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Aquellos que sientan una honda admiración por la figura de don Gonzalo Fernández de la Mora (1924-2002) no podrán sino congratularse por la reciente publicación en Biblioteca Nueva de La razón conservadora, un ambicioso estudio biográfico que Pedro Carlos González Cuevas, profesor titular de Historia de las Ideas Políticas de la UNED, dedica al injustamente olvidado político, pensador y diplomático español. González Cuevas, uno de los escasos historiadores contemporáneos que ha abordado con rigor el estudio del pensamiento conservador español en obras como Historia de las derechas españolas (Biblioteca Nueva, 2000) o El pensamiento político de la derecha en el siglo XX (Tecnos, 2005), firma en esta ocasión una completísima y penetrante biografía política que, además de estudiar exhaustiva y rigurosamente la trayectoria vital e intelectual de Fernández de la Mora, constituye una auténtica historia del pensamiento español durante el régimen del general Franco. Una época que, como se atestigua en este libro, culturalmente hablando dista con mucho de de ser el “erial” descrito con escaso rigor por algunos historiadores. La razón conservadora es una obra que rivaliza en brillantez con la biografía intelectual que González Cuevas dedicó hace algo más de una década a otro eximio compatriota, Ramiro de Maeztu, sobre cuya figura y pensamiento también pesa la damnatio memoriae que los apóstoles del pensamiento único y del pensamiento débil han impuesto a un periodo entero de la historia de España.

Es de esperar, no obstante, que la claridad expositiva y la pulcritud literaria que exhibe el autor, que en absoluto desmerece de la portentosa prosa que caracterizaba al biografiado, coadyuven a que el lector no familiarizado con la obra de Fernández de la Mora se aproxime a la figura de un hombre que, amén de ministro de Obras Públicas (1970-1974) y cofundador de Alianza Popular, fue director de la Escuela Diplomática, Consejero Nacional del Movimiento, responsable de crítica literaria en el diario ABC, fundador de la revista de pensamiento Razón Española, o redactor, junto a Laureano López Rodó, de dos de las Leyes Fundamentales del régimen de Franco: la Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958) y la Ley Orgánica del Estado (1967).

González Cuevas aborda honesta y desprejuiciadamente episodios de la trayectoria política de Fernández de la Mora que la vulgata existente en torno al franquismo y la transición política juzga simplemente inaceptables: su legitimación pragmática del Estado del 18 de julio, definido por él como “Estado de Obras”, su defensa de la “continuidad perfectiva” de dicho régimen, así como su impugnación del proceso de reforma política “de la ley a la ley” iniciado en 1976 con el nombramiento de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno. No oculta tampoco González Cuevas al lector el voto negativo de Gonzalo Fernández de la Mora, a la sazón diputado de Alianza Popular en el Congreso de los Diputados y miembro de la Comisión de Asuntos Constitucionales, a la Carta Magna de 1978, ni su crítica al subsiguiente Estado de partidos, reprobación que Fernández de la Mora expuso quirúrgicamente en obras como La partitocracia (publicada en 1977, es decir, un año antes de que se promulgase de la Constitución vigente) o Los errores del cambio (1986), ésta última convertida en un éxito de ventas. Una postura crítica racionalmente fundada que, si bien desde su abandono de la política activa en 1979 conjugó con el planteamiento de medidas concretas y viables para atajar los que él juzgaba como males de la patria, Fernández de la Mora mantuvo firmemente hasta el fin de sus días.

En estos tiempos de evidente y temeraria reideologización de la política española, donde incluso la unidad territorial de nuestro país se ve comprometida, el pensamiento culto, científico y racional de un conservador sui generis como fue Gonzalo Fernández de la Mora resulta particularmente necesario a fin de desembarazarnos de “las cosas de la política” y volver a centrarnos en “la política de las cosas”, crucial distinción que el biografiado expuso repetidamente. Confiemos en que la monumental biografía preparada por el profesor González Cuevas contribuya a levantar, si quiera parcialmente, el manto de silencio que las elites de este país, cada vez más ajenas al bien común de la ciudadanía, han tendido sobre el autor de El crepúsculo de las ideologías, es decir, sobre uno de los grandes intelectuales españoles de la segunda mitad del siglo XX.

Analista Político