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José Manuel Sánchez Ron
Diccionario de la ciencia
Planeta
Barcelona, 1996, 301 págs.

El autor, catedrático de Historia de la Ciencia en la Universidad Autónoma de Madrid, es sobradamente conocido en los medios intelectuales y científicos de nuestro país. Nos encontramos ante una visión subjetiva del mundo de la ciencia. El propio José Manuel Sánchez lo confiesa en una introducción que constituye un modelo de autobiografía científica, género muy poco cultivado, por cierto, entre nosotros. El autor lo reconoce así: «Se trata de «construir», y ofrecer a aquéllos que la quieran leer, mi propia visión del mundo de la ciencia». Además, añade, «un diccionario de autor constituye un magnífico instrumento para semejante propósito. No se áene que responder de la elección de términos realizada; se sabe que ésta no es sino una excusa que sirve a los propósitos -o a los gustos- del autor».

En todas sus páginas, el autor manifiesta su profundo humanismo, su preocupación por los problemas concretos y reales del hombre. «No acepto la idea de que la ciencia está por encima de nosotros mismos, que es un valor supremo, ante el que debemos abandonar cualquier otro tipo de consideración o justificación. Así, siempre que he podido, he buscado, para incluir en este diccionario, la dimensión moral y humana que surge en, o está asociada a, la ciencia».

Todos los artículos, que constituyen definiciones de términos o sucintas biografías de autores, son muy sugerentes. Pero algunos lo son de una forma particular. Por ejemplo, el dedicado al reduccionismo. Aquí el autor se proclama un celoso defensor de la autonomía y la independencia de las ciencias: «La química es algo más que física aplicada; la biología más que química aplicada; la psicología más que biología práctica. Para que un físico teórico intente resolver desde su disciplina problemas de la química, tiene que recurrir a ideas, conceptos, e incluso fórmulas, que han surgido de la química, entendida ésta como una ciencia caracterizada por una historia, problemas y técnicas propias. Y cuando nos situamos en los niveles de la biología o de la psicología, estos rasgos no reduccionistas son aún más marcados».

Entre los artículos dedicados a una personalidad científica, es particularmente notable el dedicado a Karl Popper, al que niega la calidad de científico. «No fue un científico, aunque en ocasiones pretendió -con escaso éxitoserlo, en los campos de la física cuántica y la biología evolutiva, sino un filósofo». Y continúa: «Si lo traigo a esta ensayística reunión es porque representa uno de los esfuerzos más notables y ambiciosos, aunque a la postre frustrados, que se han producido en nuestro siglo para acercar la ciencia a la reflexión filosófica».

En estos momentos de acaloradas y, con frecuencia, ridiculas discusiones feministas, merece la pena reseñar el artículo dedicado a las mujeres y la ciencia. En primer lugar, nos proporciona una serie de datos muy poco conocidos. Por ejemplo, que «la disciplina en la que se encuentra un número mayor de mujeres es la astronomía». Así, entre 1650 y 1720, «las mujeres constituían alrededor del catorce por ciento de los astrónomos de Alemania, un porcentaje desde luego superior al de otros países». Sobre la presunta inferioridad de las mujeres para el conocimiento científico, la opinión del autor es terminante: «No se ha descubierto, y no veo ninguna razón para que se encuentre en el futuro, ninguna característica que distinga los dos géneros de nuestra especie en lo que a su capacidad para la investigación científica se refiere».

En definitiva, lo que nos presenta el autor es una visión personal, selectiva, apasionada e intensa de la ciencia.

Alberto Miguel Arruti (1932-2011) licenciado en Ciencias Físicas, periodista y escritor; trabajó muchos años en RTVE, donde llegó a ser Director de los Servicios Informativos de TVE y RNE. También fue miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española de Comunicación Científica. Impartió docencia en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, así como en las Universidades Europea de Madrid, CEU San Pablo y Universidad Internacional de Andalucía.