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Lejos de ser una esperanza ingenua, la Ilustración «ha funcionado». Pero «hoy más que nunca necesita que la defendamos con vigor». La Ilustración, relata Steven Pinker en En defensa de la Ilustración, luchó por la razón, la ciencia y el humanismo. Esos son los ideales que «necesitamos para enfrentarnos a nuestros problemas y continuar nuestro progreso». Pero también hay sombras en ella, que señala el propio postmodernismo y que sintetiza Robert Barron en un programa de radio.


Steven Pinker, profesor en la Universidad de Harvard, desde otro ángulo, confluye en la misma línea que el sueco Hans Rosling en Factfulness. Compárese el sumario de En defensa de la ilustración con las ideas que defiende Rosling para comprender que estamos ante libros semejantes, ambos con esta tesis: pese a todas sus imperfecciones, la realidad económica y social del mundo es mucho mejor de lo que pensamos, lo cual no implica que no haya motivos para preocuparse ni cuestiones que no requieran una mejora urgente.

Steven Pinker: "En defensa de la Ilustración"
Steven Pinker: «En defensa de la Ilustración». Paidós, 2018

Pinker, como Rosling, trabaja con datos para mostrarnos que la vida, la salud, la prosperidad, la seguridad, la paz y el conocimiento aumentan: no solo en Occidente, en todo el mundo. La diferencia respecto de Rosling es el acento de Pinker en que este progreso es un regalo de la Ilustración: es decir, de la convicción de que la razón y la ciencia pueden mejorar el florecimiento humano y de que las soluciones a los problemas actuales también residen en el ideal de la Ilustración (el uso de la razón y de la ciencia).

Recientemente, el filósofo, teólogo y obispo estadounidense Robert Barron ha estado hablando de este libro de Pinker, toda una sensación en los Estados Unidos, en un programa de radio.

Sintetizamos los comentarios de Robert Barron traduciéndolos del inglés:

-La Ilustración es un movimiento intelectual que emerge a finales del siglo XVII, y sobre todo a lo largo del XVIII, y que continúa por el XIX hasta hoy. Pensadores como Descartes, Spinoza, Kant, Hegel, gente como Thomas Jefferson, Thomas Paine y Benjamin Franklin: todos ellos son figuras ilustradas.

-Hablando de una forma muy general, hay dos líneas de pensamiento principal en la Ilustración: uno científico y otro político.

-Sobre el pensamiento científico: la Ilustración supone el surgimiento de la experimentación científica y de las ciencias naturales modernas. Dos de las marcas del aristotelismo eran el propósito (la finalidad) y la estructura formal de las cosas. Con la revolución científica, estas dos clásicas causas aristotélicas se ponen entre paréntesis y se destacan la causa material (de qué están hechas las cosas) y las causas eficientes (de dónde vienen). Recuérdese a Newton como una figura clásica de la ciencia de la Ilustración.

-Sobre el pensamiento político de la Ilustración: la revolución francesa y la revolución estadounidense son dos grandes expresiones del énfasis de la Ilustración en la libertad de los individuos, en los derechos individuales, en la abolición del derecho «divino» de reyes, en la supresión de las estructuras del viejo régimen, en la libertad de la prensa y en la libertad de asamblea. La Declaración de Derechos de 1689 en los Estados Unidos (Bill of Rights) es otra forma política de la idea de la Ilustración. Añádase a lo anterior el nombre de James Madison.

-El que quizá sea el filósofo mayor de la Ilustración, Kant, escribió un famoso ensayo titulado ¿Qué es Ilustración?. Y la definió básicamente como salir de nuestro jardín de infancia intelectual. Pensaba que la raza humana había estado demasiado tiempo en una suerte de minoría de edad, demasiado tutelada por las autoridades; los seres humanos debían aprender y actuar a partir de entonces en términos científicos y políticos.

-La Ilustración ha tenido gran cantidad de controversias con la Iglesia, porque la Ilustración pone el acento en lo que conocemos y en la razón, y no en esas «instituciones polvorientas que indican cómo hay que vivir y qué hay que creer». ¿Cómo ha respondido la Iglesia a eso? Es una cuestión muy compleja. Es fácil manifestar: «La Iglesia estaba en contra de la Ilustración». Y, en efecto, hay una serie de declaraciones de la Iglesia en contra de algunos principios de la Ilustración. El Concilio Vaticano I condenó determinados tipos de racionalismos que emergen de la Ilustración. Hay polémicas claras contra Kant y su escuela, contra Hegel y su escuela… El renacimiento del tomismo tras el Concilio Vaticano I es de alguna manera una respuesta intelectual a una gran parte de los movimientos filosóficos de la Ilustración. Sin embargo, sería simplista decir sin más que la Iglesia estaba en contra de la Ilustración.

-Una de las apropiaciones negativas que se hace de la Ilustración es afirmar sin matices que la modernidad surge como una gran lucha contra la religión. «La religión estaría de parte de esa vieja teoría científica de Aristóteles y contra las grandes figuras científicas (Galileo de forma paradigmática)». «Y en la parte política de la ecuación: las figuras políticas modernas, y la democracia, y la superación del antiguo régimen, habrían salido adelante contra la resistencia de la Iglesia». ¿Hay algo de verdad en esta caracterización? Sí. Pero no es toda la historia. La ciencia moderna surge precisamente de una matriz cristiana de pensamiento. Los científicos primeros aprendían matemáticas y física en universidades creadas por la Iglesia. ¿Había algo realmente nuevo en el énfasis ilustrado? Sí, lo había. Pero el mito de la lucha entre lo viejo y lo nuevo es una simplificación. El número de sacerdotes, especialmente en los tiempos de Galileo, que se implicaron profundamente en el nacimiento de la ciencia moderna es muy grande. Si se mira a todos los grandes científicos de esa época, los primeros grandes científicos, son gente religiosa, no de una forma trivial o superficial: eran profundamente religiosos. Mucha gente ha llamado la atención acerca de personas como Roberto Belarmino. Mucho de su pensamiento político suena como el de Thomas Jefferson y suena como el de las figuras revolucionarias del siglo XVIII. Muchas ideas políticas de la Ilustración provienen del mismo Tomás de Aquino.

¿Dónde se ven hoy los efectos de la Ilustración? Por todas partes y de manera muy positiva. ¿Quién querría volver a la época política anterior a la Ilustración? De ninguna manera nos gustaría ir a antes de cuando teníamos la Bill of Right. Esas reformas modernas fueron muy positivas. Y nos alegramos hoy cuando un país se libera de formas opresivas políticas. Podemos vivir ahora de una manera más cómoda y exitosa: nuestros antepasados, no hace muchas generaciones, se pasaban el día entero viendo cómo podían sobrevivir. Y una porción muy pequeña de ellos podía dedicarse a la filosofía, al arte. Hoy en día, prácticamente todo el mundo puede si quiere recibir formación superior y acceso a todo tipo de información.

-«A propósito he hecho [Robert Barron] una alabanza de la Ilustración hasta ahora y en realidad no retiraría ninguna palabra, pero como decía Carl Gustav Jung, cuanto más potente es la luz, más amplia es la sombra que proyecta». Con otras palabras: amamos las ciencias, pero no el cientifismo, que es la sombra de la Ilustración, a saber, la reducción de todo saber a un saber científico. Lo que es real, y verdadero, se mengua a lo que podemos conocer y controlar. Hace mucho tiempo, críticos de la Ilustración ya como Goethe, expusieron justo este argumento, el error de estar tan archi-entusiasmados con la ciencia que no percibiéramos otros caminos de conocimiento. Eso sucede cuando marginamos (o ponemos entre paréntesis, o reducimos) las artes, las humanidades, la poesía, la literatura, la filosofía, la religión; la religión quizá sobre todo. Porque el gran blanco de entusiasmo de la Ilustración, desde un punto de vista epistemológico, es la religión: resumido en el “hemos superado todas esas supersticiones”. Esa es la parte de la sombra de la Ilustración. Aprobamos todo lo positivo de la Ilustración, pero tenemos que precavernos ante el sobre-entusiasmo del cientifismo.

-¿Cuál es la «sombra» de la Ilustración dentro del gran movimiento hacia la libertad, y hacia la libertad política? “Libertad” e “igualdad” son los dos grandes valores de la Ilustración. La política en gran medida trata de eso: incrementar la libertad y la igualdad. Pero ¿cuál es el límite? El límite es la sobrevaloración. Que se sobrevalore tanto la libertad y la igualdad que uno se convierta en su propio árbitro del bien y del mal: ser libre para determinar quién soy; ser libre para determinar el sentido de mi vida, ser libre para determinar el valor moral. «Que no se me presione porque todos somos iguales», «que no se me diga que tu punto de vista es mejor que el mío». Esta es la cultura de la “autoinvención”.

-Con lo cual desembocamos en la crítica postmoderna a la Ilustración. Moderno, aquí, quiere decir “ilustrado”. Si se es postmoderno implica que uno se ha puesto en una posición crítica ante los logros de la Ilustración. Postmodernismo: sus predecesores son gente como Goethe y Pascal. Los postmodernistas son aquellos, por ejemplo, que señalan: «Para operar tienes que ver con gran claridad y disponer de la mejor luz posible. ¿Pero es siempre una luz brillante y potente lo mejor en la vida? ¿Para una cena romántica, por ejemplo?» La iluminación agresiva no es siempre el mejor modo para aproximarnos a algunas de las cuestiones más profundas y sutiles de la vida.

Y de nuevo regresamos a Steven Pinker con su En defensa de la Ilustración. Salud, más vida, mejor vida, etc. Por supuesto, la Ilustración “ha funcionado”, como dice Pinker. Sí, pero hay más. ¿La Ilustración mejoró las artes? ¿La Ilustración mejoró nuestro conocimiento del sentido de la vida?  ¿La poesía que se lee hoy es necesariamente mejor que la de T. S. Eliot, la de Dante o la de Homero? ¿Vemos las cosas con una claridad moral mayor que Tomás de Aquino, o que Platón? ¿Es nuestra filosofía política necesariamente mejor que la de Platón? A veces caemos con todo esto en un prejuicio cientifista. Hay mucho más en la vida que lo que la Ilustración ilumina y suministra. Sucumbir al cientifismo de la Ilustración: ese sería el problema, quedarse solo con ciertas dimensiones de la vida.

Enlace al podcast de Robert Barron sobre «En defensa de la Ilustración»

Director de «Nueva Revista», doctor en Periodismo (Universidad de Navarra) y licenciado en Ciencias Físicas (Universidad Complutense de Madrid). Ha sido corresponsal de «ABC» y director de Comunicación del Ministerio de Educación y Cultura.