de la «opinión pública».

-La «opinión pública» no tiene que opinar sobre todas las cosas y no es malo que no tenga opinión sobre todas las cosas, por ejemplo, sobre el ancho de banda en un reglamento de telecomunicaciones.

-Pero si la opinión pública tiene que opinar, entonces se le ha de informar bien, y de ahí la importancia de las sociedades abiertas, de los medios de comunicación, del periodismo libre y de que los ciudadanos tengan acceso a la información. «No me imagino un mundo sin periódicos».

-Hasta 1963, con el Instituto de Opinión Pública, en España no había demoscopia.

-Hasta esa época, había políticos (por ejemplo en Gibraltar) que se creían que la «opinión pública» eran ellos: «Si quieren saber lo que piensan los gibraltareños, pregúntenme a mí».

-Hay rupturas y cambios de paradigmas en nuestra sociedad que articulan el voto de forma distinta a la típica alternativa entre los grandes partidos.

-Las encuestas, si están bien hechas, aciertan: hay que saber leerlas. No son magia. Se corresponden con resultados en un momento determinado.

-Las encuestas no predicen, predicen los astrólogos, los magos, los augures. Las encuestas hacen estimaciones con los datos de que disponen en un momento determinado. Twitter es magia. El dato no desaparecerá.

-Tomar el pulso con sondeos entre elecciones es importante porque las tendencias acaban por imponerse.

-El nivel de las encuestas en España es alto.

En el turno de debate intervino la periodista Esther Esteban, que contó anécdotas sobre lo mal que lo pasan los periodistas en pantalla cuando se equivocan las encuestas electorales. Habló de la importancia del llamado «voto de castigo»: no votar a los que pensamos que nos están fastidiando. José Ramón Lorente, investigador principal de NC Report, sostuvo que en España estamos volviendo al bipartidismo: bajan Ciudadanos y Podemos, y se recupera el PSOE. Rafael de Miguel, periodista de El País, defendió las encuestas a pie de urna aunque tengan algo de espectáculo e insistió en que lo que fundamentalmente ha ocurrido ha sido un cambio enorme en el espectro ideológico. Las encuestas y los sondeos, por otra parte, eran elementos esenciales en la información de un periódico y a veces era difícil resumir en un titular todo su contenido, de ahí los posibles sesgos que a veces se percibían. Álvaro Nieto, subdirector de Tiempo, sostuvo que no había «demonización de las encuestas» por los últimos fracasos en las predicciones, había críticas. Había «encuestas buenas y malas, bien hecha o mal hechas, como hay «periodistas buenos y malos».

La sesión completa se puede volver a seguir online en la siguiente grabación: http://unir.adobeconnect.com/p8es0pajni4/

Director de «Nueva Revista», doctor en Periodismo (Universidad de Navarra) y licenciado en Ciencias Físicas (Universidad Complutense de Madrid). Ha sido corresponsal de «ABC» y director de Comunicación del Ministerio de Educación y Cultura.